Por Julio
Alejo e Isaac Terrero
El pasado
jueves 8 de los corrientes, el Ing. Hipólito Mejía ratifica su convencimiento
de que los municipios son la unidad territorial desde la cual se debe gestar el
desarrollo integral del país, en consecuencia, confirma su denodado interés en
propugnar por la descentralización administrativa del Estado dominicano,
mediante el fortalecimiento de los gobierno municipales y la distribución
equitativa de la inversión pública para que los beneficios del desarrollo
lleguen a todo el territorio nacional.
No somos muy
dados a ponderar de manera formal cuestiones positivas de personas que por la
naturaleza propia de las funciones que
ostentan en determinada coyuntura están obligadas a desarrollar. Sin embargo,
también es de conocimiento generalizado que desde el mes de mayo del año pasado
hemos cerrado filas con las aspiraciones a la presidencia de la República del
ciudadano, para nosotros municipalista, Hipólito Mejía. La situación que vive
la municipalidad desde hace unos diez años, nos obliga a justipreciar en su
justa medida los aportes que el liderazgo de Hipólito Mejía ha hecho en favor
de este importante sector, en ocasión de haber anunciado al país su decisión de
terciar en las próximas elecciones con miras a alcanzar la primera magistratura
de la nación.
Hipólito Mejía,
alcanza la presidencia de la República en el año 2000, a partir de ahí toda la
ciudadanía, incluyendo aquellas personas relacionadas con la municipalidad y
sus más implacables adversarios en algún momento han reconocido que ciertamente
no es lo mismo hablar de municipalidad antes y después de ese periodo de
gobierno. Sin duda, el presidente Hipólito Mejía estuvo influenciado por el
accionar de su líder, mentor y guía, el doctor José Francisco Peña Gómez, un
municipalista a carta cabal. Pasamos a explicar.
La primera
acción de peso tomada por el presidente Mejía en su gobierno a favor de la
municipalidad fue la descentralización de la ciudad capital mediante la Ley No.
163-01 que dividió el Distrito Nacional, creando nuevas demarcaciones
territoriales, dentro de las que se encuentra el otrora municipio Santo Domingo
Este, el más grande del país. De ahí en adelante, los primeros alcaldes y
alcaldesas de la provincia Santo Domingo recibieron todo el apoyo económico,
logístico y político para instalar sus ayuntamientos, esto llevó a la Liga
Municipal Dominicana y a la Federación Dominicana de Municipios (Fedomu) a
declararlo Padre de la Municipalidad.
En año 2001,
nace Fedomu como primer órgano asociativo de la municipalidad a nivel nacional en
el marco del derecho privado, bajo el amparo y decidido apoyo del presidente
Hipólito Mejía, quien dictó el Decreto del Poder Ejecutivo No. 398-01, de fecha
20 de marzo del 2001, otorgándole personería jurídica a dicha entidad. El
apoyo de Mejía a dicho instrumento asociativo de la municipalidad no se limitó
al referido decreto de incorporación, sino, que le facilitó el primer vehículo
y la primera oficina con que contó hasta hace poco esa organismo. En ese mismo
año, crea la Oficina Presidencial de Enlace entre el Poder Ejecutivo y los
Ayuntamientos como forma de canalizar las demandas e inquietudes de los
gobiernos locales dirigidas al Presidente de la República.
Los primero
recursos económicos a los que tuvo acceso Fedomu fueron transferidos por la Secretaría
Administrativa de la Presidencia (hoy ministerio) y posteriormente fue incluida
como beneficiaria del Programa de Apoyo a la Reforma y Modernización del Estado
(PARME), el cual fue financiado por la Unión Europea y el Gobierno Dominicano,
y del que fueron beneficiarios, además, muchos ayuntamientos del país durante
el gobierno de Hipólito Mejía. De esta iniciativa y del apoyo directo a Fedomu,
el municipalista Domingo Matías tiene amplio conocimiento. Quiere decir, que
sin esa gestión de gobierno, quizás hoy no fuese posible hablar de
asociativismo municipal.
Como si todos
esos aportes fueran pocos, Hipólito Mejía coronó su gestión en beneficio de la
municipalidad promoviendo, elaborando y promulgando la hoy conocida y tan
mencionada Ley No. 166-03 que favorece a los ayuntamientos con la transferencia
del 10% de los ingresos brutos del Gobierno, siendo la única gestión
presidencial que cumplió con esa legislación. De manera, que el presidente
Mejía no solo otorgó más recursos a los ayuntamientos, sino, que le dio base
legal sólida a la demanda de asignación de recursos económicos de la
municipalidad.
Más, aún permanecen
los recuerdos en los ayuntamientos y en la clase municipalista, incluyendo el
asociativismo municipal de los tantos y tantos equipos pesados entregados por
el presidente Mejía a los ayuntamientos. Por primera vez en la historia, los
gobiernos locales contaban con las facilidades logísticas para dar
mantenimiento a los caminos vecinales y reparar calles, acción que los hizo
independientes del gobierno central para ejercer esas competencias, sin embargo
vieron destruido ese avance cuando la gestión posterior los despojó de los
mismos para ingresarlos nuevamente a instituciones centralizadas.
Ante todo este
rosario de aportes hechos por el presidente Hipólito Mejía en favor de la
municipalidad, en los gobiernos del PLD el que más se puede destacar es el
aumento de dos mil millones de pesos entre los años 2013 y 2014 a favor de los
municipios y distritos municipales. No obstante, este aumento ha impactado
positivamente las cuentas de los
ayuntamientos de manera absoluta, y porcentualmente han sido impactadas de
forma negativa, contrario a lo que establece la Ley No. 166-03.
El pasado
jueves 8 de los corrientes, el Ing. Hipólito Mejía ratifica su convencimiento
de que los municipios son la unidad territorial desde la cual se debe gestar el
desarrollo integral del país, en consecuencia, confirma su denodado interés en
propugnar por la descentralización administrativa del Estado dominicano,
mediante el fortalecimiento de los gobierno municipales y la distribución
equitativa de la inversión pública para que los beneficios del desarrollo
lleguen a todo el territorio nacional.
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