Por Luis Aníbal Medrano S.
Tocar este tema
nunca fue de nuestro agrado, porque tenemos una visión clara de la fe en el
Divino Creador, y, aunque a veces faltamos a sus reglas dadas a conocer a
través de su unigénito Divino Rabí de Galilea, conocido mundialmente como Jesús
de Nazaret, no dejamos de pensar y actuar tratando lo más cercano posible de
cumplir con lo establecido en la Tabla de la Salvación.
Reseteando
nuestro disco duro personal y reposicionando en nuestra memoria algunos
recuerdos de nuestros primeros años con concienciaen este mundo terrenal, cuando
por convicción, inducción y admisión decidimos tomar el camino de la fe católica,
apostólica y romana, hasta que una cuadrilla de adultos en la ruta de la
obsolescencia espiritual arraigada, decretaron la expulsión de varias decenas
de jóvenes que nos conglomeramos en la bien recordada ¨Jupasapea¨, que no era
más que la Juventud Parroquial de San Pedro Apóstol, en el sector de Villa
Consuelo, una entidad surgida de la para la época pujante y combativa Pascua
Juvenil.
Esos
propietarios de la mencionada franquicia parroquial no les importó la calidad
humana de quienes componían esa agrupación juvenil, ni mucho menos de quienes
éramos vástagos, procediendo, sin mediar palabras ni aceptar apelación, a
expulsarnos de toda actividad católica religiosa generada en la Iglesia San
pedro Apóstol, tildándonos a los afectados de comunistas. Ningunos de ellos
eran más fervorosos que los desterrados, estos eran hipócritas vestidos de
religiosos, aguanteros, prestamistas, usureros, asociados en secretos con
consortes, en pocas palabras, eran unos charlatanes que usaban a Dios para sus
incorrectas e inmorales acciones.
Fruto de esa
experiencia algunos permanecieron fuera de la religiosidad. Debo confesar que
pertenecemos a una generación de muchachos buenos, no todos continuaron por los
senderos de la fe y algunos que otros se descarriaron. Los malos ejemplos
doblegaron a aquellos que no tuvieron la valentía de aceptar que la salvación
es individual.
Traigo todo eso
a colación porque en los últimos tiempos hemos visto como viene creciendo el
lucrativo negocio del pastoreo religioso protestante, esos que pensando que
están engañando a sus hermanos en la fe que le rodean, hacen y deshacen toda
clase de diablura amparado en un escudo perverso de ser propagadores de la fe
cristiana. Craso error el que cometen, se están engañando ellos mismos, al Creador
de los cielos y la tierra no se engaña, su pasaje directo a las llamas
ardientes del infierno está asegurado.
No son uno ni
dos los sectores donde la imprudencia, el irrespeto de falsos cristianos,
negociantes de la fe, han irrumpido a despojar de la tranquilidad del sector
para con sus altoparlantes llevar el supuesto mensaje de la palabra y lo que
hacen es convertirse en doctores Merengues modernos, hablando según en ellos en
lengua, cuando para hablar en lengua debe existir una conexión profunda de la
persona con las tres Divinas Personas y particularmente con el Espíritu Santo.
Estos personajes
irrespetuosos de Dios, lejos de lograr adeptos, lograr la salvación de la
población, lo que hacen es ganarse la mala voluntad de los afectados por sus
farsantes comportamientos.
A Dios sea la
Gloria, continuamoscon nuestra fe en él. Confesamos que no somos perfecto, pero
tratamos de que cuando la pelona muerte toque a nuestra puerta, nuestro pasaje
de ida sin regreso no sea directo al infierno, sino, llegar al purgatorio o
algo mejor, es por eso que no tenemos doble cara, ni doble moral, no le hacemos
mal a nadie, si no podemos dar no quitamos, hablamos de frente y combatimos lo
antinatural como fruto de la degeneración social.
Antes de
finalizar, debemos de dejar bien claro que no todos debemos de meterlos en el
mismo saco, existen millones de católicos y protestantes que actúan apegados al
fiel cumplimiento de los Diez Mandamientos.
El autor es
periodista, municipalista y político.
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