Por Rolando Robles
La pregunta me llegó como un rayo y viniendo de un experto
especialista en esos asuntos, la respuesta me pareció más que interesante,
absolutamente necesaria, por la vigencia que tiene el tema en estos momentos de
campaña electoral y debate, sobre el futuro de nuestro presidente.
Don Juan Erazo es un Enrolled Agent (EA), que es la máxima categoría
que otorga el Internal Revenue Service a los profesionales que han demostrado
tener significante conocimiento en materia de impuestos y ética, para
representar a los ciudadanos en cualquier problema relacionado con los
impuestos.
Pues, hablando con Juan, quien me confesó que la pregunta vino
originalmente de parte de su esposa, doña Denia, me he enterado de una serie de
detalles y particularidades sobre el tema de impuestos que merece ser compartida
con mis amigos lectores quienes, al igual que yo, no estamos enterados de lo
complejo que es ese mundillo de los “taxes”.
Siguiendo el hilo de esta conversación con Juan Erazo, les diré que
aquí y en casi todos los países del mundo occidental, las leyes impositivas
contemplan una seria de incentivos para beneficio de los inversionistas que
generan nuevos puestos de trabajo con sus actividades comerciales. Ese criterio
selectivo de “ayudar” a los grandes empresarios, se justifica en el hecho de
que,“mientras más gente está trabajando, menos se necesita la mano amiga del
gobierno, o sea, los llamados servicios sociales”.
Estos estímulos o ayudas -para decirlo con palabras que están de moda
en estos días de epidemia y elecciones- aunque siempre han estado disponibles
para todos, no son aplicables, por lo general, a personas que devengan salarios
bajos. Es ahí, donde se genera la expresión que ha tomado cuerpo y sentido de
propaganda electoral: “Trump pagó menos impuestos que yo”.
Siempre que puedan -y las leyes se lo permitan- los empresarios y
personas con altos ingresos económicos, toman ventajas de estas singularidades
del sistema, y ciertamente, hay ocasiones en que deben pagar mucho menos
impuestos de los que corresponderían a un periodo fiscal enparticular. En el
caso que nos ocupa, lo que pudo haber sucedido es que Donald Trump, o cualquier
otro empresario, haya reclamado pérdidas registradas en periodos pasados y que
“la ley se las reconoce y pueden ser aplicadas en subsiguientes periodos
fiscales”.
Hagamos un esquema más entendible, únicamente para ilustración de los
lectores. Digamos, por ejemplo, que: “en un año, o en años anteriores, Trump
registró “ganancias negativas”, o sea, pérdidas, y al juntarlas con las
“ganancias reales” que logró en un año posterior. El balance entre lo ganado
ese año y lo perdido antes, puede arrojar una sumatan insignificante, como para
pagar los 750 dólares que dice un periódico, fue todo lo que pagó el presidente
enel año 2016. Aquí, evidentemente, se nota un manejo político del asunto.
Hay otra arista de este intrincado problema que Juan nos presenta
-siempre en interés de explicar- y que nos esclarece. Él sostiene que: “no
tiene el mismo efecto impositivo para una persona que gana sobre los cien mil
dólares, hacer una donación de un automóvil cuyo precio es de cinco mil
dólares, como el que tiene para otra persona que sólo gana treinta mil dólares
de salario y hace la misma donación
El ciudadano que recibe mayor salario tiene más rejuegos dentro del
marco legal, que el que devenga un salario mucho menor. Por supuesto, ello no
lo autoriza a violar las leyes impositivas, pero, siempre tiene mayor margen
para aprovecharse de los recursos previstos en dichas leyes.
En otro orden, me aclara Juan Erazo, que él no ha visto las
declaraciones de impuestos de Trump, pero, se presta a hacer estas precisiones,
en virtud de su profesión y que no le mueve interés político alguno. Y yo le
agrego que, igual sucede conmigo, y es saludable que las personas con calidad y
autorización técnica arrojen luz sobre estos asuntos, para conocimiento de toda
la comunidad.
Abordando otro aspecto, el reconocido profesional nos trae un
escenario muy conocido por todos. En la calle se escucha decir a una persona:
“a mí me sacan muchos taxes”, pero esa persona no sabe desglosar que, de esos
taxes, hay partidas que son ahorros diferidos, los cuales le serán devueltos a
la edad del retiro.
Por ejemplo, del salario sujeto a impuestos, si eres un empleado que reportas
por medio de una forma W2, te descuentan un 6.20% para el Seguro Social
(limitado a 137,700 dólares para el año 2020); y un 1.45% para el Medicare, o
sea un 7.65% para estos dos renglones y el patrón tiene que aportar otro tanto
(7.65%).
Ahora bien, si eres un empleado por cuenta propia (Selfemployed), como
eres “tu propio patrón” la tasa combinada de Medicare y Seguro Social que debes
pagar es de 15.30%, el doble de lo que te descontarían si trabajaras para una
empresa. Aquí se presenta un grave problema para nuestra gente que trabaja
informalmente, o sea, por su cuenta.
En sentido general: no tenemos claro el concepto de negocio en que
estamos envueltos (somos empleados propios). Pocos llevamos los registros
contables y tampoco hacemos los aportes estimados cada tres meses y ésto genera
un gran inconveniente al momento de hacer las declaraciones anuales, porque creemos
que pagamos “demasiados impuestos”.
Definitivamente, nuestra comunidad no entiende o no acepta que, como
dijimos antes, cuando usted trabaja por su cuenta, tiene que aportar al Seguro Social
y al Medicare un porcentaje (15.30%) de sus ingresos taxables. Si usted no lo hace,
cuando llega la edad de retiro, obtendrá beneficios insuficientes para un sostenimiento
digno.
Ya para terminar y luego de oír las magníficas explicaciones de don
Juan Erazo, solamente quiero agregar que, en este problema sobre las
indelicadezas que un sector específico de la prensa le atribuye al presidente
Trump. En relación con este polémico asunto, ningún profesional del área se ha
ofrecido a hacer las aclaraciones técnico-legales quela comunidad necesita.
Tal vez ésto sea una muestra de la timidez que embarga a nuestra gente
cuando se trata del debate público y, por tanto, una debilidad o falencia que
padecemos y que nos limita para insertarnos en esta nación como ciudadanos de
primer nivel.
¡Vivimos, seguiremos disparando!
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