Por JUAN T H
Seré la
excepción que confirma la regla, pero yo, no quiero Pacto Fiscal; es decir, no
quiero cuchillo para mi propia garganta. El Pacto Fiscal del que tan
elocuentemente hablan los funcionarios del gobierno y sus bocinas de prensa, no
me benefició antes, ni me beneficiará ahora. Entonces, ¿por qué debo quererlo
si lejos de ayudarme a resolver mis problemas, me los agravará?
El vocero
del gobierno, Roberto Rodríguez Marchena, en una participación teatral en un
programa de televisión, dijo que si los ciudadanos queremos más seguridad
debemos pagar más impuestos porque la presión tributaria es muy baja y se
necesitan más recursos, al tiempo de explicar cómo está distribuido el
presupuesto nacional.
No habló
-¡claro que no!- de racionalizar el gasto, de hacerlo transparente eliminando
las botellas (gente que cobra sin trabajar) en un Estado hipertrofiado,
convertido en un instrumento patriarcal y clientelar que sirve para enriquecer
a dirigentes del partido oficial, insaciables y voraces, que no pueden justificar
el origen de sus respectivas fortunas.
Según la
lógica de Marchena, los ciudadanos debemos pagar nuestra seguridad con más
tributos al Estado para una policía mejor pagada, equipada y entrenada. Ocurre
que el Estado dominicano funciona bien con 200 mil empleados públicos, la
mayoría no da un golpe ni de barriga. Solo hay que eliminarlos de la nómina.
Pero
además, ¿para que pagar más impuestos? ¿Para qué se los roben en vez de
retribuírmelo en calles asfaltadas, salud, educación, viviendas, agua potable y
electricidad, entre otras obras de interés público?
¿Pagar más
para enriquecer dirigentes del Comité Político, el Comité Central y aliados?
¿Más impuestos para la compra de vehículos de lujo, yates, torres monumentales,
villas y helicópteros de funcionarios? ¿Pagar más para las cirugías estéticas
de las amantes y de las chapeadoras? ¿Pagar más para mantener las escoltas
policiales y militares de ministros, viceministros, sus esposas, hijos, padres,
hermanos, cuñados, primos, amigos y amantes?
¿Más
impuestos para enriquecer a los ricos con exenciones millonarias? ¿Más
impuestos para cubrir las evasiones fiscales y los contrabandos?
¿Acaso la
corrupción no le cuesta al país entre el 4 y el 5 por ciento del Producto
Interno Bruto todos los años, según establecen organismos internacionales, el
equivalente a 140 o 150 mil millones de pesos? ¿Por qué Marchena y las demás
bocinas del PLD y el gobierno no proponen desmontar esa excepcional suma de
dinero para invertirlo en obras de bien social? ¿Por qué no hablan de meter a
la cárcel y despojar de los bienes robados a los funcionarios corruptos?
Al
contrario, lo que hace el gobierno a través del Ministerio Público, en
cooperación con jueces y abogados, es excluir de los expedientes a los
principales acusados de prevaricación, como ocurrió con la Oficina Supervisora
de Obras del Estado y Félix Bautista, entre otros.
¿Pagar más
impuestos para francachelas, viajes al extranjero en primera clase, en jets
privados, para fiestas y orgías sexuales, y de otra naturaleza? ¿Pagar más
impuestos para cubrir el déficit dejado por la campaña electoral que costó más
de 50 mil millones de pesos como se hizo en el 2012 que Leonel Fernández, para
imponer a Danilo Medina creó un déficit de 200 mil millones de pesos que luego
tuvo que pagar el pueblo con su pobreza y su miseria material y espiritual?
La foto
publicada por el periódico Hoy el pasado jueves de Danilo con Félix Bautista,
sonrientes y felices como viejos amigos y socios, habla más que todas las
palabras, de burlas, engaños y mentiras de un sistema político putrefacto.
Marchena,
¿sabes contar? ¡Conmigo no cuentes!
Y ojalá que Marchena, es decir el gobierno, tampoco
cuente con la oposición política, para la firma del Pacto Fiscal. ¡Qué lo firme
Danilo, Leonel, Félix Bautista, Miguel Pimentel Kareh, José Ramón Peralta,
Reinaldo Pared Pérez –Pechito-, Monchy Rodríguez, los hermanos Florencio de la
OISOE y el propio Marchena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .