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lunes, 27 de junio de 2016

El Rio Fula, el tesoro descubierto de Bonao


Por Luis José Chávez

Para muchos de los que transitamos con cierta frecuencia por la autopista Duarte, el nombre del Río Fula es una especie de misterio, un lugar que tarde o temprano deberíamos visitar.

Como sucede con la mayoría de los lugares turísticos del país, el balneario del Río Fula no tiene una buena señalización para orientar a los visitantes. Su entrada está ubicada a unos cuantos kilómetros de la ciudad de Bonao, a mano izquierda rumbo a La Vega.

El trayecto es de unos cinco kilómetros por una carretera recién reconstruida, bordeada en casi toda su extensión por viviendas, colmados y algunos negocios de diversión. 

La sorpresa para cualquier nuevo visitante, por lo menos un domingo o día de fiesta, es la enorme cantidad de gente que ocupa los lugares habilitados como balnearios en el Río Fula. También existen restaurantes y bares donde se puede comer bien, compartir un trago y disfrutar nuestros ritmos musicales. 

Muchas personas se colocan en la orilla, donde instalan mesas para compartir en grupos, pero otras simplemente se ubican dentro del río, donde se sientan en sillas plásticas mientras conversan o se toman sus tragos en ambiente de sana alegría. 

Conocer el Río Fula y no meterse en sus aguas frescas y cristalinas en medio del calor de estos días, crea en uno la sensación de que ha visitado el paraíso pero no lo ha conocido. Prometo, por lo tanto, que volveré con sillas plásticas y en pantaloncitos cortos para meter mis pies en las aguas del Fula.



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