Por
Miguel Ángel Cid Cid
El principal
modelo de gestión municipal del Partido de la Liberación Dominicana, en
Santiago, lo constituye la administración de José Ramón Fadul en el cuatrienio
1990-1994. De hecho, es la única gerencia de los peledeistas de la ciudad. Los
aportes de aquella dirección todavía gravitan en la dinámica política local.
Desde
esa campaña de hace un cuarto de siglo, Fadul se hizo acompañar de un equipo de
peledeistas con vocación de servicio y alguna que otra experiencia en asuntos
municipales. En apenas unos días después de ser declarado ganador, constituyó la
Comisión de Transición, cuyos integrantes pasaron automáticamente a ser
funcionarios del ayuntamiento.
Una
vez asumido el gobierno, Monchy Fadul dedicó espacio en su agenda para conocer
otras experiencias municipales fuera del país, práctica que mostraba su
voluntad de realizar un buen gobierno. Pero también se agenció la cooperación
de actores claves de la provincia.
En
esa tesitura, el Turquito, como también se le conoce, fue uno de los principales
impulsores del Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago. Con el apoyo
del Lic. Rafael Emilio Yunén, un prestigioso geógrafo, académico y funcionario de
la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Santiago se convirtió en la
primera ciudad del país en tener un plan de desarrollo de larga miras. Y sobre
todo con los actores sociales pertinentes, todos a una mirando la misma página.
Todo
esto viene a cuento porque el recién electo alcalde, Abel Martínez, se ha
limitado a colocar vallas publicitarias dándole gracias a la población por
haberlo elegido intendente de Santiago. Como si después de su costosa campaña,
aún le queda presupuesto para soltar dinero a manos llenas. Sin embargo, es
justo aplaudir su integración a las jornadas de recolección de basura, después
de que el Ministerio de Medio Ambiente declarara la ciudad en estado de
emergencia. Lo cual envía un mensaje esperanzador: que es capaz de coordinarse
con otras instancias del gobierno nacional. Si así ocurre, por ejemplo, con
CORAASAN, institución especialista en romper calles recién asfaltadas, el
pueblo lo aplaudirá.
Ahora
bien, dar a conocer su equipo técnico que trabajará en los detalles del cambio
de mando, no implica postergar el saneamiento de la urbe. Esta preocupación me
condujo a consultar algunos de los dirigentes morados en la zona.
Como
me lo temía, sus respuestas coincidieron en que “nosotros no conocemos nada
sobre el posible equipo municipal de Abel. De hecho, ni siquiera nos hemos
juntado después de las elecciones.” La confesión la hicieron en tono neutral y
no pude descubrir su estado real de ánimo.
Tal
parece que Martínez Durán no tiene en sus planes apoyarse en los veteranos técnicos
municipales del PLD en la provincia. Algo que de ocurrir, se convertiría en su
primer error político. Porque no hay peor cuña que la del mismo palo.
Santiago
requiere dirigentes capaces de limpiar la ciudad, iluminarla, hacerla segura y
de relanzarla camino al progreso. Si Abel Martínez quiere constituirse en una
reserva política del país, deberá seguir los pasos del Monchy Fadul síndico, quien
fue un buen gestor municipal.
Miguel Ángel Cid
Twitter:
@miguelcid1
8 junio 2016
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