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Por Miguel Ángel Cid Cid
Conocer a Dagoberto Tejeda no se limita simplemente a saber sus datos
históricos. Éles un ser humano consumado. Sus investigaciones no reflejan la
cronología pura y simple de los hechos, sino que son la interpretación de lo
complejo,lo cual Tejada transforma y transmite en forma simple. Es un
intelectual que no se aferra al limbo de las ideas, sino que nunca abandona su
condición de persona de carne y hueso con sentimientos a flor de piel. A veces
deja deslizar las lágrimas por su mejilla ante la presencia del dolor humano y
la pobreza extrema de nuestras comunidades.
Trabaja aspectos sobre la magia como respuesta a lo desconocido y el
surgimiento de la religión y la religiosidad como expresión de la búsqueda de
la espiritualidad individual y colectiva.Concibe el sincretismo como aportes de
conquistadores-colonizadores, elementos del africano esclavizado y creencias
del mundo indígena autóctono.
Dagoberto es asesor Nacional de Folklore del Ministerio de
Cultura. Ha desempeñado las funciones de
Presidente de la Comisión Nacional de Carnaval, Director Ejecutivo de la
Oficina de Educación y Planificación de la Facultad de Ciencias de la Salud y
Director del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo.
Entre sus libros publicados pueden agregarse“Cultura Popular e
Identidad Nacional”, “Maná un Movimiento Mesiánico Abortado”.Es coautor del“Almanaque
Folklórico Dominicano”, de “Religiosidad
Popular y Psiquiatría”, de “Carnaval y Sociedad”, de “Los Cocolos de Nadal
Walcot”, de “Introducción al Chamanismo”, del “Calendario Folklórico Dominicano”
y del “Carnaval Popular Dominicano” (Premio Asociación de Críticos de Arte,
2008).
Ha sido distinguido por la Academia Dominicana de Ciencias, en cuya
sede se exhibe la “Muestra Permanente de
Religiosidad Popular Dominicana” que lleva su nombre. La Universidad
Autónoma de Santo Domingo le dedicó su sede de la Oficina de Educación y
Planificación, en la Facultad de Ciencias de la Salud.
Reconocido por el Senado de Puerto Rico; el Ayuntamiento de Lamartein,
Guadalupe; la Casa de África Fernando Ortiz, de la Habana; la Oficina
Panamericana de la Salud. Así como también recibió distinción de la Cámara de
Diputados y los Ministerios de Turismo y de Cultura de nuestro país.
Han reconocido sus aportes en el ámbito local los Ayuntamientos de
Baní, Cotuí, San Francisco de Macorís, La Vega, Río San Juan y Navarrete; la
Asociación de Cronistas de Arte, Asociación de Críticos de Arte, Casa de Arte
de Santiago, el Club Cultural de Los Mina, las uniones carnavalescas de La
Vega, Cotuí, San Juan de la Maguana, Navarrete, Baní, Bonao, Salcedo, Dajabón, Barahona,
Cabral, Puerto Plata y Azua.
Conocedor de todos los carnavales celebrados en el país, estudioso de
las costumbres locales, un mundo que disfruta como ser humano.
Las fronteras no han limitado el brío hiperactivo de este hombre sin
límites y de energías desbordadas. Medio mundo es testigo de la labor tesonera
de Tejeda Ortiz, promoviendo el carnaval y las tradiciones dominicanas.
Podría decirse con propiedad que Dagoberto al paso del tiempo
rejuvenece. Es como Joaquín Sabina, cuanto más años, más rebelde. La vejez
suele volvernos parcos, lentos, conservadores, como afirman los especialistas
de la conducta. Conforme al cantautor argentino Alberto Cortez es “La
vejez, la más vieja de las dictaduras”, pero parece que Tejeda Ortiz no
admite dictaduras ni yugo que lo aten. Su vida callejera, su marcha a
contracorriente, y los pliegues de sus arrugas son un dibujo al carbón de las
energías revolucionarias y transformadoras de la juventud eterna.
Este amplio historial convierte aDagoberto Tejeda Ortiz en un
personaje que ha sido capaz de cerrar el círculo que pasa de lo local a lo
nacional y se expande hasta lo global, pero siempre regresando él, en persona,
alos senderos angostos del barrio, del campo, del batey. Esta condición
consagra a este gran dominicano como un ser capaz de conjugar a la perfección
lo humano, lo intelectual, lo artístico, que pasa de lo pequeño a lo grande, transformándose
en el proceso, en un ser inmenso y excepcional.
Miguel Ángel Cid
Twitter:
@miguelcid1
4febrero 2015
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