Por Patricia Arache
@patriciarache
Satisface sentir la ocupación de parte
de las autoridades dominicanas para delinear políticas dirigidas a una mayor y
mejor atención a la salud mental de las personas.
Desde hace tiempo, especialistas de la
conducta y el pensamiento humanos han advertido sobre un acelerado deterioro de
la salud mental, no solo en República Dominicana, sino en todo el mundo,
atribuido, en parte, a efectos de la pandemia del coronavirus y su COVID-19.
Sectores profesionales han mantenido “el
grito al cielo” frente a la virtual negligencia de quienes tienen la
responsabilidad constitucional e institucional de velar por la salud de las
personas, sin limitar las áreas de atención.
Resultó muy esperanzadora la reunión del
equipo del Gabinete de Salud del gobierno, que encabeza Luis Abinader, para
abordar las preocupaciones provenientes de la casi total falta de atención a la
salud mental en este país, por cuyas calles, a diario deambulan decenas de
personas con trastornos, sin ninguna asistencia.
La reunión del Gabinete de Salud, en la
que participó la primera dama de la República, Raquel Arbaje, funcionarios de
distintas áreas socioeconómicas y administrativas y, por supuesto, las
autoridades de Salud Pública, fue realizada en el marco del Día Mundial de la
Salud Mental, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10
de octubre de cada año.
En esa reunión, el gobierno dio a
conocer estrategias que, a todas luces, permitirán una nueva mirada, un nuevo
enfoque del manejo de la salud mental de las personas e, incluso, unas mejores
ponderaciones de los ambientes y las realidades que las rodea.
Tiene razón la primera dama cuando
estima que existe un descomunal desconocimiento sobre la salud mental en el
país, que debe ser combatido.
“Cuando
hablamos de salud mental no estamos hablando de enfermedades, sino de bienestar
emocional, psicológico y social en todas, absolutamente todas las etapas de
nuestras vidas; es decir, desde la niñez hasta la ancianidad”.
Los especialistas han señalado que la
salud mental se relaciona con la forma en la que pensamos, sentimos y actuamos
en todos los aspectos de la vida, pero también revela la forma en la que se
maneja el estrés, la capacidad para la toma de decisiones y hasta el nivel de
relación que se mantenga con los demás.
Significa, entonces, que toca a todos y
no discrimina a nadie, por lo que el tema de salud mental debe ser una
responsabilidad de todos, por el bienestar de las familias y de la sociedad, en
su conjunto.
Lo peor es que las causas que generan
trastornos mentales, de acuerdo a los estudios, constituyen prácticamente el
pan de cada día de sociedades en las que, como la dominicana, persisten
factores socioeconómicos que la sustentan.
Los genes e historia familiar; experiencia
de vida, como el estrés o si ha sufrido de abuso, en especial durante la
infancia; desequilibrios químicos en el cerebro; lesión cerebral traumática; exposición
de una madre a algún virus o productos químicos durante el embarazo; consumo de
alcohol o drogas; enfermedades, como el cáncer; tener pocos amigos y sentirse
solo o aislado, son causas que afectan la salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
citaba en el año 2017 que en República Dominicana el 4.7% de la población presentaba
trastornos depresivos, mientras que un 5.7% mostraba trastornos de ansiedad. Todo
esto antes del muy lesivo COVID-19.
Si se suman ambos trastornos, el impacto
a la salud mental de los dominicanos rondaba solo con esos dos diagnósticos,
más del 10% del total de la población. ¡Eso es mucho, muchísimo!
Por eso, valoro en toda su dimensión la
estrategia que busca la ampliación de la Red de Salud Mental, en el país y,
optimista como soy, no pierdo la esperanza de que el proceso de atención vaya
más allá, porque falta.
Es
necesario también lograr que las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS)
incluyan en sus catálogos de servicios la atención a la salud mental, que no lo
hacen, lo cual refleja una de las muchas deficiencias e injusticias que exhibe
el actual modelo de “seguridad social” contra los ciudadanos.
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