Por Patricia Arache
@patriciarache
“Lo que espero es hacer una campaña
decente, civilizada, que fortalezca la democracia dominicana. Ese es nuestro
deseo”. Esta excelente proclama-compromiso que hace Luis Abinader Corona,
presidente de la República y casi inminente candidato presidencial del Partido
Revolucionario Moderno (PRM) y aliados, Luis Abinader Corona, debe ser
valorado.
Satisface que desde el pedestal político gubernamental, en la voz del
primer mandatario de la nación, sea externada esa voluntad, en torno a la cual
ha girado la expectativa de los electores, desde los inicios mismos de nuestra
todavía incipiente democracia.
No cabe dudas de que el presidente Abinader está en sintonía con la
histórica necesidad de “adecentar” el ejercicio político partidario, cuyas
pasiones suelen desbordarse, sin límites, en las campañas electorales.
Esos desbordamientos provocan todo tipo de cuestionamientos y rechazos por
parte de la población y se han convertido en caldo de cultivo para que personas
con niveles, calidades y cualidades adecuadas prefieran abstenerse de
participar en actividades político partidarias, independientemente, de la
vocación de servicio, disposición y deseos que puedan tener para ello.
La gente quiere modos distintos de hacer las cosas y el adecentamiento de
la actividad político electoral, constituiría un importante escenario para la
demostración de que no solo el presidente Abinader ha asumido el compromiso y
el deseo de que así sea.
Una golondrina no hace verano y, obvio es, en vano sería que solo uno de
los múltiples actores del espectro político electoral, asuma esa línea, aunque
por su posición de presidente de la República tiene el mayor peso en ese sentido.
Los miembros del Partido Revolucionario Moderno (PRM), que lidera Abinader,
y sus aliados, deben alinearse en el mismo lado en el que se ha colocado el
mandatario e inminente candidato presidencial 2024-2028, para que su compromiso
y deseo, pueda surtir efecto.
Pero, también, debe hacerlo la oposición política, cuyos principales
partidos están encabezados por figuras de alto relieve nacional e internacional
que, además, han tenido la oportunidad de ocupar en más de una oportunidad la
Jefatura del Estado.
Concomitantemente con el compromiso que deben asumir los partidos políticos
y sus dirigentes y militantes, por la decencia de la campaña electoral, todos,
todos, sin que tenga que mediar ninguna firma de acuerdo, a los que yo nunca le
he tenido confianza, deberían empezar a pensar y a actuar en forma diferente.
Parece que es difícil para algunos asumir el concepto atribuido, en forma
errónea o no, a Albert Einsten, de que “locura es hacer lo mismo una y otra vez
y esperar resultados diferentes”. Es como si se pretendiese llenar de agua o
cualquier otro líquido un barril sin fondo.
La sociedad dominicana debe evolucionar hacia estamentos de crecimiento y
desarrollo institucional, en torno a los cuáles en los últimos tiempos, ya se han
hecho pininos. Empero, falta mucho más por hacer.
Cualquiera que aspire a un país inclusivo, organizado, desarrollado y
creciente estará de acuerdo con el presidente Abinader sobre la necesidad de
que la campaña electoral sea “decente, civilizada y que fortalezca la democracia”,
por el bien y para el bien de todos. ¡Lo apoyo, presidente!
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