Por Miguel Ángel Cid Cid
En consecuencia,
las revelaciones --si las hay-- cuentan con la anuencia de Valentín.
Pero, decir que
el exsenador emprendió la huida cuando los morados menos lo esperaban, el
permiso sobra. Que la salida representa un golpe contundente para el Partido de
la Liberación Dominicana. Que el leñazo se sintió igual o más fuerte que el que
propinó Leonel Fernández en 2019.Que el éxodo iniciado por el expresidente se
congeló –a poco más de dos años-- y Valentín lo renovó. Que, además, le trazó
nueva ruta a los peledeistas descontentos…
No. La venia no es necesariaen estos casos.
Razones posiblesde
la renuncia
El libro Los
movimientos sociales dominicanos en el siglo XXI, arroja luz sobre la génesisdelescapede
Valentín –autor del texto-- del PLD. El libro es una crítica amarga alapráctica
política de la cúpula morada. Pero, hará falta, además, escarbar la historia de
su militancia política, tan ascendente como traumática.
En la campaña
electoral de 2006, Julio Césarteníaen un puño la candidatura a senador por la
provincia de Santiago. Exhibía números para ganar cómodo. Leonel Fernández, entonces
presidente del país,se la arrebató para favorecer a Francisco Domínguez Brito. Él,
Valentín, debió conformarse con repetir como diputado.
Parece que para Brito
ganar la senaduría, Julio Césardebía estar en la boleta congresual
Él quedo
haciendo “bembitos”.Quisieron contentarlo con la presidencia de la Cámara de
Diputados por un año. Pero,con el apoyo de sus amigos-colegas duró cuatro años
en el cargo.
Luego, el
valiente, como le dicen sus seguidores, consiguió el deseado puesto de senador.
La élite purpura le prometió un año en la presidencia del Senado. El acuerdo se
fue a pique. Julio César es insistente, repitió en el cargo para el periodo
2016-2020 y, entonces, se renovó el acuerdo anterior.
Con todo, el
difunto Reinaldo Pared Pérez se llevó la presidencia del senado a la tumba.
Por otro lado, pregúntese,
¿cuántos dirigentes del PLD podían ser encartados en el expediente de
Odebrecht? La lista seria larga. Pero se antojaron de Julio César Valentín y
algunos más. A pesar que, el difunto citado confesó haber nadado en el lodo sin
enlodarse.
Y para colmo, en
la Consulta Ciudadanareciente el partido escogió como candidato a la
presidencia a Abel Martínez, un persecutor feroz de Julio César.Aunque,
Valentín lo veía siempre como un compañero de lucha. Parece que, recoger el
vino derramado de lacopaserá imposible.
Con el
expresidente Danilo Medina compartiendo su liderazgo con Abel Martínez, cabe preguntarse:
¿Podrá Valentín
y sus seguidores soportar la intolerancia y la animadversión en crecimiento?
Todo indica que,
el exsenador llevaba tiempo cambiando de carril para romper el cuello de
botella.
Ni estoico que
fuera.
Favorecidos-afectados
Zarpar del barco
morado perjudica, en primer lugar, a la organización peledeista. Segundo, a la
candidatura presidencial de Abel Martínez. Candidatura que pasó de estado
sólida a líquido.
Leonel Fernández
y la Fuerza del Pueblo cubren dos basesen el juego, babean por Valentín en el
cuadro y en el bate.
Pero, quizás, el
PRM esel único en conectar bateo y corrido en este juego.Se ve a leguas que laescapadaallana
el camino de la reelección de Luis Abinader.
¿Para dónde va
Valentín?
Se presume que un
segmento cree que Valentín va para la Fuerza del Pueblo.Otros, en cambio, les
gustaría observar que será candidato por el PRM a alcalde de Santiago. Pero no. Una u otra decisión sería contradecirse
a sí mismo.
Valentín
Jiminián dice: “las élites deben implementar un cambio de modelo en la forma en
que se comporta la política”. Y reitera,
“Es hora de innovar en todos los sentidos”, (Los movimientos sociales
dominicanos en el siglo XXI).
El dirigente politico cree en la innovación. Cree en la política como un ejercicio ético. En tal
sentido, aspira formar una organización política basada en la justicia social,
la democracia, la tolerancia y la solidaridad hacia los sectores más
vulnerables.
La organización podría llamarse --si la Junta Central Electoral no objeta--Justicia
Social. En coherencia, pretende ser diferente del resto de los partidos
políticos. Pasarían a
engrosar el movimiento Latinoamericano de partidos progresistas. Un hibrido
entre la corriente socialdemócrata y la centroizquierda.
Cabe aclarar que,
ser diferente no implica cerrar las puertas a posibles alianzas coyunturales o
estratégicas. Enclaustrarse seria el peor de los errores.
Pero es indiscutible que, Valentín quiere marcar distancia –no del PLD—
sino del montón, en el cómo hacer política. Mudarse en casa propia es un derecho de todos, Julio
César Valentín no es la excepción.
Con todo, la
trocha abierta por Valentín parece conducir a una nueva trinchera que sirva de
refugio a los peledeístas descontentos. Ofrece al país político una agrupación
liberal y progresista. Un partido capaz de dialogar con el pueblo movilizado.
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