POR ROLANDO ROBLES
Hay quienes piensan que El Pachá es un simple personaje interpretado
por Frederick Martínez; y puede que tengan razón. El que compara el
comportamiento público del joven comunicador fuera de cámaras y los constantes
desafíos al comedimiento y la lógica que hace El Pachá, concluye que hay un
evidente desdoble de la personalidad evidenciado por ambos sujetos.
De hablar pausado y sin estruendos, Frederick ha sido capaz de
mantener -dentro de los predios del “sentido común”- las escasas y muy breves
conversaciones que hemos sostenido durante los últimos veinte años. El conocido
diseñador gráfico, Fremio López, hoy de retirada y residiendo en Santiago, RD,
nospresentó, a comienzos de siglo, en su antiguo negocio denominado Sephia
Printing, en Uptown Manhattan.
Conversamos, como ya les dije, durante unos minutos y nunca pude disimular
con éxito la sorpresa y asombro que me
causaba ese muchacho a quien yo suponía era poco menos que un “perfecto loco de
atar”, si me guiaba por los pronunciamientos que hasta el momento había
escuchado de él.
El caso es que desde ese momento comprendí que Frederick simplemente
“actuaba” al ponerse el traje de El Pachá. Claro, eso no significó nunca, que
yo apoyara las salidas, por lo general sensacionalistas y descontroladas,
estrambóticas y muy ruidosas, que en ocasiones llegan a ser ofensivas y hasta
insolentes, a las que nos tiene acostumbrado el personaje en cuestión.
La nota edulcorante de esta absurda, pero rentable farsa que
representa El Pachá, lo constituye el hecho de que Frederick Martínez siempre
está envuelto en alguna labor altruista y de contenido humanista. Miles de
personas han encontrado solución a sus problemasmás apremiantes, al influjo de
la creatividad de este extrovertido genio del desparpajo.
Pero no todo es espontaneidad y aparente logorrea en el show que monta
El Pachá, a veces se percibe la “intención dirigida”; el aliento de un mensaje
de alguien que quiere difundir alguna idea inconfesable a través de este “loco
manso”, que entre otras luces, tiene el
encanto de siempre ser perdonado por los dominicanos, no importa las sandeces
que predique.
Sin embargo, en esta oportunidad, quiero llamar la atención de los
lectores sobre otro aparente caso de “locuacidad desbordante” de nuestro comediante.
Pero, cuidado, esta vez el chistecito de El Pachá no es tan inofensivo como
suelen ser sus cotidianos y sorpresivos “destapes”. En esta ocasión, él actúa
como vocero -no sabemos si pagado- de un sector que está muy preocupado por el
rumbo que toman las investigaciones del Ministerio Público en este Gobierno del
Cambio.
Hará cuestión de un par de semanas, en el programa sabatino “Pégate y
Gana” con El Pachá, en la sección “Así Piensa Frederick Martínez, El Pachá”, el
productor hizo lo que se puede entender como una defensa del pelotero Sammy
Sosa que, está siendo investigado por presuntos vínculos con imputados que han
sido acusados de algunos delitos graves relacionados con la denominada
“Operación Anti-Pulpo”, un entramado de desfalco al Estado y lavado de dinero,
cuyo acusado principal es Alexis Medina.
Pero El Pachá no defiende a Sosa porque crea que sea absolutamente
inocente sino, porque considera que la exestrella del beisbol está “por encima
del bien y del mal” y que al país no le conviene enjuiciar a una “gloria
nacional” porque se perdería hasta el orgullo nacional si resultara acusado
formalmente. Este razonamiento, tan avieso como podría ser no intervenir a un
paciente grave por temor a que se muera, se esgrime en una época en que el país
entero demanda transparencia en el manejo del Estado.
Por lo singular del momento es que creo, que la defensa de El Pachá a
Sammy Sosa no es tan “espontanea” como debiéramos suponer sino mas bien, muy
“bien motivada” y quién sabe si “por encargo”. Personalmente espero que Sosa,
mas allá de lo infausto de su deseo de cambiar el color de su piel, pueda
demostrar que no tiene nada que ver con la trama criminal. Es que de verdad,
duele ver caer un ídolo, aunque ya él lo haya intentado por sí mismo, renegando
de su linaje.
Hasta este punto, el asunto de Sosa es puramente personal y nada
podemos hacer, ni tampoco tenemos derecho a hacer, si él cree que la realidad
de su origen étnico es un lastre para su personalidad y que por ello no siente
orgullo por sus antecesores; pero, de ahí a verlo tras las rejas, hay un gran
trecho y resultaría tan conmovedor como desastroso. Aunque, puede que El Pachá
tenga algo de razón y si el estelar jonronero resultara culpable, nos “joderíamos
todos”, pero, solamente por la vergüenza, y de manera temporal.
Cuando Frederick Martínez cumpla su promesa de meterse un tiro en la
cabeza si lo peor sucediera con Sosa, recuperaríamos el balance emocional,
compensando una gran pena-la culpabilidad de Sosa- con el júbilo causado por la
salida definitiva de los escenarios de El Pachá. Una sería de cal y la otra de
arena, como piensa la gente.
Mientras tanto, perdónenme el humor negro y el cierre tan informal;
pero, pidámosle a Luis Abinader que no haga caso del pedido de El Pachá, su
compromiso es con el país entero; y su meta, reducir al mínimo la corrupción y
eliminar la impunidad, al menos en su primer período. Mientras, el Ministerio
Público debe ser aún más independiente.
¡Vivimos, seguiremos disparando!
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