Por Altagracia Salazar
Víctor Gómez Casanova gastó un promedio de 3,107 pesos diarios en comida
durante los cuatro años en que dirigió Autoridad Portuaria. En combustibles
gastaba una media de 1,073 pesos. Y en otras minucias que incluyen cines, gas
licuado, hoteles y gastos hospitalarios otros 1,207 pesos al día. Todo pagado
con la tarjeta corporativa de autoridad portuaria.
El ejercicio de dividir 7.7 millones de gastos de su tarjeta entre los 1,430
días que estuvo dirigiendo la entidad. Y eso es solo en pesos, en dólares gastó
104 mil que a la tasa de ese momento supera los 5 millones de pesos pero como
yo no sé cuantas veces salió del país no puedo establecer un promedio.
Lo de la tarjeta no es la parte más grave de la auditoria que establece un
pago irregular de 311 millones de pesos en nominillas pero es la muestra de
cuando el Estado deja de cumplir su función para convertirse en botín de
guerra.
El dispendio de fondos públicos para uso personal se agrava cuando el mismo
funcionario deja de pagar la seguridad social en beneficio de sus trabajadores
por un monto que duplica su propio gasto personal. O sea todos los trabajadores
de la APD generaron un gasto de seguridad social de 22 millones de pesos y Gómez
Casanova gastó 12 pero el de los trabajadores no fue pagado.
Hay vehículos y armas desaparecidos, impuestos no pagados y una sarta de
irregularidades que le tocará a un juez determinar cuántas se convierten en
delitos.
La verdad es que yo le tengo pena a la Procuraduría General de la República
porque no hay manera que alcancen sus recursos para enfrentar no solo el
dispendio. Ayer junto a la denuncia contra Casanova se sometió al director del
Laboquidóm por otros 200 milloncitos. Y los medios consideran este último caso
tan chiquito que apenas lo mencionan.
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