Por Altagracia Salazar
La vicepresidenta dijo que fue un sabotaje y la guardia que fue un
accidente. La diferencia no es rara porque entre militares hay un espíritu de
cuerpo que ha garantizado impunidad desde hace seis décadas.
Intentar atribuir el cese de operaciones de un aeropuerto por cinco horas a
un percance baladí es como decir que este país es menos que monte y culebra.
Pero algunos lo prefieren a la posibilidad de investigar y establecer
responsabilidades.
Como oficialmente es sabotaje podemos decirlo y llamar la atención que
coincide con la remoción de los encargados de seguridad de los aeropuertos y
porqué no con la prisión de Adan Caceres que no solo era el jefe del Cuerpo de
Seguridad Presidencial sino el hombre que tomaba las decisiones en el
ministerio de Defensa. Son coincidencias pero ahí están.
Una administración que sustituye a otra con 16 años en el poder debe evitar
coincidencias de esta naturaleza y debe ser transparente en explicarlas a la
población.
El contubernio entre militares no puede estar por encima de eso que
se llama la razón de Estado.
Si hubo un sabotaje alguien lo cometió, alguien lo facilitó y el estado
tiene mecanismos para determinar responsabilidades.
Yo no quisiera que se dejara esto al olvido como nos acostumbraron cuando
un caso de corrupción mataba el otro y el presidente preguntaba dónde estaba la
corrupción.
Este país está harto del contubernio y más harto de la impunidad y al
gobierno que lo sepa.
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