Por Balbueno Medina
La proclama que ha hecho el presidente Luis Abinader, de no tolerar los
actos de corrupción que se cometan desde el gobierno, debe servir de
advertencia a todos los funcionarios de la presente administración del
Estado para no incurrir en excesos del pasado.
Por años, la impunidad ha sido la peor aliada de la sociedad dominicana en
la lucha contra la corrupción, porque desde las esferas gubernamentales el
castigo de ese flagelo ha sido dirigido a los más débiles, no así contra los
actores intelectuales y fundamentales de los hechos que se han producido en el
país.
Las garantías que ha dado el presidente de la República de que en
la presente gestión gubernamental no se tolerarán los actos de corrupción que
se produzcan en el Estado, sin importar caiga quien caiga, es un indicativo de
que por primera vez se persigue acabar con la impunidad que tanto daño nos ha
hecho a todos desde el ejercicio del poder.
Con medidas como esas, siempre y cuando se cumplan desde el ejercicio gubernamental,
también nos encaminaremos a poner fin al abuso que cometen funcionarios, que al
ser designados en las dependencias estatales se creen amos y señores de los
puestos que les son asignados por los jefes de gobiernos, debido a que sus
acciones frecuentemente van orientadas a favorecer a amigos y
relacionados, sin tomar en cuenta las necesidades de la sociedad
dominicana.
Refuerzan la confianza que la sociedad ha conferido a la lucha
contra la corrupción que ha mantenido el gobierno, las acciones que llevan a
cabo la Comisión de Ética e Integridad Gubernamental que dirige la doctora
Milagros Ortiz Bosch y la Procuraduría General de la República que encabeza la
doctora Miriam Germán Brito, por las medidas que han emprendido contra los
depredadores de la administración pública, mediante la instrumentación de
expedientes bien sustentados contra los casos que han sido presentados a la
justicia dominicana.
Conseguir que nuestros tribunales condenen ejemplarmente a quienes se
comprueben hayan defraudado el erario público y se les obligue a devolver lo
sustraído, debe ser una de las principales aspiraciones de las agencias
gubernamentales que luchan contra la corrupción que se comete en el Estado
dominicano, porque de nada valdría la pena que simplemente se señalen a los que
cometen esos actos y todo siga igual.
La denuncia que ha hecho la Magistrada Germán Brito, en el sentido de que
en la actualidad la Procuraduría General de la República investiga 500
expedientes de corrupción, de los cuales 100, corresponden a la presente
administración gubernamental, resulta algo preocupante porque eso marca una
señal negativa, debido a que al parecer hay funcionarios del gobierno que han
querido seguir los pasos de incumbentes de gestiones anteriores.
Por esa razón es que tanto el presidente Abinader como las doctoras Germán
Brito y Ortiz Bosch, en este momento deben contar con el mayor apoyo de la
sociedad dominicana en la lucha que han emprendido de erradicación de la
corrupción administrativa gubernamental, debido a que la misma marcará un antes
y un después en el desempeño de nuestros funcionarios ante la cosa
pública.
Porque la corrupción nos afecta a todos y mucho más a los sectores más
vulnerables de la sociedad, que los cohíbe de acceder a mejores programas
sociales y oportunidades de progreso, pedimos que la lucha en su contra
sea constante y decidida ya que de esa manera su eliminación será efectiva y
provechosa para el país.
Confiemos en que esta vez no habrá marcha atrás en el combate a la
corrupción y que la impunidad no se impondrá ante la voluntad de quienes han
decidido llevar continuar la batalla contra los que han castrado el futuro de
la nación.
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