Por JUAN T H
A Mirian Germán
Me he preguntado
¿cómo fue que llegamos a este quiebre moral, a esta ruptura social en la que
todo se vale sin medir consecuencias, sin reparar en los daños que les causamos
a los demás con nuestras acciones?
La inversión de
valores no comenzó con la llegada al poder del Partido de la Liberación Dominicana, ciertamente. Sería injusto afirmarlo, pero con
Leonel Fernández al frente del Estado tomó un impulso exponencial hasta llegar
al día de hoy que somos uno de los países más corruptos y menos transparente
del mundo, según estudios de organismos internacionales.
Y no es que no se
aprobaran leyes y reglamentos en contra de la malversación de fondos, el
nepotismo, etc., si se hicieron, pero eran letras muertas. (El PLD mató
moralmente el país y luego salió a buscar el cadáver sabiendo que lo tenía
escondido en el Palacio Nacional)
El daño moral
que le causaron los gobiernos del PLD (Leonel Fernández, tres periodos, Danilo
Medina dos) es irreparable a corto plazo. Rompieron todos los parámetros, todos
los esquemas del enriquecimiento ilícito, desfalcaron casi por completo el
Estado.
Olvidaron las
enseñanzas y la práctica política de su líder y fundador, profesor Juan Bosch,
que a pesar de ser intelectual, historiador, autor de obras tan importantes
como “Composición Social Dominicana,” “De Cristóbal Colón a Fidel Castro (El
Caribe, frontera imperial) entre otras, más sus obras literarias que le ganaron
fama mundial, sus amigos tuvieron que regalarle una casa porque no acumuló
fortuna pudiendo hacerla dignamente. (Sus discípulos hicieron del dinero su
razón de vivir).
La mayoría de
los dirigentes del PLD no pueden justificar sus
fortunas. Eran muchachos de clase media baja, lumpenes, que el azar y la
coyuntura política catapultaron al poder. En vez de asumir la tarea que le dio
origen a la fundación del PLD, convirtieron el Estado en un botín de guerra.
Olvidaron la liberación nacional, la Constitución de Bosch y los valores
democráticos que en ella había. Leonel Fernández se declaró “Vinchita” y asumió
el estilo de gobernar del doctor Balaguer, en la práctica.
Los gobiernos
del doctor Fernández fueron tan corruptos como los de su antiguo socio Danilo
Medina, lo cual es imperdonable siendo él un profesor universitario,
intelectual y escritor, con reconocimiento internacional. Leonel tiene
formación política y cultural, Danilo no.
Lo que ha salido
a la luz sobre la corrupción en todas las instituciones del Estado tras la
salida del PLD del poder, es sencillamente asqueante. Jamás pensamos que la
corrupción era “mucho con demasiado”, que el nepotismo y el testaferrato llegarían
tan lejos, que la mayoría de los ministros formaran asociaciones de malhechores
vulgares. ¡Este país estuvo gobernado por verdaderos ladrones! ¡El Padrino, de
Mario Puzo tenía principios y valores éticos para cometer sus crimines y
delitos, los que no tuvo el PLD!
Tanta era la
inmundicia que nos parecía normal, aceptable. Todos en el lodo, embarrados,
dejando hacer, dejando pasar. Nada era nada en la “Era del PLD”, nada importaba. Los inmorales nos igualaron. Los
restaurantes llenos de funcionarios con las amantes gastando el dinero del
presupuesto; chapeadoras en el poder con autos y apartamentos adquiridos con
recursos del Estado. ¡El derroche no
tenía límites!
Los partidos
políticos, las organizaciones profesionales, los sindicatos, los fiscales, los
jueces, abogados, periodistas, dueños de medios, redes sociales y sus
dirigentes más destacados, terminaron degradados o corrompidos en una orgía de
poder.
No sé, amigos y
amigas, si podremos salir airosos en esta lucha que lleva a cabo el presidente
Luis Abinader y algunos de sus colaboradores (me temo que no todos) para
adecentar el país convirtiendo el Estado en un instrumento de desarrollo
nacional. Desarraigar la cultura centenaria de la corrupción requiere de un
sacrificio colectivo, de un esfuerzo de todos.
La cultura de la
trampa, el engaño, la mentira, el robo, el delito, el crimen y el fraude, que
llegaron junto con los españoles que encabezó el delincuente de Cristóbal Colón
en 1492, no podrá ser borrada de un plumazo, pero en algún momento había que
comenzar.
Mis esperanzas
no son muchas. De todas maneras creo que este pueblo aún conserva las reservas
morales suficientes para enfrentar y
terminar con la corrupción. Luis Abinader y Mirian Germán representan a cientos
de miles de hombres y mujeres que desean otro país, con gente educada, honesta
y trabajadora para terminar con la podredumbre que nos sumerge en el fondo del
oscurantismo más abyecto como en un cambalache.
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