POR FELIX QUIÑONES
Históricamente, los dominicanos hemos soñado con
un cambio en las estructuras del estado, que más que un cambio sería una
transformación sistemática y colectiva del mismo. Un cambio que nos prometieron
y luego negaron, todas las figuras públicas que nos gobiernan desde la muerte
de quien fue “batuta y constitución”, durante 30 largos años.
Joaquín Balaguer yRafael Bonnelly con el Consejo
de Estado, Donald Reid y su Triunvirato, Joaquín Balaguer (de nuevo), Antonio
Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Joaquín Balaguer (otra vez), Leonel Fernández,
Hipólito Mejía, Leonel Fernández (por segunda vez) y su sucesor Danilo Medina,
en ese orden histórico, nos aseguraron que trabajarían para cambiar el
ordenamiento heredado de Trujillo.
Pero, tan sólo nos han dejado anhelos,deseos, reconcomios.
Y debo expresar, con absoluta certeza, que los
testimonios de amigos de mayoredadaseguran que, las exigencias de cambio en las
pasadas elecciones estaban muy por encima de las demandasestablecidas en el año
de 1978.Para entonces se buscaba, básicamente, la expulsión del doctor Balaguer
del gobierno, como paso previo a su sepultara políticadefinitiva.
Creo sinceramente que, cien (100) días resulta muy
poco tiempo para tomar como referencia el trabajo de una nueva gestión
gubernamental. En este caso del presidente Luis Abinader, no se puede obviar la
crisis sanitaria generada por la epidemia y su secuela, el profundo crac
económico que nos agobia. Sin embargo, tenemos que admitir que, realmente se siente
un aliento de cambio, y eso nadie puede ponerlo en tela de juicio.
En estos tres meses, el presidente ha generado
iniciativas en diferentes renglones del Estado que auguran modificaciones
sustanciales; cambios que claramente se distancian delestilo de trabajo de la
pasada gestión. Nadie puede negar que soplen vientos muy diferentes en el
ejercicio del poder. Pero, en modo alguno podemos asegurar que serán
definitivos, aunque lo deseamos fervientemente.
El Presidente Luis Abinader está enfocado en
cumplir lo que prometió en campaña, y se puede ver en algunas ramas del poder.Un
ejemplo de ésto lo podemos notar, cuando el Ejecutivo no ha puesto en marcha
avalanchas de cancelaciones de padres de familias que realizan una labor
pública propia y necesaria para el Estado; y como era de esperarse, vinieron
las reacciones de sus dirigentes de bases, y el morbo opositor que lo acusa de no
poder cancelar a empleados miembros de la FP, debido al hermético y secreto
acuerdo entre el PRM y Fuerza del Pueblo.
O quizás, entre Luis Abinader Corona y Leonel Fernández Reina
Señores, los dominicanos queremos un cambio y no
aceptamos escusas. Pero el cambio no sólo es enterrar moralmente a los actores
del danilismo y despojarlos del dinero como piden muchos en los medios y redes
no, el cambio es mucho más profundo.
No queremos seguir escuchando que recibieron un
país en quiebra, porque no es cierto.Una nación en banca rota no invierte más
de 8,000 millones de pesos en bonos y una friolera de millones y millones a
nivel nacional.Por ejemplo, 126 millones en los Alcarrizos y 100 millones
paraterminar el hospital Vinicio Calventi.
A otro perro con ese cuento de la quiebra
Insisto enfáticamente, que necesitamos el cambio
y acciones especialespara una reforma integral de las estructuras fundamentales
y comunes del gobierno central. RD continúa huérfana y desprotegida en
importantes aspectos del Estado, como lo es el medio ambiente, y tenemos que
poner la mira en recuperar nuestros ríos, fauna, bosques, fuentes acuíferas y
todos sus relacionados.
Sin temor a equivocarme, reitero, que el desorden
migratorio que impera en RD a partir del año 1996 constituye el problema #1, el
#2 y el #3, para la ciudadanía. Amigos lectores, no podemos seguir siendo el
hospital de las mujeres haitianas. No séqué
espera el presidente para frenar este crimen que nos hace tanto daño y peor
aún, no sabemos el rumbo que pudiera tomar. Ahí es donde nace, echa raíces y
crece, la acusación de apatridia.
El presidente está obligado realizar profundas transformaciones,
tanto en las Fuerzas Armadas como en la Policía Nacional. Que nuestros
militares sean usados como choferes y lavadores de carros de funcionarios,
hijos, esposas, amantes, “segundas y terceras bases”, etc.., sean afrentas del
pasado. Hemos visto cómo el Ejecutivo ha disminuido el gigantesco gasto público
que en el pasado era asombroso, evidencias que lo colocan en una buena posición
como hombre pulcro.
Puedo señalar con toda seguridad que, el Presidente
tiene el escenario definido para transformar su período en la mejor época
moderna de prosperidad, tan fecunda como nuncaantes se ha visto en RD. Claro, para
lograrlo tendría que sobrepasar en progreso a la era del Generalísimo Trujillo,
que es mucho pedir.
¡El cambio va!
Tenemos las estructuras económicas, la tierra
para sembrar, productos agrícolas para consumo y exportación, importantes minas
millonarias y hasta yacimientos “petroleros”.Un sector poderoso y creciente
como es el turismo, zonas francas
productoras y unmercado financiero único en América Latina.
Lo mejor de todo este panorama de esperanzas es
que, tanto el PRM, como el propio Luis Abinader, están comprometidos
públicamente con la honestidad ciudadana y es muy difícil que esta vez,
nuestras riquezas sean despilfarradas por funcionarios, familiares, amigos y
amantes; tal y como sucedía en gobiernos anteriores.
En este punto, no puedo dejar de mencionar la
importancia de la oficina de doña Milagros Ortiz Bosch, cuya encomienda es
frenar la corrupción y por supuesto, seguir rindiéndole honor a ese apellido que
con tanta dignidad y orgullo ha llevado por más de ocho décadas.
Y para abotonar toda esta bonanza contamos con el
respaldo de una comunidad residente en el Exterior que garantiza la
macroeconómica con un flujo permanente de divisas a través de las remesas.
Pero, tengo que decirlo y ojalá que me oiga el presidente Abinader: los dominicanos que vivimos fuera del país, nos sentimos
marginados y maltratados y aquí tampoco ha llegado el Cambio.
Como también tengo que decirle al Presidente que
no estamos conformes tampoco, con el maltrato que se le ha dado al problema
fronterizo. Siento que el Pensamiento Trinitario no está presente en las
políticas migratorias y nuestras costumbres y cultura se están perdiendo.
¡Los haitianos son nuestros vecinos, apreciamos y contratamos su mano de obra,
pero, tiene que ser regulada, como se hace en todas partes del mundo!
Para finalizar, sólo me resta resaltar la
valentía de nuestro Presidente a la hora de decidir entre el diablo y Dios. Me
refiero a la correcta posición que ha tomado en lo concerniente a las
relaciones que debemos tener con China Popular y el aliado #1 de los
dominicanos, Estados Unidos.
Felix Quiñones es dirigente deportivo y comunitario en NYC
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