Por JUAN T H
Luís Abinader
dice que el Estado no es un botín político, y se proclama presidente de todos
los dominicanos, al tiempo de admitir que llegó gracias al Partido
Revolucionario Moderno y las fuerzas aliadas. Es cierto. No puede decir otra
cosa.
Las presiones de
los dirigentes, militantes y simpatizantes son muchas, generando problemas muy
serios, pues la gente está al borde de
la desesperación, viendo como los cargos se agotan y aún la mayoría está
cesante, haciendo largas colas con los currículos debajo de los brazos.
Todos los días
les dice: “venga mañana”, “ten calma”, “no te desesperes”, en “unos días saldrá
lo cuyo”, etc. Y ven –sin entender- que
muchos del PLD, contra quienes lucharon para desalojarlos del poder, se
mantienen en los puestos que consideran suyos por derecho. Es una situación muy
difícil. La tasa de desempleo es muy alta, la calidad muy baja. Cerca del 60%
de los trabajadores son informales. Es un drama social que no tiene solución a corto
plazo, porque los peledeístas, al igual que los simpatizantes de los demás
partidos, tienen los mismos derechos Constitucionales. Me apena ver pobres en
contra de otros pobres, no importa el partido al que pertenezcan.
Aunque no
quiera, el PRM tiene la obligación de buscarles puestos a sus miembros. Es el
botín político cuando hay cambio de gobierno. Y lamentablemente no puede ser de
otro modo. El PLD se mantuvo durante 16 años consecutivos en el poder de manera
hegemónica. Todo lo controlaba y todo lo corrompía al mismo tiempo. El PRM pasó
todo ese tiempo en la oposición. Sus dirigentes y militantes pasaron momentos
de amargura tratando de sobrevivir. No fue
fácil. Ahora que está en el gobierno reclama su parte del pastel. Pero
sucede que no hay pastel, que el PLD se lo comió y el pedazo que no pudo, lo
envenenó.
Luís Abinader ha
encontrado patanas llenas de facturas por pagar, no por cobrar. Los ex funcionarios se robaron todo cuando
pudieron. Hasta los inodoros con todo y papel. (Habrá que despojarlos de todo
para hacer justicia y recuperar con qué hacer las cárceles donde deben ser
encerrados)
Hay que buscarle
empleos a los perremeístas, pero no hay. Cancelar a los técnicos que en 20 años
formó y educó el PLD no es posible con las leyes que ese partido aprobó
justamente para proteger a sus cuadros políticos y sus intereses. Usted no
puede cancelar a un profesional, con experiencia, maestrías y hasta doctorado
para colocar a un militante político que sabe hacer “cualquier cosa. Ese tiempo
pasó.
Ahora bien,
pedirle a la gente que tenga paciencia, que no se desespere, que lo suyo viene
mientras el tiempo pasa, desde una cima, gritando con un megáfono, es una
burla. Muchos funcionarios son inaccesibles, nadie los ve, no responden
llamadas ni reciben ni oyen a nadie,
están ciegos, sordos y mudos, para las bases. A esa situación hay que buscarle
salida rápido, sin atropellos ni maltrato. Hay que ponerse en los zapatos de
los demás, sobretodo de los pobres desempleados.
Hay que decir la
verdad. no hay forma, en medio de una crisis económica y sanitaria sin
precedentes en muchos años, con un Estado hipertrofiado, muy grande para el
país, resolver los problemas de empleo,
educación, salud, vivienda, seguridad,
etc. En otros países la gente no espera las elecciones para obtener un empleo,
porque se trata de naciones desarrolladas o en vía de desarrollo, con una
economía estable, una estructura empresarial poderosa y un Estado acorde, no
tan politizado como el nuestro.
El presidente
Abinader está en lo cierto cuando afirma que debe, a través de alianzas
públicas con el sector privado crear fuentes de trabajo dignos, de calidad. Que
la política no dé empleos, que la política no sea una fuente de enriquecimiento
personal o grupal, que la política no prime en las instituciones públicas; el
Estado debe ser un catalizador, un órgano que coadyuve al desarrollo. Esa tarea
requiere de inversión cuantiosa en educación y salud. Y eso toma tiempo. Y no
da votos.
El Estado no
puede seguir siendo un huacal de botellas políticas, gente cobrando sin hacer
una labor productiva. Más de 800 mil
personas en la nómina del Estado y las nominillas de la corrupción con su
barrilito y su cofrecito, tráfico de influencia y negocios ilícitos. ¡No puede
ser! El Banco Central dominicano es más grande y poderoso que el de Chile, por
ejemplo. ¡No! El PLD lo distorsionó y lo dañó todo, ahora Luís Abinader y el
PRM tienen que arreglarlo todo para salvar al país, para encausarlo por el
camino del progreso, pero para todos, no para un grupo de ladrones enquistados
en el poder.
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