Por JUAN T H
En las
elecciones presidenciales del año próximo tres candidatos polarizarán las
preferencias de más de siete millones de personas aptas para sufragar, a saber,
Luís Abinader, Leonel Fernández y Gonzalo Castillo. Los demás no tienen ninguna
posibilidad de ganar, están muy
distantes en las encuestas. No tienen estructura orgánica ni un liderazgo
sólido. Ni siquiera un discurso que pueda ser asimilado por las masas
populares. No tienen más camino que unirse a una de esas tres fuerzas y avanzar
para otras jornadas electorales.
Con la división
del Partido de la Liberación Dominicana, el desgaste del gobierno de Danilo
Medina, es casi imposible, por más recursos económicos del que disponga, que su
pupilo, Gonzalo Castillo, con todas sus limitaciones, pueda imponerse, a menos
que no sea mediante el fraude electoral colosal, nada descartable.
Leonel
Fernández, hasta donde tengo entendido, no alcanza los números suficientes para
colocarse pionero en el mercado electoral. Aún no logra el 50% de la matrícula
del PLD. Los dos millones de simpatizantes que dijo tener no se han convertido
en votos. Una cosa es simpatía y otra es intención del voto.
La Fuerza del
Pueblo y aliados no constituyen una nueva mayoría electoral que le permita
desplazar a los demás partidos en los meses por venir. El liderazgo de Leonel
no es suficiente. Sus enemigos dentro y fuera del gobierno son muy poderosos dentro del Estado. No lo veo
encabezando las preferencias del electorado de manera preponderante. De hecho
su potencial candidatura presidencial está cuestionada.
El PLD,
desacreditado y dividido, con un candidato amorfo, no creo que pueda llegar muy
lejos a pesar de los 900 mil millones y pico de pesos del presupuesto nacional
que Danilo pondrá a su disposiciónsin
importarle que genere un déficit mayor
que el creado por Leonel para llevarlo al poder.
Así las cosas,
Luís Abinader tiene el carril del centro para ganar las elecciones y
convertirse en el nuevo presidente de la República a partir de agosto venidero
y producir los cambios sustanciales que demanda la sociedad dominicana de
manera urgente. No puede confiarse y creer que ya ganó, que nadie le quita el
triunfo. Se lo quitan y se lo roban. Ha pasado otras veces. Pregúntele a
Hipólito Mejía. Sería un error infantil de Luis creerse presidente antes de ser
juramentado. Falta mucho por andar.
Luis tiene que
unir –insisto- a su partido monolíticamente, luego propiciar un frente opositor
amplio, no importa los sacrificios que haya que hacer. No hablo de una unidad
sin principios; hablo de una unidad programática y cualitativa, no solo
cuantitativa. Como decía Hugo Tolentino Dipp, el daño moral que le ha hecho el
PLD al país es mayor que el daño material.
La posibilidad
de una segunda vuelta abre muchas expectativas. Los escenarios pueden cambiar. Los términos de la unidad en
una primera vuelta y luego en una segunda varíandependiendo del peldaño que se
ocupe. No es lo mismo quedar en primer lugar que en segundo o tercero.
Luis Abinader,
con el PRM como estructura política, como maquinaria electoral, debe ser el
próximo presidente constitucional. Eso dice la lógica, pero en política nada
está escrito; no siempre dos más dos suman cuatro. La correlación de fuerzas
para una segunda vuelta, si es necesaria porque nadie logra el 50 más uno,
determinará la victoria. Confío en que Abinader termine en la primera posición
del certamen, que gane en la primera vuelta o en el siguiente balotaje. (¡Yo
también apuesto al cambio!)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .