Por JUAN T H
El proyecto de
modificar la Constitución para posibilitar la reelección del presidente Danilo
Medina estaba agonizando en cuidados intensivos del Congreso por falta de
sangre pues no se pudo conseguir a base de sobornos. Su muerte era
perfectamente previsible. La correlación de fuerzas cada día le era adversa al
presidente. La mayoría de los ciudadanos expresados en los partidos, la
sociedad civil, empresarios, iglesias, medios de comunicación, principalmente
las redes sociales donde los ataques eran hasta desconsiderados, así lo
evidenciaban. ¡La reelección estaba derrotada! ¡Todos lo sabíamos!
Los asesores, si
los había, no hicieron el trabajo adecuado. Hasta los partidarios de extender
el mandato se fueron alejando en la medida que aumentada la presión dentro del
Partido de la Liberación Dominicana como de otros partidos y organizaciones
civiles. El gobierno no encontró forma de contrarrestar las opiniones cada vez
mayores de los enemigos de la reelección, ni siquiera dentro de sus aliados.
El dinero no
bastó para “convencer” a los diputados de la corriente del ex presidente Leonel
Fernández y del Partido Revolucionario Moderno que se mantuvieron firmes rechazando
ofertas vergonzantes. Durante más de un año los reeleccionistas estuvieron
señalando que tenían los votos. Lo decían una y otra vez. La práctica demostró
que no era cierto. Nunca los tuvieron.
Desde el año
pasado el presidente Danilo Medina estuvo amenazado con hablar sobre el tema.
Evadió hacerlo en múltiples ocasiones a pesar de las solicitudes de los medios
de comunicación. Trataba de ganar tiempo para ver si el hombre del maletín
lograba un milagro ofreciendo hasta 70 millones de votos por cabeza. ¡70
millones! ¡Wao!
Jamás un
presidente con pretensiones reeleccionistas había actuado con tanta torpeza en
América Latina en el diseño de una estrategia política continuista. Los
asesores de Medina cometieron un error tras otro, caminando como el cangrejo.
Al parecer le hizo falta el brasileño Joao Santana y su esposa Maura.
La embajada de
Estados Unidos fue clara desde el primer momento al señalar que su gobierno no
estaba de acuerdo con un tercer mandato, al igual que los países de Europa y
hasta del propio hemisferio. Danilo olvidó la globalización es económica,
política y social. El ajedrez geopolítico no favorece un movimiento dictatorial
en el Caribe.
Ahora, cuando la
lucha a favor de la reelección y en contra está en un punto muy álgido, es el
secretario de estado norteamericano, Mike Pompeo, quién llama personalmente al
presidente Medina y le informa la posición de su gobierno sobre un tercer
mandato. No es verdad que el canciller gringo
llamó a Danilo para felicitarlo, saludarlo y preguntar por su salud. Mentira
del diablo. Llamó para darle la estocada mortal a la reelección. Pompeo, como
todo procónsul imperial, llamó para
trazar la pauta, para decirle mandatario
dominicano que se abstuviera de continuar con el proyecto de perpetuarse en el
poder o de lo contrario pagaría las consecuencias. (Dejémonos de pendejadas.
Hablemos claro)
Punta Catalina
es más que una espada de Damocles sobre la cabeza del gobierno dominicano. El
informe de Alicia hizo revelaciones espantosas que no tienen el nivel verdadero
de los sobornos y de quienes los tomaron. Los nombres de senadores, diputados,
funcionarios de todos los niveles que recibieron sobornos millonarios serán
revelados en los próximos días. ¡Ya lo verán!
Con la llamada de Mike Pompeo a Danilo Medina,
dada a conocer rápidamente por la embajada con otro comunicado enviado a los
medios de comunicación, Estados Unidos le da una estocada mortal a la
reelección. De ese modo la reelección pasa de Cuidados Intensivos al ataúd.
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