POR ROLANDO ROBLES
¿De dónde sacó Robert Jackson tantos votos?
La pregunta me la hizo Juan Sosa, un prominente dirigente del dominicano
Partido Revolucionario Moderno y activista comunitario desde hace más de
treinta años. El esposo de Sonia, la “gran anfitriona’, me recuerda algunos
datos estadísticos que yo creía estaban en el olvido de todos los vecinos de
Manhattan Arriba; bueno, de casi todos, porque él los tiene a flor de labio,
como si hubieran acontecido ayer.
“Óyeme Jabalí”, empezó diciendo sin muchos aspavientos,
mientras apuramos un delicioso café, servido de la mano de la bella e imponente
Nuris, en el restaurant CECI, el más popular de Inwood: “en el 2012, Adriano le
ganó a Linares con 11,138 votos, contra 6,027, en las primarias del distrito 31
al Senado de NYS; dos años después, en las mismas primarias, Adriano le ganó a
Robert Jackson y a Luis Tejada. Luis sacó 1,496 votos, Jackson 4,019 y
Espaillat 10,439”
“En el 2016, cuando Adriano deja el puesto de senador
estatal, Marisol derrota a Micah Lasher (8,175 votos) a Robert Jackson (7,936
votos) y a Luis Tejada de nuevo (1,316 votos) Marisol obtuvo 8,469 votos, menos
de 300 votos sobre Lasher”. La cantidad total de votos alcanzados, llegó a
25,896, hasta ese año, la mayor lograda en ese distrito.
“Pero ahora, de pronto, dos añitos más tarde, Robert
Jackson saca 27,558 votos y gana; mientras Marisol alcanza 18,964 votos y los
otros dos juntos (Lebrón y Piña) consiguen 2,793 votos; lo que demuestra que se
emitieron 49,642 papeletas válidas y otras 2,899 que se catalogan como votos en
blanco, nulos y “write-in” (no contemplados en la papeleta) y el número total
de votantes llegó hasta 52,541 (cifra record)”
Luego de confirmar los “numeritos” de Sosa, llegué a
ciertas conclusiones, que tal vez puedan explicar las preocupaciones de mi
amigo, al que nunca imaginé con tales inquietudes. Pero cuán equivocado estaba,
los cambios en Manhattan Arriba ya son notorios y preocupantes, hasta para
algunos de los políticos que siguen los partidos dominicanos, como Juan Sosa.
Estamos hablando de los cambios en el distrito 31 de NYS.
Nunca antes en elecciones primarias, habían contado más de 25,000 votos, como
me afirma Juan Sosa. Pero en las más recientes (11-13-2018) se duplicó el
número. Sin duda que algo inesperado sucedió, que motivó la participación del
doble de los votantes ordinarios, ya que el distrito tiene los mismos límites y
la misma población.
Y aquí es donde aparece la respuesta que Juan Sosa
demanda. La cúpula del Partido Demócrata decidió pasar factura a los ocho
senadores que se mantuvieron firmes en la búsqueda y consecución de su porción
del presupuesto estatal. Solamente dos sobrevivieron a la “cacería de brujas”
de los neoliberales demócratas de Nueva York. Ellos tocaron las puertas de la
mayoría étnica (los blancos) y de los afroamericanos; y alegando que se trataba
de darle un fuerte golpe al presidente Trump, cercenaron seis senadores
demócratas, entre ellos los dominicanos Marisol Alcántara y José Peralta.
Visto este movimiento, legal, aunque ilegítimo de los
demócratas, habría que ver, qué pudiera suceder en el distrito 13 al Congreso,
que hoy ocupa el dominicano Adriano Espaillat. Se conservará el espíritu de que
el partido es quien decide la suerte de sus oficiales electos -como hicieron
ahora al no someterlo (a Espaillat) a elecciones primarias- o, por el contrario,
dejarán que se despierten los demonios étnicos entre afroamericanos y blancos,
que enfrascarán en una lucha por sustituir a Espaillat, sabedores de que él es
el más débil dentro de su comunidad, precisamente por haber colaborado con el
triunfo de Robert Jackson sobre Marisol Alcántara.
Es cuestión de tiempo para que, un judío o afroamericano
se lance contra Espaillat. Y es también cuestión de tiempo para que Adriano se
vea en la obligación de explicar su anti dominicana acción de apoyar a un extraño
de otra etnia, en lugar de una dominicana conocida por todos.
Yo espero y apuesto a que la comunidad dominicana no
reaccionará como lo hizo el propio Espaillat en las primarias pasadas, que se
opuso con todo su presupuesto, a la senadora Alcántara. Pienso que los
dominicanos son más inteligentes y patriotas que Adriano y que votarán por él,
aunque les duela, por traicionero.
Supongo que lo respaldarán, a pesar de que no se lo
merece, porque no podemos actuar igual que él; ni tampoco tenemos uno de los nuestros
para sustituirlo. Claro, eso es lo que yo espero y deseo; sin embargo, no tengo
garantía alguna de que Adriano tratará de congraciarse con su comunidad,
limando asperezas, ni de que los dominicanos estarán listos para poner la otra
mejilla, como lo hiciera alguna vez, aquel judío insigne llamado Cristo.
En realidad, nadie sabe a ciencia cierta, cómo actuarán
los dominicanos, cuando Adriano se enfrente al hecho de que ya no somos mayoría
en el distrito que él representa; pero que, si podemos inclinar la balanza, a
un lado u otro y decretar el ganador. Todo dependerá de la madurez de los
votantes y de su estado de ánimo.
Yo, de manera personal, luego que termine la última parte
de este trabajo, que solo intenta airear con objetividad -no con imparcialidad,
porque yo no soy ni seré imparcial nunca- los pormenores técnicos y de
movilidad social de mi comunidad, abandonaré el tema de Adriano Espaillat y su
fingida dominicanidad.
A lo que no renunciaré será, a conversar con amigos como
Juan Sosa, que observan detalles tan escondidos de la política, mientras
disfrutamos de ese cafecito, que por las tardes sirve Wendy, la patrona.
¡Vivimos,
seguiremos disparando!
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