Por Rolando Robles
Cuando supe lo del lamentable
accidente casero del doctor Ramón Pina Acevedo, de inmediato llamé a mi padre
Ramón Robles; porque a través de mi Viejo fue que conocí a ese emblemático
abogado, el último miembro quizás, de la llamada “época de oro” del derecho
dominicano. Eran esos años finales de la Era deTrujillo y en la sala de mi
casa, yo solo vi a tres adultos que hablaban en mi presencia, de cosas que me
resultaban sin interés. Ellos eran: Ramón Pina, Adriano Medrano y Ramón Robles.
Aunque tuviera edad para
pensarlo, jamás habría alcanzado a entender, quién era realmente ese señor que
el compadre Adriano había traído a mi casa. Porque aun conociendo mas luego a
sus hijos César y Cuchito, en la escuela, la magnitud y magnetismo de su padre
no las pude dimensionar hasta los años posteriores a la revuelta de abril. Tuvo
don Ramón Pina que decirme, en su oficina: “si, ese es Trujillo, el jefe; no te
quedes azorado que tú eres hijo de Mon Robles”
Se refería el doctor Pina
Acevedo a la cara de asombro que puse cuando vi un busto del tirano a unos pocos
años de su muerte. Los muchachos que me acompañaban, no estaban menos
sorprendidos, pero lo pudieron disimular mejor que yo.
Pues volviendo al párrafo
inicial, ante la noticia infausta, quise hablar con papá por dos motivos muy
diferentes, pero conectados entre sí. El primero, porque en la edad del Viejo, siempre
conviene hablarle con naturalidad de la partida -a destiempo desde luego- de
cualquier persona contemporánea, y mas aún, si él la considera de su círculo de
amigos. La autoestima en el invierno de la vida, es algo que siempre debe reforzarse
entre los amigos de verdad, como somos mi padre y yo.
El segundo, tiene que ver
mas conmigo que con mi taita. Como sentía -de manera casi visceral- la necesidad
de hablar sobre ese ícono de nuestros estrados, hube de contactar a la persona
que me lo presentó, cuando yo era un niño de solo unos diez años. “Pina y yo no
nos conocíamos, pues yo acababa de llegar a la Capital, recién había pedido mi
baja de la Policía Nacional y comprado el colmado Constelación, que con dicho
nombre, hacía honor a las cinco estrellas del Generalísimo”, fue lo primero que
me recordó mi padre.
“A mí me lo presentó a su
vez mi inolvidable amigo y compadre, Adriano Medrano (qepd), y empezamos una
relación de respeto mutuo que nunca se enturbió, aunque no siempre estuviéramos
de acuerdo en todo, porque como tú sabes, él era un hombre de Estado y yo, un
campesino ex policía que vine a la ciudad a echar mi familia adelante”
Adiviné que la conversación
podía tomar un rumbo melancólico -algo que yo quería evitar- y le propuse los
siguientes párrafos, a ver si él estaba de acuerdo y los aceptaba como su
declaración personal.
Ramón Pina Acevedo es, probablemente,
junto a Héctor Sánchez Morcelo y Dartagnan Pérez Méndez la mas formidable
tríada de abogados que haya pisado -en el mismo período- los tribunales
dominicanos. De los tres, él fue el que mas áreas diferentes del derecho
cubrió, tanto en la consulta como en la argumentación teórica y la práctica
legal formal.
Compartió, a distancia de
maestro, alumno y colega, con los abogados mas prestantes de los últimos tres
cuartos de siglo; entre los que hay que mencionar a Vinicio Castillo, Quírico
Elpidio Báez, Arturo Álvarez y Fabio Fiallo, para no hacer una lista sin fin.
Si algún título hay que
darle a don Ramón Pina Acevedo, hoy que perdió su último pleito fuera de
estrados, me atrevería a sugerir el de “Abogado Insigne de los Tribunales
Dominicanos”, que creo es lo menos que puede llamársele, si la mezquindad no
nos asalta.
Mi padre, con el rostro sobrio
y como midiendo lo que iba a decir -algo muy propio de sus 34,407 días de
existencia- me cortó y apuntándome con el índice como de costumbre, me dijo:
“Eso que tú dices es verdad
y justo; pero hay que decir algo mas, y muy importante, sobre él: Pina era muy meticuloso
y antes de aceptar un caso, estudiaba muy bien el
expediente. Él era eso que ustedes dicen mucho ahora, un abogado impecable, que
quiere decir que es serio en su trabajo”
“…es verdad que siempre fue
trujillista y si alguien le venía con pendejadas sobre eso, ahí mismo se
pegaban, porque no barajaba pleito. Pero fíjate lo que hizo después que mataron
a Trujillo, sin estar obligado a ello, porque ellos eran primos. Acompañó a
Héctor Sánchez Morcelo, Miguel Vásquez Fernández, Antonio Guzmán y Francisco Carvajal
Martínez en la barra de la parte civil en la causa contra los asesinos de las
hermanas Mirabal y el chofer Rufino De La Cruz. Se puso de parte de la justicia,
mientras que del fiscal, que era Fefén Valera Benítez, se dijo que hasta cobraba
en el SIM”
“Lo otro que te quiero decir
de Pina, es que él personalmente, fue de los que primero propuso que a la Constitución
dominicana, había que ponerle un guarda espaldas, que hoy es el Tribunal
Constitucional. Eso te dice a ti, la talla de jurista que era y la visión que
tenía de la ley”
Con estos humildes pero
sinceros juicios, despide mi padre Ramón Robles a su amigo, Ramón Pina Acevedo.
Y yo solo quiero abotonar su opinión, diciendo en su nombre que,es verdad:
¡Ha muerto un Abogado
Insigne!
¡Vivimos, seguiremos
disparando!
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