Por Santos Acosta Herasme
Buenos tardes señor presidente, Lic. Danilo Medina Sánchez.
Estamos consternados con tanta violencia, con tanto dolor, el país
entero está llorando y oprimido por la maldad, la inseguridad y las injusticias
que son consecuencias del pecado y sobre todo del espíritu de avaricia que
reina en todos los estratos sociales y del gobiernos.
Apelamos a usted porque es un hombre nacido y formado en la fe de
Jesucristo, por favor decrete mínimamente cada año un día de ayuno, de
humillación y perdón ante el Dios de sus padres, que es el Dios verdadero al
que usted le sirvió en su infancia y el mismo Dios que por muchas súplicas y
oraciones lo puso a usted a gobernar esta nación, usted sabe y recuerda bien de
qué le hablo.
Ya este país no aguanta más tragedias, parece que Dios está airado y usted
es el más perjudicado, porque se está cumpliendo la parte bíblica de proverbio
29:2 que dice cuando los impíos gobiernan el pueblo gime, sufre y
llora, más la última parte del mismo versículo dice que cuando los justos
gobiernan el pueblo se goza.
Usted puede provocar el gozo del pueblo con la ayuda de Dios y para eso hay
que orar, ayunar y humillarse desde el presidente hasta el último ciudadano más
escondido de este país diseñado por Cristo el creador del universo y usted lo
olvido o dejo de creer. Remítase a los prontuarios de Juan Pablo Duarte que
libertó la patria en el nombre de la Augustisima e Indivisible
Trinidad del Cielo.
Otra cosa es, compañero y amigo presidente, que por favor ordene que los
diputados aprueben el código penal tal como fue aprobado en el Senado de
la República, se necesitan sanciones como para aplicarlas, en el caso de Emely
Peguero, y de las otras niñas asesinadas que aparecieron por el escándalo y la
búsqueda de Emely, hay que dar un ejemplo, observe lo que hacen los doctos y
encumbrados que creen pertenecer a una clase política de fama, que aunque se
han hecho del pueblo, marginan al mismo pueblo que los ayudó a ser quién son
hoy, que les da asco, se desquician si se ven en la obligación de tratar
con los mismos pobres que fueron fuentes de sus riquezas, como es el cuadro
peligroso y revelador de la hacendada política Marlin, su pichón de rico Marlon
y la desafortunada de riquezas pero jamás de humanidad y derecho a la vida, al
progreso y a la existencia de Emely y su familia. Todo esto solo por
desigualdad social y económica.
Señor presidente, así está el país y en su gran mayoría el Estado
dominicano, por causa del perverso y desigual sistema implantado desde la
fundación de la República, si usted que gobierna ahora no hace algo.
Como le pasó a Marlin, una madre profesional adinerada y perteneciente a
una clase política que se desquician al saber que tienen que reconocer los
derechos adquiridos de la gente pobre como la ya difunta pero no olvidada Emely
una niña que solo el hecho de ser parte del 80% de la población dominicana, que
son los pobres, le provoco que su suegra y médicos en desigualdad social
conciertan voluntades en su contra, practicándole un aborto en la
propia casa de su novio, con médicos pagados que ni oficinas
tienen, pero que la ambición al dinero los hace miserables criminales. Este
episodio se convertirá rápidamente en una carnicería selvática, si usted no
hace nada para detenerlo.
Y si usted sigue dándole larga al código Penal nuevo, por el tema del
aborto está castigando a la República Dominicana, por no proveerla de una
legislación justa y equitativa al tipo de crímenes que se están materializado
en este país de Duarte y creado por los hilos de la fe en el único Dios.
Cómo está la cosa señor presidente no se puede despenalizar nada y menos el
aborto, si usted ve y analiza tranquilo lo que pasó con Emely a pesar de las
sanciones existentes todavía. No alargue más la puesta en marcha de ese código
y decrete humillación del pueblo dominicano a Dios y usted verá que su suerte y
la del país serán otras.
Esta patria sin las penas leves que posee contra el aborto y con esta falta
de temor a Dios que existe, usted verás en pocos tiempos los niños y
fetos sirviendo de calzos a los neumáticos de los vehículos y siendo sostén de
los zapatos de los transeúntes por doquier en todas las calles y eso es
lamentable que se le pegue a usted, basta ya amigo y compañero presidente.
Usted cumplió su parte mediática con las veces que nos ha negado la promulgación
de dicho código, pero por encima de eso y de todo lo demás, convoque al pueblo
y vuélvase a Dios, le aseguro que junto a usted todos nosotros, o sea, el
pueblo dominicano se volverá a Dios y entonces los ricos entenderán que
los pobres tienen derecho a vivir y todos seremos más humanos y justos,
entonces habrá gozo y paz para todos. Dios lo ilumine.
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