domingo, 26 de marzo de 2017

Los predicadores evangélicos del Parque Duarte


Por Reynaldo Peguero

Estuvo ajustado a la Constitución de la República y a las Leyes de la Nación, el ejercicio de control del orden público ejecutado por el Ayuntamiento de Santiago contra ese predicador que por más de 10 años consecutivos generaba contaminación sónica en todo el Parque Duarte. 

Varios Alcaldes lo habían intentado y ninguno lo había logrado. Ese señor y otros correligionarios que muchas veces le acompañan en la Plaza Santiago Apóstol al frente de la Catedral, se dedican a generar una masiva contaminación sónica por encima de los 65 decibeles permitidos en la zona de mayor riesgo de enfermar por ruidos dañinos, el Centro Histórico, un área donde en promedio se producen sonidos agresores por encima de los 85 decibeles.   

​El artículo 45 de la Constitución de la República Dominicana impone que el Estado garantice la libertad de conciencia y de cultos, “siempre y cuando se observen las leyes, haya sujeción al orden público y respeto a las buenas costumbres”.

Ese predicador generaba una epidemia de contaminación por el sonido de su bocina. Un nivel de ruido que por su prolongación y frecuencia afectan la salud humana y la calidad de vida de la ciudadanía que visita el parque y disfruta su ecosistema. Su rango sobrepasaba los niveles permisibles y legalmente establecidos. Su emisor contaminante es un altoparlante, generador de bulla y desorden patológico. Un instrumento que al actuar sobre el aire y la atmósfera modifica la composición natural del ambiente y degrada su calidad, poniendo en riesgo la salud de las personas y su preservación.

Fue el profesor, historiador y eficiente ministro de Medio Ambiente, Frank Moya Ponsque en el año 2003, hizo aprobar la Norma para la Protección contra Ruidos NA-RU-001-03, cuya transgresión debe ser sancionada vía los mecanismos administrativos y judiciales consignados en la Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales 64-00, y sus respectivos reglamentos. 

El artículo 174 “declara como delincuente y criminal contra el medio ambiente a todo aquel que culposa o dolosamente por acción u omisión, transgreda o viole las normas”. Incurre en delito contra el medio ambiente y, por tanto responderá de conformidad a las mismas. Todo delito contra el medio ambiente, impone una acción contra el culpable o responsable. 

Más allá de la Ley está la prudencia. Como recomienda Baltasar Gracián y Morales en“Oráculo Manual y Arte de Prudencia”, una valiosa guía escrita en 1647 pero que todavía preserva inmutable vigencia, la conducta de los seres humanos en un mundo en conflicto debe ser de sumo cuidado. Llama a poner especial cuidado para que las cosas salgan bien. Pareciera que esos predicadores ponen más atención a sus máximas pomposas a viva voz que a la satisfacción de conseguir que el mensaje llegue bien a sus potenciales prospectos y probables devotos.

Tenemos la humilde impresión, pues me crié en esa zona de Santiago de los Caballeros, donde residí por más de 20 años en la esquina 27 de Febrero y 30 de Marzo, que a esos predicadores no les interesa el mensaje religioso en sí mismo, ni tampoco mantener una real orientación sobre sus valoraciones religiosas,  sino sufragar la penitencia de pregonar un ácido mensaje contra la Iglesia Católica, que busca amedrentar la feligresía piadosa que asiste a las celebraciones de la Catedral Santiago Apóstol y amilanar al conjunto de religiosos, religiosas y ciudadanos comunes que concurren al Arzobispado Metropolitano.    

A más de 100 decibeles de sonido atroz, reprenden, reprochan, acusan, atacan, tachan y retan a los creyentes católicos que asisten al templo más importante del Cibao y del Norte de la Isla. Esos predicadores evangélicos la emprenden contra un conjunto de preceptos católicos. Contra beatos, santos y apóstoles; especialmente adversan una de las esencias de mayor espiritualidad, trascedencia y mística de la religión católica La Virgen María. 

Desde los años 80, Isaías Peguero (Rey), mi padre y asiduo lector de la Biblia, uno de los fundadores del Movimiento Familiar Cristiano (MFC), con diversos cursillos de cristiandad realizados, invitaba esos predicadores a pasar a la casa para debatir sus cánones enardecidos. Las discusiones eran de leyenda. Lo mismo hacía Rey con mi tío político Félix Tavares que llegó a ocupar la posición más alta de los adventistas en el país. Pero también con Arcadio, un famoso predicador barbudo que gritaba su evangelio por la avenida Valerio y la calle Restauración, frente a frente al negocio de mi padre Sastrería Rey de "Corte Impecable y Ajuste Perfecto".

Los predicadores del Parque Duarte tienen todo el derecho de divulgar lo que ellos entienden es la palabra de Dios en parques, plazoletas y espacios públicos de Santiago, a lo que no tienen facultad legal es a contaminar, poluir, prostituir y corromper el ambiente con megáfonos, altoparlantes, bocinas y altavoces que violan al menos cuatro leyes y la Constitución, manejándose si la debida prudencia en un entorno que sobre todo, imprime solemnidad y decoro.  

             


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