Por Paulino Antonio
Reynoso (Toño)
El impacto que ha producido la revocación de los visados
del presidente de la Junta Central Electoral (JCE) de República Dominicana,
Roberto Rosario, me ha hecho recordar de la influencia que ha ejercido el
pensamiento de Friedrich Wilhelm Nietzsche, en su enfoque sobre la
individualidad y la moralidad en los líderes contemporáneos. “Quien con
monstruos lucha cuide de no convertirse en monstruo. Quien mira al abismo, el
abismo lo mira a él”, decía Nietzsche.
El
efecto y la causa de la revocación de una visa es lo que menos nos debe
interesar, en el caso particular de este funcionario público. A decenas le han
hecho lo mismo, y qué ha pasado? Lo medianamente bueno de esto fue la forma
cómo se hizo.
Para
qué se utiliza una visa? Para viajar al país que la concede. A qué tiene que
venir Roberto Rosario al territorio norteamericano? A nada, pues él lo que
puede traer es más problemas. ¿Que él quiere venir a pasear? Pues que se vaya a
otro país como Afganistán, Siria, Turquía y otros más donde los recuerdos de
una historia milenaria le harán rocordar la riqueza del ser humano, sus
luchas por la sobrevivencia y sus anhelos por la paz.
Contrario a él que, siendo pagado por los contribuyentes para un servicio, lo
que le ha traído a su pueblo es frustración y Guerra.
Si
fue por por narcotráfico, por tráfico de personas, por corrupción, por su
carácter homofóbico, por sus rabiacas con el señor Embajador Brewster, si fue
por su negación a concederle a la Embajada y, por consiguiente, a los Estados
Unidos, registración para que fueran observadores en las elecciones recién
pasadas. Eso es lo de menos. Que conste, hay grabaciones que las autoridades
norteamericanas poseen de todas sus imprudencias y desenfrenos; pero eso no es
lo que nos debe importar a los que queremos salir de esta dictadura del PLD y
crear las bases para una sociedad habitable.
Es
que Roberto Rosario da para todo eso y mucho más. Incluso, este funcionario es
tan desenfadado, tan descarado, tan cínico y tan intrínsecamente corrupto, que
es capaz de autoproponerse y hacer amarres para, después de todas estas
desvergüenzas, querer ser de nuevo Presidente de la Junta Central Electoral y
de cualquier otra de las mal llamadas altas cortes, pues ahora mismo todas son
BAJAS.
El
centro del problema del affaire Roberto Rosario está en que nosotros, los
partidos de oposición y la endeble y vacilante sociedad civil dominicana
nos tragamos todas las vagabundearías de un funcionario imprudente, cínico,
violador de la Constitución y de las leyes dominicanas y las
internacionales. Ese es el meollo del problema. Pero, además, le permitimos a
los prepotentes del PLD que se sintieran orgullosos de todas estas deleznables
conductas. Olvidémonos de la visa y su revocación. Es a nosotros los
dominicanos que nos corresponde quitarle, no la visa, si no el pasaporte que él
tiene para actuar como “padrote” dueño y señor de todo lo que hay en el
corral.
Si
este funcionario ha sido irrespetuoso, irresponsable, cínico, cavernario, violador
de la Constitución y la leyes y con una actitud burlesca violó los
acuerdos con los partidos de oposición y la sociedad civil, es porque
nosotros, el pueblo dominicano, se lo hemos permitido. Los Estados Unidos han
hecho lo que nosotros, por cobardía o por consensuar con lo perverso y lo
abyecto, hemos dejado de hacer.
No
estoy hablando por hablar. Tengo testigos. En varios artículos recientes,
de los tantos que escribí sobre los desmanes del gobierno del Partido de
la Liberación Dominicana, de la Junta Central Electoral y de los miembros de
ese organismo, dije todo. Pero en este país más vale la voz de un charlatán y
de un ladrón que la de un ser humano decididamente interesado por el bien de la
gente. Esa es parte de nuestra degeneración ético-moral y espiritual. Dije
incluso que el amigo y siempre incorruptible Eddy Olivares ya no hacía nada en
ese organismo. Su rol lo desempeñó muy bien cuando, en el 2012, por encima de
todas sus advertencias, el PLD estructuró y ejecutó un fraude perfecto amparado
en el apoyo cobrado con corruptela consentida de Roberto Rosario. Y nosotros no
hicimos absolutamente nada. Incluso, sobre esto y mucho más, le envié un
documento a nuestro ex-candidato presidencial Luis Abinader, pues no veía el
cambio que se había dado para que las cosas esta vez fueran diferentes al 2012.
Pero muy poco se hizo.
En
otras palabras, el PLD, con su perverso alfil en la JCE y los demás que le
acatan y le apoyan, se ha acostumbrado a nuestra ingenuidad, a nuestra cobardía
y a nuestra vacilante determinación.
Pero,
creo que ya nos cansamos de las vagabunderías y provocaciones de un PLD, cuyos
dirigentes hace mucho que superaron los desmanes de Báez y de Lilís.
Debemos
actuar!
Basta
yaaaaa!!!
Lo de
la revocación de los visados es lo de menos. Ahora viene lo grande.
Si
los reyes y príncipes del PLD, haciéndole coro AL DIABLO cometen la imprudencia
de elegir miembros leales y parciales a ellos en la Junta Central Electoral y
en el Tribunal Superior Electoral (TSE), en República Dominicana se debe
producir la PRIMERA GUERRA INTERNA DEL SIGLO XXI.
Solo
de lo contrario, habrá paz!!!
Paulino Antonio Reynoso
(Toño) es político, ex-candidato
presidencial y escritor dominicano.
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