LO LOGRAMOS JUNTOS

domingo, 10 de julio de 2016

Carreteras que perdonan y señales que salvan vidas (III)



Por Reynaldo Peguero

Se sabe que la SEGURIDAD VIAL es la puesta en operación de un conjunto de intervenciones dirigidas a la prevención de accidentes de tránsito. Asimismo son acciones orientadas a reducir los efectos adversos a la propiedad, la salud y la vida de las personas, cuando tuviera lugar un hecho no deseado en el tránsito. 

Igualmente se refiere a la colocación de tecnologías y herramientas empleadas para dicho fin en cualquier medio de desplazamiento terrestre. La seguridad vial es el buen producto generado cuando se previenen y controlan en un territorio, todos los factores de riesgo asociados a las vías, las personas que transitan en las vías y los medios de transporte que se utilizan.

Un control efectivo salvaría la vida de las más de 2,450 personas que fallecen cada año, y ahorraría cientos de millones de pesos al Ministerio de Salud Pública, para tratar en hospitales las lesiones y daños humanos causados por los accidentes, la patología más costosa del sistema de salud. 

Todo programa de Seguridad y Educación Vial exitoso debiera orientarse, tal como el Master costarricense Roy Rojas predica, a intervenir los FACTORES DE RIESGO de muertes por accidentes. La tasa de mortalidad por accidentes de tránsito en República Dominicana de 41 fallecidos anuales por 100 mil habitantes, una de las más altas del mundo, es una “Espada de Damocles” que apunta sobre las cabezas de los que dirigen la gestión pública de prevención, muy en especial sobre el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).

El abordaje de la Tríada Ecológica de Leavell y Clark es fundamental para salvar miles de vidas. Ellos demostraron que en la ocurrencia de cualquier daño a la salud, en especial los causados por las energías desatadas por accidentes, interactúan tres grandes factores. Primero, las víctimas de los resultados adversos del accidente constituidos por conductores, peatones y acompañantes. Segundo, la transmisión de las energías destructoras que origina el accidente, compuesta por las vías primarias, secundarias y terciarias. Tercero, el agente precipitante de las lesiones y daños, los vehículos de tracción motorizada (camiones, buses, coches y motocicletas) y los transportes de tracción física: bicicletas, triciclos y otros. Vale decir que posterior a Leavell y Clark, el planificador canadiense Marc Lalonde, propuso un modelo causal de los procesos que demostraba que en todo accidente, el factor humano es determinante y precipitante.   

Este fue el tema objeto sobre el cual versó la investigación con que obtuve mi primera maestría y especialización enEpidemiología y Planificación del Centro de Investigaciones y Estudios de la Salud (CIES) de Centroamérica: Epidemiología de los Accidentes de Tránsito en Nicaragua, un estudio premiado con “galardón oro” en las II Jornadas de Investigación en ese país, abordaje realizado en conjunto con mi amigo y compañero de maestría, el doctor Ofilio Mayorga, Oficial Médico del Ejército Popular Sandinista.  

¡Las Carreteras que perdonan, señales que salvan vidas! es lema y programa estratégico que observamos en operación en el Consejo de Seguridad Vial de Costa Rica (COSEVI). Una intervención que se concentra en uno de los tres componentes de la triada ecológica: las vías. Se trata de rediseñar las vías para que aseguren la corrección de diversos defectos físicos y estructurales que precipitan los accidentes. Asimismo corregirlas físicamente a bajo costo y señalizarlas de una manera preventiva para que en caso de que ocurriera el accidente, las vidas sean protegidas mejor. Eso es lo que el amigo y experto latinoamericano Roy Rojas denomina “diseño vial con rostro humano”.   

Para tales fines se requiere un mapa de riesgo, colocar puntos rojos o negros en la cartografía en los lugares de mayor prevalencia de casos de accidentes y establecer causas o factores causales de los accidentes. Estos son los puntos que deben ser privilegiados a nivel de la seguridad y educación vial. La nueva campaña del MOPC al privilegiar el tránsito, las luces de semáforos y las intersecciones está desenfocada, pues no prioriza la prevención de los accidentes mortales de más de 2,450 personas que se pierden en las vías.

Debemos invertir en una seguridad y educación vial que salve vidas. Antes que enseñar a la ciudadanía y los conductores a eficientizar el tránsito, debemos asegurar la vida y la salud de la gente. Para tales fines hay que involucrar a los gobiernos locales; donde Santiago de los Caballeros lo puede hacer muy bien por la calidad del laboratorio cartográfico existente en el Ayuntamiento.

Las exitosas experiencias de Chile y Costa Rica subrayan que un buen plan para lograr “Carreteras que perdonen y Señales que salven vidas” debieran ejecutarse las siguientes acciones: i) elaborar un plano que muestre todos los accidentes ocurridos en la ciudad o en su entorno metropolitano, sean estos graves, moderados o leves; ii) selección concertada de los sitios o focalización de territorios donde acontece la mayor cantidad y gravedad de accidentes (se recomiendan de 6-7 puntos); iii) identificación de factores generadores del accidente; iv) identificación de las medidas correctivas concretas de señalización o ajustes costo-eficiente de la estructura de la vía y finalmente iv) evaluar las acciones tomadas.  

En las vías dominicanas se presentan todos los factores riesgo y hechos a registrar e intervenir de urgencia. Acumulación o concentración de peatones en vías primarias interurbanas; frecuencia de peatones atropellados; centros educativos o empresas con niños y trabajadores, sin señalización, ni protección; vías sin iluminación; trayectorias de vehículos causantes; colisiones entre dos vehículos; protectores de la vía en mal estado; choques frecuentes de vehículos estacionados, colisiones en vehículos esperando girar; choques de vehículos por rebases; postes eléctricos de riesgo, zonas de acumulación de agua pluvial sin escorrentía proclives a volcaduras; kioscos o puestos de ventas ambulantes que interfieren la visibilidad; ramas de árboles que impiden la circulación; entre muchas otras. Todos estos factores requieren acciones concretas de seguridad vial para que las “vías perdonen y las señales salven más vidas”.         
  
Reynaldo Peguero, Director Ejecutivo, Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Esperamos que su comentario contribuya al desarrollo de los gobiernos locales .