Por Miguel Espaillat
Rosaura Almonte (Esperancita), una
adolescente con leucemia y embarazada, falleció el 17 de agosto del 2012.
A la fecha actual, han pasado tres años y nueve meses de aquel nefasto
acontecimiento. Esperancita murió víctima de la aplicación de
una quimioterapia tardía que se complicó con pérdida grave de sangre por
la nariz y la vagina, aborto completo y problemas respiratorios. Nunca
respondió a la terapia con sangre y plaquetas. Finalmente hizo un paro
respiratorio y falleció.
Su muerte, fue un duro golpe a sus
familiares y a toda la conciencia nacional y produjo indignación masiva
acompañada de grandes protestas lideradas por "La Colectiva Mujer y
Salud" y por los intelectuales progresistas del país, en razón de que
aquella muerte a destiempo se pudo evitar, si a tiempo, se le hubiese
practicado la interrupción del embarazo que el protocolo médico y normas de salud,
recomiendan para estos casos, para posteriormente aplicarle la quimioterapia.
Como se recordará, aquella necesaria
interrupción de embarazo con evaluación y recomendación científica para
salvar a Esperancita, no se pudo realizar, pues jerarcas santurrones,
evangélicos y católicos, amparados en una legislación teocrática prohijada por
ellos mismos, impusieron en la Constitución de la República el artículo
37, que prohíbe categóricamente la interrupción del embarazo en cualquier
circunstancia, en lo que lógicamente, se juega de manera indolente, abusiva e
inmoral, con la vida de la madre y con todo lo que ello implica.
El caso de Esperancita fue real; pero
también pueden ocurrir hechos como los siguientes: María y Juan constituyen un
matrimonio feliz de 15 años, tiempo en que han procreado tres hermosos
hijos. Un mal día, después del trabajo, de regreso a su casa, en horas
avanzadas de la noche, María fue violada por un desconocido. El trauma
psíquico vino acompañado de un embarazo, lógicamente no deseado, y para más
desgracia, la criatura tiene cuatro cabezas y deformidades en las extremidades
inferiores, es decir, aquello es todo un monstruo, que de parirlo, la muerte de
ambos (madre y criatura), es algo seguro, diagnosticó el médico gíneco-obstetra
al cuidado de la paciente.
Pero, pese a todo, esta criatura hay que
parirla como Dios manda, según los criterios religiosos de los Pastores Fidel
Lorenzo, Elvis Medina, José Christopher y Rubén Díaz, ahora asociados con la
jerarquía Católica en la que el cardenal López Rodríguez y el padre Manuel
Ruiz, llevan la voz tronante.
La trágica situación que se deriva de la
viudez de José y de la orfandad materna de sus tres hijos, no entra en
consideración, dado que la voluntad de Dios no se cuestiona, según estos
hombres que dicen ser los representantes del Supremo Creador sobre la Tierra.
Una niña puede ser de cinco años o
personita adolescente, si queda embarazada por su pervertido abuelo, o por su
degenerado padre, sino por un hermano perverso, un tío insano, un lujurioso
cualquiera, o por cualquier otro ser diabólico, esa criatura embarazada tiene
que parir el producto de esa violación y sufrir madre y criatura (si es que
sobreviven) y familiares, las traumatizantes consecuencias existenciales que a
posteriori se derivan de esta brutal y asqueante situación.
En tema en cuestión es incomodo de tratar.
Causa cierta angustia y temor envolverse contra el brutal accionar de esos
avasallantes poderes religiosos. Luchar contra las inmoralidades e irracionalidades,
lo mismo que combatir las arbitrariedades de los fundamentalistas religiosos,
siempre ha sido un tema duro y hasta peligroso de abordar o enfrentar.
Los miles que fueron torturados y quemados vivos en los tiempos de las
cruzadas, de la inquisición y en la "cristianización y evangelización del
nuevo mundo", dan cuenta de esas aberraciones, los mismos que los brutales
decapitaciones, flagelaciones, ahorcamientos y dilapidaciones que llevan a
cabo los musulmanes en nombre del dios de su religión, y que en nuevas
versiones, aún se siguen aplicando en pleno Siglo XXI, en el que
paradójicamente, los asuntos del Cesar y de Dios aún no se delimitan, sino que
en acuerdos Iglesia-Estado, como el Concordato, estos lazos se concretizan
reforzados.
Ahora, evangélicos y católicos, unidos en
una "Confederación de Unidad Evangélica", se han puesto de acuerdo
para colocar en sus iglesias una lista con los candidatos, que según ellos,
apoyan antivalores anticristianos, como el aborto, las drogas y el matrimonio
gay, instando a sus ovejas a no votar por esos políticos, porque ese voto
constituye un "pecado mortal". También publicarán en todas las
iglesias otro listado con los candidatos- que según estos prepotentes
religiosos- son políticos que apoyan la vida, los matrimonios heterosexuales y
los valores cristianos.
Observe el lector, que en estos listados,
no enrolaron a los corruptos, especialmente a los ladrones, que son la mayor
plaga que está desangrando a nuestro país, decisión esta que me recuerda, que
Cristo no echó del templo a los hombres y mujeres que allí estaban, porque
tuviera con ellos diferencias sexuales o de criterios sobre la interrupción de
un aborto terapéutico, sino, porque estaban comerciando (y de mala manera), en
la casa del Señor, tal como los están haciendo hoy día, "a cambio de un
diezmo económico y político" los aludidos religiosos que participan en la
política partidista apoyando a Danilo Medina y a todo un sequito de aspirantes
a congresistas y alcaldes, que de antemano se sabe, van a saquear los recursos
públicos puestos en sus manos.
Estos pastores y sacerdotes, para mí,
hombres con mentalidades primitivas, violentan el libre albedrio predicados por
ellos desde los púlpitos y contradicen las misma Constitución de la República
en cuanto al acápite que garantiza la libertad de conciencia y de cultos.
La Constitución de la República, es un
texto jurídico. Su creación, interpretación y aplicación, es labor para
juristas, no de legos en la materia como son los religiosos en cuestión.
El derecho a la vida no es absoluto- establecen los entendidos- y tiene que ser
interpretado en relación con el resto de los derechos protegidos dentro del
marco constitucional, por lo que el derecho a la vida admite excepciones cuando
se trata de una situación excepcional, como es el caso de la interrupción del
embarazo para salvar a la madre. Pero el entendimiento de este concepto
le queda grande a la pequeñez del pensamiento y pobre formación de los
religiosos aludidos, que en su ignorancia, no se dan cuentan, que son
discípulos del Cesar y de Satán; nunca del Dios de amor que pretendemos, traerá
el reinado de paz en nuestra siempre convulsionada tierra.
Reflexiones finales
En artículos anteriores he expuesto, que el
grave problema de la humanidad no estriba, en con quienes las personas se van a
la cama. El problema está, en que más de tres mil millones de seres humanos se
van a la cama sin comer, porque no tienen para comprar la hogaza de pan que
sacie o mitigue su hambre. El problema está, en que faltan millones de camas en
los hospitales. El problema está, en que millones no tienen cama. El problema
está, en que los que tienen comportables y lujosas camas, no quieren compartir,
con los que no tienen cama.
Insisto, el grueso problema de la humanidad
no es la homosexualidad; pero si lo son las guerras, el hambre que sufre media
humanidad, las enfermedades, las emigraciones, la exclusión social, la
concentración de las riquezas en pocas manos, la iniquidad, las injusticias
sociales y el calentamiento global entre otras pestes apocalípticas, que son
los verdaderos problemas del mundo, que no son por culpa de la homosexualidad
ni de los homosexuales, sino por el egoísmo humano y otras lacras, expandidas y
fomentado por el capitalismo, agravado en este tiempo por su versión
neoliberal.
Estos son los males que yo invito a los
pastores y sacerdotes a combatir. Luchar contra los homosexuales y la
homosexualidad es un desaguisado que solo traerá desavenencias en la
convivencia, puesto que el diez por ciento de la humanidad, siempre ha sido, es
y será homosexual. Decir que la homosexualidad atenta contra la
reproducción de la raza humana, es una falacia, puesto que el restante noventa
por ciento, realizará esa labor con creces. Dejémonos pues, de estar fabulando
y riñendo para tan solo crear controversias, para de una vez y por todas,
asumir racionalmente, una realidad incontrovertible, que de ser así, en
conjunción con la eliminación de las lacras anteriormente citadas, nos llegará
la paz tan ansiada y necesitada.
Otra Reflexión
Al finalizar, para mas ilustración y
reflexión, transcribo al lector dos párrafos relativos al tema del matrimonio
gay, de la autoría del periodista José Báez Guerrero en su artículo Siete
variaciones en torno a Wally y Bob. Cito:
"El matrimonio entre personas del
mismo sexo es imposible legal y conceptualmente. Etimológicamente el
matrimonio supone una unión entre mujer (máter) y hombre para concebir hijos;
jurídicamente es un vínculo para formar familia que puede incluir descendencia.
Homosexualmente no hay procreación biológica. Sin embargo, estoy de acuerdo con
que parejas del mismo sexo puedan unirse o vincularse legalmente, dado que
desde que hay mundo lo hacen de hecho y sentimentalmente".
"La sociedad debe proveer a los
homosexuales adecuada protección legal cuando deciden formar pareja estable o
sea un hogar, sólo que por definición no sería matrimonio. Me parece hipócrita
ignorar una realidad humana cuya existencia requiere de reconocimiento legal,
como recientemente ha ocurrido con las uniones heterosexuales de hecho o el
concubinato. Tapar el Sol con un dedo no evita que haya arcoíris, símbolo de
los homosexuales"
Concluyendo...
Para lograr los objetivos propuestos de mas
ilustración y reflexión, tomo del artículo titulado "Lenguaje Respeto
prudencia e indelicadeza en el uso de la lengua" del profesor
universitario Domingo Caba Ramos, los párrafos que transcribo de
inmediato. Cito:
Cuando yo estudiaba en la UASD
(licenciatura en Filosofía y Letras), recuerdo que uno de mis profesores que
había cursado estudios lingüísticos y filológicos en Francia nos contó que
recién llegado a esta nación europea, en la tarde de un domingo cualquiera, por
fijar su mirada en una pareja que ardientemente o con pasión desbordada se
besaba en un parque público, fue momentáneamente detenido por agentes
policiales. Se le acusó de violar el derecho a la intimidad.
¿Por qué le sucedió eso a mí siempre
recordado maestro?; sencillamente, porque junto con su ropa y demás pertenencias,
también metió en la maleta y se llevó a París, el subdesarrollo, el aldeanismo,
la cultura de vecindario, el suburbio y el barrio de la República Dominicana.
Se trata del mismo aldeanismo y subdesarrollo mental que recientemente mostró
el periodista Álvaro Arvelo cuando tronó muy preocupado, porque el padre del
niño que hace unos días trajo al mundo la Lic. Jenny Berenice, fiscal del
Distrito Nacional, no se conoce. ¿Qué le importa a este “comunicador”
quién es o quién no es el padre de la bella criatura de la eficiente
funcionaria judicial o de cualquier otra mujer que haya decidido concebir hijos
al margen de una relación formal?
Minucias de esa naturaleza solo llenan las
agendas de las mentes mediocres y /o de las comadres de barrios. Lo qué sí
importa y tiene valor es la felicidad que siente la jubilosa madre cada vez que
besa, abraza y sostiene entre sus brazos a su tierno retoño. Lo demás no es más
que chisme de “mala monta”
Parafraseando: ¿Qué les importa a los
pastores y sacerdotes aludidos, la decisión de otros de irse a la cama con
quienes decidan? Minucias de esa naturaleza solo llenan las agendas de
las mentes mediocres y /o de las comadres de barrios. Además, si un corazón, no
corre presuroso a socorrer al prójimo, que tampoco lo hagan los ojos y narices
que tan solo gustan, hurgar en chismoteo.
De lo expuesto, el lector tiene la palabra.
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