Por Narciso Isa Conde
Es sumamente pérfido encasillar las reacciones de indignación y
protestas frente a un fraude general plagado de groserías y fechorías como un simple y despreciable “pataleo electoral”.
Me parece insostenible, además, calificar lo acontecido como “simples irregularidades” de un sistema electoral aceptable y reformable
en el futuro inmediato.
Es demasiado inconsistente y tramposo atribuirle legitimidad y legalidad a
los burdos resultados ofrecidos
en los boletines de la JCE,
nutridos con dos métodos
previamente viciados y trampeados: el electrónico y el mano a mano, en el
contexto de un sistema y un escenario electoral dominados por una dictadura presidencialista con una altísima vocación de fraude.
Es un simplismo -nada
ingenuo- separar los números ofrecidos por la JCE en el
nivel presidencial de lo
acontecido a nivel congresual y municipal, cuando el desastre es general y ha
sido ejecutado no solo por la
mayoría de ese organismo, sino por todo el sistema de juntas impuesto por ella,
con la complicidad del TSE, del Congreso
(Senado Y Cámara Baja) y de los
jefes del PLD y partidos aliados (incluidos Leonel y Danilo)… Recordemos como el Presidente Medina corrompió su re-postulación, como adulteró la competencia volcando el inmenso poder de un Estado y del gran empresariado
al servicio de ese propósito, y como proclamó
la imperiosa necesidad de un CONGRESO de su propiedad.
El reclamo de anulación de las elecciones en su totalidad
se cae de la mata y no hay manera
de restarle seriedad, cuando no hay forma de conocer los
reales resultados de las
votaciones, puesto que el régimen y los partidos con más recurso y poder pervirtieron
todo el sistema, las votaciones y los conteos: con todo los métodos espurios ya referidos más la compra de cedulas, votos y
delegados de mesa, alteraciones y
desapariciones de actas, valijas, boletas, cómputos, boletines…de lo que hay
pruebas a granel.
Los que en
esta situación llaman a esperar
el dictamen de la JCE y a apelar al TLC se burlan del país, porque eso equivale
a poner en manos de los instrumentos del fraude las decisiones finales respecto a lo denunciado.
Nuevas elecciones, árbitros, institucionalidad y normas.
Cuando unos comicios se anulan –y estos incluso se han
anulado a sí mismo- hay que hacer nuevas elecciones y ahora no basta recurrir a repetirlas
parcialmente en determinadas demarcaciones. Aquí todo el proceso está podrido, aunque los de arriba se empeñen en
negar una realidad evidente y demostrable. Aquí hay que realizar nuevas
elecciones a todos los niveles, y para
que ellas puedan ser libres, democráticas y
creíbles, habría que hacerlas con otras normas legales, otra JCE y
otro TSE.
Nadie medianamente lúcido, informado e inteligente puede pensar que con Danilo reelecto, Senado reelecto y
una Cámara de Diputados/as igual o peor que la anterior, se podrían reestructurar la JCE, el
TSE, las juntas municipales y los mecanismos electorales cuestionados de manera que los fraudes
(electrónicos y manuales), trampas, falsificaciones electorales no se vuelvan a
repetir. ¡Qué va! Es de tontos pensar así o es de
mentirosos pregonarlo, haciéndonos creerque quienes hicieron este fraude se van
a arrepentir o se van a dejar presionar hasta volverse honestos y de
partidarios de la libertad
Pero
lo mismo hay que pensar sobre la
sugerencia de que el Congreso recién “electo” -tan degradado y descarado como los
peores de nuestra historia- surgido
de este fraude grotesco, vaya a
aprobar una buena ley de partidos y una mejor ley electoral. Todo eso es pura “ple pla”,
ganas de engañarse o de engañar.
Las instituciones estatales, nuevamente asaltadas por la corporación PLD, con
un danilismo dominante -apoyándose en la
autocrática Constitución del 2010- no van a propiciar la democratización de
las elecciones y del sistema político, no van a facilitar su desplazamiento. La dictadura morada no se
va derrotar a sí misma, renunciando a la vez al continuismo.
Las dictaduras son como el caimito, no se tumban a sí
mismo ni caen por sí solas. Por eso ésta va dando saltos hacia la podredumbre
crónica y total; lo que determina
que cualquier restructuración de la JCE, el TLC y las demás altas cortesdentro
de ese contexto, no pasaría de la sustitución del
dominio que tiene ahora Leonel
sobre ellas, al que pretende
lograr el presidente reelecto en medio de la
imposición del fraude general.
Tampoco es creíble
que los cogollos del CONEP y del EPISCOPADO, luego de sus recientes
demostraciones de postración frente al régimen peledeísta, puedan convertirse en
entes democráticos y democratizadores frente a
la dictadura morada-danilista.
A otro pez con esa carnada. Llaman a la paz como si reclamar
derechos fuera la guerra, para
que los productos del fraude imperen cuatro años más favoreciendo sus intereses
y ambiciones.
Sus medios de comunicación y de dominio
ideológico silencian hasta las fechorías evidentes y tapan además la voluminosa corrupción que envolvió
el contrato de los scarners instrumentado por Roberto Rosario y
sus padrinos; como también la
confabulación de Danilo Medina con los VICINI para llevar al candidato del PRM-PRSC, David
Collado, a la Alcaldía de la
Capital; simulando algo de
democracia en esta demarcación; lo que también silencian los partidos de
oposición y el gran coro de periodistas y programeros sobornados. El fraude cuenta con sus adornos.
Como salir del tranque: alternativa.
Vista esas verdades, estamos
frente a un tranque político
provocado por el orden constitucional, la institucionalidad y el régimen
político vigentes, que conforman una dictadura corrupta y corruptora; que aunque más degradada, debilitada y deteriorada después de estas elecciones, procura
sobrevivir y continuar por cuatro años más.
Algo inaceptable y posible de evitar en el corto o
mediano plazo… si las
claudicaciones, mediatizaciones y transacciones propias de una oposición derecha, experta en poses que luego no
practica, son también derrotadas
por la indignación y la movilización popular contra la maquinaria del fraude;
declarando anticipadamente como improcedente reducir las demandas a nuevas
elecciones locales dentro de este sistema electoral; o a negociaciones entre candidatos
opositores que se den por derrotados, el gobierno-PLD, el gran empresariado y
la cúpula católica (como comienza
a sugerir algunos).
Un cambio de verdad exige adoptar la democracia de calle
como nueva ruta para lograr el acorralamiento,
la ruptura y desmonte de esta dictadura tramposa (basada en un orden
constitucional pervertido), refundar
el Estado y sus instituciones, restablecer el sufragio democrático, rescatar la
soberanía popular y nacional, y transitar hacia una sociedad justa y solidaria
por la vía de una Constituyente Popular y Soberana.
Así pensamos en el seno de la Izquierda Revolucionaria-IR
y dada la gravedad de la situación acordamos estimular a todas las fuerzas
democráticas a promover encuentros unitarios para debatir juntos/as este y otros pareceres sobre los RESULTADOS DE LAS ELECCIONES, LA RESPUESTA
POPULAR Y LA PROPUESTA DE CAMBIO, a fin de impulsar las luchas inmediatas en
torno a los consensos que alcancemos.
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