Por José Miguel Medina Tejeda
Pregunta: "¿Es bíblica la adoración a los santos y a
María?"
Respuesta: La Biblia es absolutamente clara en que solo debemos adorar a Dios.
Los únicos casos en que alguien más que Dios recibe
adoración en la Biblia es cuando se trata de dioses falsos, los cuales son
Satanás y sus demonios.
Todos los seguidores de Dios el Señor rechazan la
adoración. Pedro y los apóstoles se negaron a ser adorados (Hechos
10:25-26; 14:13-14). Los santos ángeles se negaron a ser
adorados (Apocalipsis
19:10; 22:9). La respuesta es siempre la misma,
“¡Adora a Dios!”
Los Católicos Romanos intentan “desviar” estos claros principios Escriturales, diciendo que ellos no “adoran” a María y a los santos, sino que más bien ellos sólo “veneran” a María y a los santos.
Los Católicos Romanos intentan “desviar” estos claros principios Escriturales, diciendo que ellos no “adoran” a María y a los santos, sino que más bien ellos sólo “veneran” a María y a los santos.
El usar una palabra diferente no cambia la esencia de lo
que se ha estado haciendo. Una definición de “venerar” es “respetar en sumo
grado o dar culto.” En ningún lugar en la Biblia se nos dice que rindamos culto
a alguien, sino solo a Dios.
No hay nada de malo en respetar a aquellos cristianos
fieles que se han ido antes que nosotros (ver Hebreos capítulo 11). No hay nada
malo con honrar a María como la madre terrenal de Jesús. La Biblia describe a
María como “muy favorecida” por Dios (Lucas
1:28). Al mismo tiempo, no hay instrucción en
la Biblia de reverenciar a aquellos que se han ido al cielo.
Debemos seguir su ejemplo, sí, ¡pero nunca adorarlos,
reverenciarlos, o rendirles culto!
Cuando son forzados a admitir que en realidad ellos adoran a María, los católicos argumentarán que ellos adoran a Dios a través de ella, al adorar la maravillosa creación que Dios ha hecho.
Cuando son forzados a admitir que en realidad ellos adoran a María, los católicos argumentarán que ellos adoran a Dios a través de ella, al adorar la maravillosa creación que Dios ha hecho.
María, en sus mentes, es la más hermosa y maravillosa
creación de Dios, y al alabarla ellos están alabando a su Creador.
Para los católicos, esto es análogo a dirigir alabanzas a
un artista al alabar su escultura o pintura. El problema con esto, es que Dios
explícitamente prohíbe ser adorado a través de las cosas creadas. No debemos
inclinarnos y adorar a ninguna cosa que esté arriba en los cielos ni abajo en
la tierra (Éxodo
20:4-5). Romanos
1:25 no puede ser más claro: “ya que cambiaron
la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes
que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Sí, Dios ha creado
cosas increíbles y maravillosas. Sí, María fue una buena mujer que es digna de
nuestro respeto. No, absolutamente no debemos adorar a Dios “vicariamente,”
alabando las cosas (o la gente) que Él ha creado. El hacerlo es obviamente
idolatría.
La mayor manera en que los católicos “veneran” a María y los santos, es rezándoles. Como la siguiente declaración lo demuestra, el orar a alguien más que a Dios es anti-bíblico. “Es anti-bíblico orar a los santos y a María, ya sea que se ore directamente a María o a los santos, o que se les hagan peticiones como mediadores. Ninguna de estas prácticas es bíblica”.
El orar es un acto de adoración. Cuando oramos a Dios,
estamos reconociendo que necesitamos Su ayuda. Al dirigir nuestras oraciones a
alguien más que no sea Dios, le estamos robando a Dios la gloria que solo le
pertenece a Él.
Otra manera en que los católicos “veneran” a María y a los santos es creando estatuas e imágenes de ellos.
Muchos católicos usan las imágenes de María o de los
santos como “amuletos de la suerte”. Cualquier lectura superficial de la Biblia
revelará que esta práctica es un claro acto de idolatría (Éxodo
20:4-6; 1
Corintios 12:12;1
Juan 5:21).
El frotar las cuentas del rosario es idolatría. Prender
velas o veladoras ante una estatua o imagen de un santo o de María, es
idolatría. El enterrar una estatua de José con la esperanza de vender tu casa
(y un sinnúmero más de prácticas católicas), es idolatría.
La terminología no es lo importante. Ya sea que la práctica sea descrita como “adoración” o “veneración”, o cualquier otro término, el problema es el mismo. Cada vez que atribuimos a alguien más algo que pertenece a Dios, es idolatría. En ninguna parte de la Biblia se nos enseña a reverenciar, orar, depender, o “adorar” a alguien que no sea Dios.
Debemos adorar solamente a Dios. La
gloria, la alabanza y la honra pertenecen a Dios solamente. Solo Dios es
merecedor de “... la gloria y la honra y el poder...” (Apocalipsis
4:11). Solo Dios es merecedor
de recibir nuestra reverencia, adoración y alabanza (Nehemías
9:6; Apocalipsis
15:4
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