Por
Luis Aníbal Medrano S.
Soy de los que
creo que el pueblo dominicano está en la obligación y el deber de zafarse del
actual estado de cosas que por desgracia de la vida está sometido y que al
cuadro de actores principales de la película de misterio a la que le han
obligado actuar y quieren convertirla en una secuela, debe dársele su castigo y
no financiarle la segunda parte con su voto.
Muchas son las
personas que al igual que yo opinan que estamos ante la reencarnación del
tirano sanguinario Rafael Leónidas Trujillo Molina, un tipo al que le llamaban
chapita y que bañó de sangre los cuatro costados del país y que se atrevió a
usar sus sangrientos tentáculos para osar llevar las acciones de su corazón
maldito a tierras extranjeras.
Lógico, Trujillo
resulta un niño de teta ante la figura superdotada de malicia, experta
calculadora, mentirosa y farsante de Danilo Medina Sánchez, quien sin duda
alguna resulta ser una mezcla de las partes malas de los presidentes que ha
tenido el país y una que otras influencias de ciertos gobernantes extranjeros
del pasado y el presente que han subyugado a sus respectivos pueblos.
Pensaríamos que
el descalabro de la seguridad ciudadana en mi querida, adorada y venerada
República Dominicana es parte de un plan para amedrentarnos, o quien sabe para
ser usada esa deficiencia para obtener pingues beneficios solicitando préstamos
para supuestamente dedicarlo a ese grave problema. Hasta me voy más lejos, para
un sector vivir del negocio de la seguridad privada como en algunos países de
centro y sur América. Todo es posible en nuestro país.
En el aspecto
salud hay que preguntarse cómo es posible el retroceso en que ha caído el
sistema nacional de salud, donde la deficiencia y la anarquía hace acto de
presencia en la gran mayoría de los hospitales públicos donde solo se habla de
remodelaciones de la plantas físicas pero no de cómo enfrentar las recurrentes
enfermedades que agobian al pueblo. Más bueno que es así. Remodelación para conseguir comisión y la salud del pueblo bien gracias.
Veamos entonces
la parte que corresponde a la canasta familiar. Precios hacia arriba, sueldos
hacia abajo. Todo sube sin control, crean crisis de productos para justificar
las importaciones de estos a cargo de algunos compañeros del Comité Central que
han visto en esa fórmula gansteril, la manera de acumular riquezas a costa del
hambre del pueblo. Por Dios y que hígados tan ambiciosos es que tienen esos señores.
Ahora toquemos
el tema de los carburantes. El fatal tormento semanal, dolor de cabeza de los
que tienen que pagar los combustibles más caros, fruto de los altos impuestos a
que somos sometidos, donde se denuncia que en el Ministerio de Industria y Comercio
existe una mafia corrupta que impide que los precios de estos lleguen a sus
costos reales con el fin de beneficiar a empresarios que no pagan impuestos,
lógicamente, empresarios adeptos al régimen peledeista. En pocas palabras el
gobierno engaña al pueblo con tarifas confusas.
Continuando
haciendo una radiografía de lo que sucede en el país dominicano de todos y no
de unas 45 personas, como quieren hacer parecer, es penoso ver como a diario
aparecen casos de corrupción comprobables pero no sujetos a ser juzgado porque
la justicia es dominada por “los papaupas de la matica”, “los
controladoresdetodo.com”, los que imponen su santa voluntad sin importarles un
comino lo que diga el pueblo, que caramba le importa a ellos el pueblo, lo de
ellos es amasar fortunas cueste lo que cueste. María Santísima.
Debemos
concluir, por favor sin derramar lagrimas, que los dominicanos y dominicanas no
nos merecemos lo que estamos pasando, no es justo tanta iniquidad en contra del
pueblo, no se puede continuar por ese camino lleno de podredumbre moral que nos
muestra la otrora organización ejemplo en Latinoamérica y que hoy han
sobrepasado los niveles de corruptela, llevándonos a ser el hazme reír de todo
el mundo.
Es urgente el
cambio, se necesita un cambio, los peledeistas deben dejar de esparcir su hedor
nauseabundo del cloroformo de la corrupción y la pestilencia que emana de su
arrogancia arraigada. No podemos seguir así, hay que enderezar el rumbo
torcido.
Para eso, hay
que vestirse de la humildad necesaria y conformar un frente encabezado por el
Partido Revolucionario Moderno, el partido que ha dado muestra fehaciente de
querer desalojar al Partido de la Liberación Dominicana del poder, hay que
forjar en torno a la candidatura del licenciado Luis Abinader el mecanismo
idóneo del cambio autentico. Unidos podemos lograrlos, solo así, la oposición
sensata aglutinada a favor del pueblo, sería la formula ideal.
El
autor es periodista, locutor, municipalista y político residente en Nueva
York.-
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