Por
JUAN T H
El Dengue ha
matado más de cien personas, principalmente niños y niñas, superando la cifra
de todos los países de América Latina, incluso de China, que tiene mil 350
millones de habitantes, sin que el gobierno haya podido evitarlo.
En cualquier
otro país del mundo esas muertes habrían provocado la destitución de las principales autoridades
de Salud Pública. Pero de esos muertos
ninguno es hijo de un miembro del Comité Político del Partido de la
Liberación Dominicana, de un ministro o banquero poderoso.
(Los familiares
de esos muertos, al igual que el del arquitecto que se suicidó en un
baño de la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE), no recibirán una
carta de condolencia del Presidente Danilo Medina)
Después de más
de cien niños muertos, con gran júbilo el gobierno anunció una batida contra
los mosquitos que producen el Dengue, señalando con algarabía, que había sido un éxito, ya que
lograron matar 5 millones de mosquitos,
que es, maldita paradoja, el número de pobres que tiene el país, los cuales, al
ritmo que van las cosas, terminaran fumigados por la pobreza y el hambre.
¡Cinco millones de mosquitos muertos, cinco millones de pobres muertos de hambre!
Mientras las
excusas van y vienen, el Dengue continúa propagándose y matando pobres. La
Ministro de Salud Pública no sabe qué
decir, ni a quien culpar, menos a ella misma, que ha demostrado
incapacidad, falta de prevención y gerencia.
En el Estado
clientelar y patrimonial en que vivimos, la salud solo importa si deja
beneficios políticos y si pueden traducirse en votos. Mientras el Despacho de
la Primera Dama, por ejemplo, ha recibido 513 millones de pesos en lo que va de
año, 8 veces más que la Defensa Civil (65 millones), 20 veces más que la Cruz
Roja (25 millones) , casi 3 veces más que los servicios de emergencia (199
millones), 10 veces más que la vigilancia epidemiológica ( un millón 884 mil
pesos), promoción y control materno infantil ( un millón 138 mil pesos),
prevención y control de la desnutrición (un millón 533 mil pesos),
prevención y control de las enfermedades
crónicas ( siete mil pesos), promoción y educación para la salud y prevención
(14 mil pesos), control y riesgo en
alimentos y bebidas (25 mil pesos); 18 veces más que en diagnósticos y
servicios de Bancos de Sangre (28 millones),
dos veces más que los servicios de hospitalización (274
millones de pesos)
La salud del
pueblo no le importa, ni le interesa al gobierno de Danilo Medina, por eso le niega
el 5% del Producto Interno Bruto. Construir y equipar hospitales sí, porque la
corrupción los arropa con su manto de impunidad
como ha ocurrido con el Hospital Héctor Cabral y Báez y el Robert Reíd
Cabral, entre otros.
¿Y qué decir de
los miles de millones de pesos que
recibe la presidencia de la República para que Danilo Medina salga a repartirlos
como si fueran suyos, como si salieran de sus bolsillos? ¿Y qué decir de los
miles de millones que reciben senadores y diputados del inmoral “barrilito” y
“cofrecito” para usarlos en sus respectivas campañas reeleccionista
rompiendo con la equidad y la democracia
dentro y fuera de sus partidos?
El Dengue y la
corrupción, con su estela de muerte y enriquecimiento ilícito, parecen ir de la
mano en la campaña reeleccionista del hombre del tiburón podrido y los
principios en el zafacón, Danilo Medina. ¿O no es así, camaradas?
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