Por JUAN T H
No señor, no me
retracto. ¡No lo haré nunca!
No señor, no le
pediré perdón. ¡Jamás!
No señor, no
logrará usted arrodillarme ni vencerme aun cuando logre que sus jueces me
condenen a pagarle los 50 millones de pesos que reclama, me envíen a la cárcel
o me pongan en el paredón a morir fusilado. ¡Es preferible!
Parafraseando al
apóstol José Martí, afirmo que usted no
me pondrá a morir en lo oscuro como un
traidor o como un cobarde, porque soy bueno, y como bueno moriré de cara al sol
defendiendo la dignidad y el decoro que a muchos de los que usted y sus socios
han envilecido con dinero corruptor, les falta.
No señor, no
bajaré del pedestal de los valores éticos y morales para caer de bruces en el
fango donde usted se encuentra. ¡No! ¡No me pida eso!
Me exige que me
retracte por haber dicho en la emisora Z-101 donde laboraba que usted formó
parte del “grupo que se robó el país”, porque de lo contrario logrará que sus
jueces me condenen. ¡No lo dudo!
Me pide que le
firme un documento de retractación para luego publicarlo en espacio pagado en
todos los periódicos, impresos y digitales,
y difundirlo por igual en todos los canales de televisión y emisoras de
radio del país. ¡Se le peló el billete!
Alega usted
tener seis sentencias a su favor de la Suprema Corte de Justicia. Déjeme
decirle, señor, que me parecen pocas. Igual puede tener cien. Si fuera usted
inocente, como diría Einstein, le
bastaría con una.
Las sentencias
de la SCJ que lo favorecen demuestran la degradación del sistema de justicia,
su complicidad con la corrupción, el robo, el saqueo y la impunidad, lo que constituye una
vergüenza.
Además, ningún juez, de ningún tribunal, ha dicho que
usted es inocente de los cargos que se le imputan, a pesar de que el Ministerio
Público ha sido su aliado encubierto en todo el proceso judicial obviando el
artículo 146 de la Constitución que invierte en el fardo de la prueba de tal
moto que es usted quien tiene que demostrar la idoneidad de su inmensa fortuna,
cosa que no ha podido demostrar, ni
podrá.
No me pida lo
imposible, señor. No me retractaré. ¡Ni loco!
Usted tiene
“todo el dinero del mundo” (¿?), y como
si fuera poco, tiene jueces en las bajas y en las altas cortes, fiscales arriba
y abajo, abogados muy costosos, generales, periodistas, etc. Además tiene un padre como el ex presidente Leonel Fernández,
y al potencial “Trujillo del siglo 21”
que lo apoya para que se reelija como lo está haciendo él después de haberse
comido varios tiburones podridos y echar en
los zafacones del país, los
principios si es que alguna vez los tuvo.
Usted, es todopoderoso,
lo tiene todo.
Yo, en cambio, solo
tengo este humilde nombre y una imagen pública que protejo con mi sangre si es
necesario para que mis hijos nunca tengan
que bajar la cabeza avergonzados. ¡Mi ejemplo será su herencia!
Mi difunto
padre, zapatero y chófer de San
Francisco de Macorís, me enseño que “los sueños se realizan trabajando”, no
robándole al prójimo, mucho menos al pueblo.
En ese sentido,
pierde usted su tiempo reclamándome una retractación o enviándome documentos
para que los firme. ¡No lo haré! ¡Ni muerto!
Fidel Castro
dijo, durante el juicio tras el asalto del cuartel Moncada del 26 de julio de
1953 que la historia lo absolvería. Y así ha sido. A usted el pueblo, ni la historia, lo absolverá aunque
tenga mil sentencias de la SCJ a su favor.
¡De eso puede estar seguro!
A mí, en cambio,
aunque esa misma SCJ me condene, este pueblo me protegerá y me defenderá, por
lo tanto, no le temo a usted, ni a su justicia. ¡No lo olvide!
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