Por JUAN T H
Tras 16 años en
el gobierno, 12 de manera consecutiva, la población tiene que estar harta
(“jarta”) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). No solo por el tiempo,
sino por la manera de gobernar, por la arrogancia, la prepotencia, los abusos,
los desmanes, las falsas promesas, los continuos escándalos de corrupción, el
auge del narcotráfico, la delincuencia, la inseguridad ciudadana, la
incompetencia, el endeudamiento externo
irresponsable, el alto costo de la vida, el desempleo, el congelamiento de los salarios (“cebolla”)
de maestros, médicos, empleados públicos y privados, policías y militares; la
impunidad (protección de los desfalcadores y predadores del Estado), las justicias,
falta de salud pública en beneficio de las grandes mayorías; de un plan de educación que sea un factor de
desarrollo; los abusivos precios de los combustibles, de la energía eléctrica; el
caos en el transporte público, el déficit habitacional de 2.1 millón de viviendas; y una cadena
interminable de etc.
El país es un
caos total; (¡coño, ni los semáforos funcionan!), nadie respeta a nadie, ni nada. (“Na e ná) El primero que viola la
Constitución y las leyes es el gobierno.
El Congreso es una porquería, envilecido, incapaz de actuar con responsabilidad
frente al poder Ejecutivo; el Ministerio Público está en el limbo con los ojos cerrados cuando debe abrirlos;
los jueces solo condenan a los pobres. Las “mega divas” y las “chapeadoras”
convertidas en amantes andan exhibiendo su ilimitado ascenso económico y social
en muchos despachos ministeriales de forma impúdica.
En 16 años el
PLD no ha resuelto los graves y angustiantes problemas nacionales; todo lo
contrario, se han agravado y multiplicado. El PLD ha fracasado absolutamente,
como absolutamente se ha corrompido al acumular todos los poderes del Estado.
¡Nadie lo duda!
El PLD ha creado
una cúpula (Comité Político) que ha secuestrado la democracia dentro de su
propio seno y establecido una dictadura constitucional que vulnera y atropella los derechos
fundamentales de la ciudadanía. (La última moda es entrarle a palos y patadas a
los que osan protestar frente al Palacio Nacional por actos de corrupción tan
bochornosos como los de la Oficina Supervisoras de Obras del Estado)
Mentiras,
engaños, patrañas, falsedades, demagogia, paternalismo, corrupción rampante,
violencia. Degradación ética y moral. Esas son las características de los
gobiernos del PLD. El país está “patas arriba”, como diría Eduardo Galeano.
Nada funciona como corresponde.
Por todas esas
razones es que la mayoría de los hombres y las mujeres, no importa su edad, ni
su posición económica, ni su simpatía política, deben estar hastiados del PLD y
sus principales líderes, convertidos en el principal grupo económico de la
nación, sin que la mayoría pueda explicar el origen de sus riquezas.
El PLD debe
pagar caro sus continuas ofensas al pueblo en las elecciones del próximo 16 de
mayo, a menos que sea masoquista. El voto castigo debe estar presente en las
votaciones al igual que la abstención.
No votar por Danilo
Medina es un acto de justicia y de patriotismo.
Hay que estar
muy enajenado, muy loco o muy corrompido para votar por el PLD y sus candidatos
en las próximas elecciones. El PLD no merece estar un día más en el poder
después de las elecciones.
Yo estoy “jarto”
del PLD y de Danilo. ¿Y usted?
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