POR ELVI PAREDES
Vivir en
democracia conlleva un alto grado de responsabilidad cívica, de saber que no
solo tenemos derechos, sino que además, tenemos deberes que cumplir,
obligaciones con nuestros vecinos, con nuestros compañeros de trabajo, con
nuestros compañeros de estudios, con nuestra familia.
Aún resuenan en
diversos momentos, los llamados de impotencia de ciudadanos, hartos de abusos,
porque han sido violados sus derechos ciudadanos, al bloquearles la entrada de sus
viviendas, de sus negocios, de sus comercios, por otros ciudadanos que se creen
con el derecho de ocupar las entradas de casas o negocios, (porque según
estos), ´´la calle no es de nadie´´.
Es por ello que
muchos ciudadanos, en su desesperación claman de manera errónea ´´por un Trujillo, que haga
cumplir la ley´´.
Al parecer,
muchos de esos ciudadanos no vivieron la realidad del terror, el crimen, el
asesinato, el exilio y la vulgaridad del tirano.
Otros que si lo
vivieron y que anhelan la paz y la seguridad púbica que dicen se vivía en ese
tiempo, lo hacen por la impotencia, ante la indiferencia que muestran las
autoridades para hacer cumplir la ley a todos los ciudadanos, sin importar
sexo, credo, rango o estatus social.
La distorsión
que ha sufrido la DEMOCRACIAcomo forma de vida y de contrato social, ha llevado
a pensar a muchos dominicanos y dominicanas, que democracia, es hacer lo que me
venga en ganas, es estacionarme donde lo desee, es establecer un negocio donde
YO QUIERA.
Pues NO. Eso NO
es democracia. Lamentablemente tenemos instituciones como los ayuntamientos, la
Autoridad Metropolitana de Transporte AMET, la Policía Nacional y los
Ministerios de Medio Ambiente y Obras Publicas, que por politiquería, populismo
y demagogia, NO cumplen con su deber, de hacer cumplir las leyes de tránsito y
de protección de los espacios públicos.
Es de esa manera
que nuestras calles y avenidas, plazas, parques y cualquier espacio público que
se pueda utilizar por choferes o vendedores dominicanos o haitianos, es ocupado
sin que alguna autoridad competente intervenga.
Espacios como la
Avenida Duarte, principalmente en el tramo de la Avenida Paris, se han
convertido en un pandemónium, donde el ciudadano de a pie tiene que caminar por
medio de la calle, porque ya los vendedores, en su mayoría haitianos, han
tomado las calzadas y gran parte de la calle.
Pero no hay que
caminar mucho, para ver otro ejemplo de arrabalizacion, llegando tan solo a la
calleJoséMartí, donde ya no quedan calzadas o aceras, e incluso parte de la
calle, sin que haya sido ocupada por vendedores, choferes de carros, guagua o moto
concho.
Pero, lleguemos
a la Avenida Nicolás de Ovando esquina MáximoGómez, donde los vendedores
incluso construyeron casetas o locales, mientras que los haitianos tomaron la
isleta central del elevado, sin que el supuesto sindico o alcalde de la capital haya hecho
absolutamente NADA para evitarlo.
Y asíestá la
Plaza de la Cultura, ocupada por los vendedores haitianos, que han tomado la
puerta de acceso a la parada del Metro,
y ya se mueven por toda la plaza, como si fuera un mercado más, donde
defecan y orinan sin que autoridad alguna intervenga.
Pero uno de los
espectáculos más grotescos y arrabalizantes es la ocupación de la importante
Avenida Paseo de los Reyes Católicos, la cual no solo ha sido ocupada
completamente, sino además, destruida.
En esa vía, los
vendedores han hecho lo que le ha venido en ganas, ocupando ya no solo esa
avenida, sino también la Máximo Gómez hasta la Nicolás de Ovando completamente.
Pero así están
los puentes, ocupados por vendedores en su mayoría haitianos, los cuales no
permiten el paso de los ciudadanos.
También vemos como
nuestras lomas son ocupadas por los invasores de propiedad pública y privada,
que acaban con los bosques y espacios verdes en las orillas de nuestras
carreteras, sin que Obras Publicas o Medio Ambiente hagan nada.
A eso hemos
llegado con la democracia distorsionada que heredamos de la tiranía
trujillista. Al desorden. Al dejar hacer y al dejar pasar, puesto que ´´no
podemos quitar a esos padres de familia de esa calle, porque NO votan por mí´´.
Así vemos que
los militares que resguardan las estaciones del Metro dicen que no se meten con
los vendedores haitianos, ´´porque eso a ellos no les corresponde´´.
Por otro lado,
los agentes de AMET tampoco se meten con los vendedores que obstaculizan el
libre tránsito, ocupando las esquinas y parte de las calles, ´´porque tampoco
le corresponde´´.
Entonces, a
quien le corresponde imponer el orden y garantizar la seguridad ciudadana?
Así no se puede
vivir. Así solo llegaremos a un camino sin retorno, donde cada cual tomara la
justicia por en sus manos, pero ya será tarde.
Y eso NO ES
DEMOCRACIA. Eso conlleva a la anarquía, al desorden, a la inseguridad total.
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