Por Miguel Ángel Cid Cid
La más reciente celebración de elecciones conjuntas datandel año de
1994. En aquel año se eligieron el presidente y vicepresidente de la República;
los senadores y diputados; los alcaldesy sus suplentes. Y además se votó por
los regidores y regidoras de los ayuntamientos, que hoy denominamos alcaldías.
Ese proceso electoral desencadenó en un fraude que, a su vez, originó
una crisis política. El Dr. Joaquín Balaguer, candidato del Partido Reformista
Social Cristiano (PRSC), le cerraba el paso de esa manera no ética al candidato
Dr.José Francisco Peña Gómez, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
La salida de la crisisdevino en una rara transacción política
denominada “Pacto por la Democracia”.
El “Pacto por la Democracia”
incluyó la reforma a la Constitución de la República que consagró, primero, la
prohibición de la reelección presidencial; segundo, separar las elecciones
municipales y congresuales de las presidenciales; tercero, estableció la doble
vuelta electoral;y,cuarto, celebrar elecciones presidenciales en el 1996.
Aparte de recortar a dos años transitoriamente el período de su
gobierno, al anciano caudillo Joaquín Balaguer se le impedía presentarse como
candidato. De ahí nació otro pacto, el “patriótico”,
que se constituyó en una vuelta de tuerca o en un punto de no retorno de la
política dominicana y el cual no es el objeto de éste breve artículo.
Pues dos años después, en 1998, se realizaron las elecciones
congresuales y municipales olas “elecciones de medio término” como se le
llamaron, ya que servían para evaluar, al cabo de dos años, la gestión del
gobierno en curso.
Así llegamos hasta el año 2010. El Dr. Leonel Fernández, a la sazón Presidente
de la República,propició una “nueva Constitución” que revocó las conquistas
ciudadanas y democráticas del 1994, unificando las elecciones y restableciendo
la reelección presidencial intercalada a partir del año 2016.
Ésa Constitución explica por qué el próximo año se celebrarán
elecciones en todos los niveles de dirección del Estado y que, en el 2020, las
elecciones municipales serán el tercer domingo de febrero. En tanto que,tres
meses después,tendrán lugar las presidenciales y congresuales, es decir,el
tercer domingo de mayo.A partir de ahí, será igual cada cuatro años.
De manera que el 15 de mayo del 2016, los electores votarán en 48
circunscripciones electorales y se escogerán las autoridades en 158 municipios
y 234 distritos municipales (DM), incluyendo sus regidores y vocales.
En 1994 los municipios, en contraste, eran 107; mientras que los
distritos no pasaban de 47 y, las autoridades de estos DM, no eran de elección
popular directa.
Esta división político-territorial hace que en el lugar más recóndito
del país se escojan autoridades por el voto popular, dando la apariencia de una
democracia a ras de suelo o generalizada. Pero conociendo cómo se bate el cobre en el
país político, se puede anticipar que sólo se democratizarán los conflictos de
los partidos políticos en cada uno de estos rincones.
La Ley 55 de Registro Electoral, en su artículo 18, prohíbe la
creación de nuevas demarcaciones con fines electorales a un año de la
celebración de elecciones. A su pesar, los partidos siempre acuerdan nuevas
creaciones para suplir sus apetencias o clientelas. Y en eso están.
De modo que en este contexto, cada vez más enmarañado,se aproxima la
hora cero para las votaciones del próximo mayo. Todo ello con el agravante de
fondo que establece el Magistrado José Ángel Aquino en su ponencia en el Diálogo de Políticas Públicas:
“Al día de hoy, no contamos
todavía con una legislación electoral y de partidos que estén en armonía con
los principios de transparencia y equidad que consagra la nueva Constitución
del 2010”.
Chúpese ese limón mientras regreso con el tema.
Miguel Ángel Cid
Twitter:
@miguelcid1
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