Por Miguel Ángel Cid Cid
En las artes escénicases común escuchar la frase “tienes que
identificarte con el personaje”.En teatro, cine, dramas novelescos… el
personaje es el papel que interpreta el artista o actor. Lo mismo se aplica en novelas,
cuentos, narraciones, poesías... en fin, en literatura en general. Cada nombre
de persona, pongamos por caso Dulcinea o Aureliano Buendía, constituye una
representación. Aquí, no obstante, nos
ocuparemos del personaje pintoresco,ese ser que deambula entre la realidad y la
ficción.
Las personas de carne y hueso viven en el territorio.El personaje
pintoresco, en cambio, habita en ambos, en el imaginario popular y en el
territorio. Pues es producto de una colectividad específica, y es representado
por alguien que mantiene su condición humana.
Es ese ente “condenado por su chifladura”, como nos señala Alberto
Cortez, por serun producto del mercado. Un resultado, por demás, orientado al
ocio. Sin embargo, como ya se ha dicho, detrás de cada personaje haysiempre una
persona.Yno pocas veces olvidamos el hecho de que el personaje es un reflejo de
la comunidad, un vernosen su espejo.
En el personaje pintoresco se produce una catarsis entre la persona y el
personaje. Se genera una relación intrínseca entre uno y otro; un estado de
dependencia mutuo quelibera a ambos de las ataduras impuestas por la sociedad y
el mercado. Desatadosesos nudos, el personaje, en su aparente estado de inconsciencia,
satiriza a la propia sociedad y al mercado.
Mientras el mercado le vende a la sociedad el personaje entre risas y
carcajadas burlonas, el personaje se mofa fingiendo no darse cuenta de la
farsa.En el mundo del entretenimiento es gracioso, pero transferido a otro
ámbito, no lo es tanto.
Que nos sirva de ilustración el casode la bella modelo Benya Carolina.
Ella vive su realidad desinhibida y le importa un comino lo que piense la
gente. Sabe perfectamente que no pocos artistas se escudan en sus “debilidades”
mentales para esconder su condición de personajes desenfrenados. O, como dice
la juventud de hoy en día, “desacatados”, cometiendo infinidades de ridiculeces,
para aparentar un “éxito” que no han alcanzado. Pero, dije, eso es farándula.
El punto es comprender esta realidad y observar las particularidades
de esos personajes que dan color unos y, dolor otros, a la vida de nuestras
comunidades. Elloaportaelementos creativos a los análisis de la realidad
sociopolítica nacional. Tarea propia de las ciencias sociales en general y de las
cienciaspolíticas en particular.
Visualizar el ser social en su dicotomía persona-personaje, en suimbricación
simbiótica, transformará el razonamiento sociopolítico en energía vital. Una
energía al servicio del desarrollo local y nacional que humaniza la opinión
pública y que tiende a transparentar y volver más discernible, por ejemplo, laactividad
política. Y la crítica a lapráctica política (crítica entendida a la manera de
Martí, como ejercicio del criterio), siempre debe estar orientada contra los
poderosos personeros y sus papelazos.
Lo más trascendente de semejante visión esque, por otro lado, facilita
vernos en el espejo del personaje. ¿Cuál es la razón que impide ver con el ojo
humano nuestros personajes pintorescos y a aquéllos que no los son tanto? ¿A
caso será porque nos empecinamos en no ver nuestro propioescenario? ¿O en
negarnos a notar como los otros manipulan la realidad?
Con todo, asumida esta dinámica de análisis sociopolítica, no faltará
quien al referirse a ti, exclame, en tono agradable, “¡ese es un personaje!”. Entonces respira profundo y no te preocupes.En
mi caso, para no ir más lejos, ya son varios amigos y amigas que me lo dicen a
quema ropa y en mi propia cara.
Y yo sigo vivo y escribiendo.
Miguel Ángel Cid
Twitter:
@miguelcid1
5febrero 2015
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