Por Ing. Ramón Ureña Torres
Por décadas los dominicanos y dominicanas, hemos escuchado que
la agricultura constituye junto al turismo, la espina dorsal de nuestra
economía, sin embargo, en lo referente a los sectores agrícolas,
conforme a los enfoques estratégicos y la evaluaciones de campo hechos
por el Consejo Regional de Desarrollo Inc. (CRD), las actuales estructuras de
nuestra economía agrícola, evidencia una muy preocupante debilidad y fragilidad,
que amerita de una urgente reorientación, para que cumplan su rol
motorizador del desarrollo del país.
Conforme a éstos, si bien hoy en día, producimos más
bienes exportables no tradicionales, no menos cierto es, que los problemas y la
incertidumbre en el campo se han multiplicado, con la agravante de que producto
de políticas neoliberales, muy bien dirigidas, desmontamos y desmantelamos
nuestra principal agroindustria que eran los ingenios azucareros.
De igual forma, resaltan, que nuestra producción cafetalera
inicio un proceso lento y sostenido de descenso, fruto de muchos factores,
entre ellos: enfermedades como la roya y la broca, debido a
la falta de una política de protección a este cultivo tan importante en
el campo y para el país.
Citan a su vez, el caso preocupante de una
producción tabacalera reducida en forma exponencial, aunque tenemos en el país
una gran industria productora de cigarros muy prestigioso en el
mundo, lo cual, aunque parece contradictorio ante la realidad que
presenta el sector tabacalero, pero es así.
¿Qué pasó con los productos de exportación
primarios de nuestra economía que hasta 1970 fueron los pilares que sustentaron
la misma?:
En tal sentido, las conclusiones de los
estudios del CRD, recogen que perjudicialmente para nuestra nación y su
población presente y futura, simplemente han desaparecido y hoy en vez de ser
grandes exportadores, somos grandes importadores de esas materias primas, que
luego son transformadas en azúcar o café molido o cigarros para la exportación.
Para el organismo de desarrollo, el plan de
los neoliberales puesto en práctica por varias décadas en República
Dominicana, para imponer masivas importaciones en perjuicio de la producción
nacional, funcionó muy bien y a perfección, perjudicando a la producción
agrícola y con ellos el desarrollo nacional.
Algunas incronguencias insostenibles:
Las directrices que recomienda el CRD, llaman
a reflexionar profundamente sobre las problemáticas que hemos generado en
nuestra producción agropecuaria, ya que pese a ser un país que lo tiene
todo para producir, hemos preferido ser ensambladores de productos,
con materia prima que producíamos antes y ahora somos grandes
importadores de las mismas, poniéndoles aquí un valor agregado y para luego exportar,
como resulta el caso, de los cigarros, el azúcar y sus derivados,
los cuales actualmente somos grandes importadores y luego exportamos
convertidos en otros productos, tales como: Rones y así sucesivamente.
Al respecto, añaden, que tenemos crisis
con nuestros vegetales de invernaderos y campo abierto y no disponemos de una
industria que ponga valor agregado a nuestros pimientos, pepinos, etc.;
haciendo conservas, dulce disecado, harina, encurtidos, entre otros; por tanto,
debemos asumir un mejor rumbo, en virtud de que si dispusiéramos de estas
agroempresas, hoy no tendríamos que virtualmente estar botando estos productos
y los productores de esos rubros viviendo situaciones angustiosas.
Citan en el mismo sentido, que somos grandes
productores de aguacate, sin embargo, cada año se desperdician millones
de unidades por falta de mercado y mas ahora con la veda de la mosca del
mediterráneo, y no disponemos de una sola agroempresa, que procese esta
preciada materia prima, para extraer aceites esenciales sumamente cotizados en
el mundo o convertirlos en guacamole para la exportación.
También ponderan, que si bien es cierto,
que nos podemos ufanar y sentir orgullosos de que somos
un gran productor y exportador del mejor cacao orgánico del mundo, pero
no hemos sido capaces, de volver al pasado cuando en los años cincuenta, éramos
procesadores de cacao, convirtiéndolo
en finos confites. (Llama a recordar en esta significativa labor, la famosa
chocolatera de Puerto Plata, que operó hasta entrada de la década de los
años 60.)
Metas a lograr:
El Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD),
desde hace varias décadas, ha realizado propuestas muy concretas en torno a la
transformación de nuestra economía agropecuaria, a fin de que no
continuemos a espalda a lo que está pasando a nuestro alrededor en países
como Costa Rica y otros con condiciones climáticas y de cercanía a los mercados
menos favorables que el nuestro, los cuales actualmente, exhiben una bien
consolidada economía agrícola, que les sirve realmente como palanca a su
progreso y a su desarrollo socioeconómico.
Por tanto, sugiere a los diversos sectores
nacionales tomar la implementación de sus estrategias, para dar paso a
una revolución industrial y tecnológica en nuestra agropecuaria, así como, a
políticas e iniciativas que conduzcan a generar cambios profundos en el habitad
y las condiciones de vida de los productores y obreros agrícolas, a fin de
ponernos a la par con los avances alcanzados por los países de América Latina,
que teniendo por soporte la solidificación de la producción y las estructuras
agropecuarias, se han colocado entre las economías de mayor crecimiento y
avance del mundo.
Propuesta que el CRD entiende saludable su
acogimiento, al igual como las que ha venido haciendo en todas las áreas
sensibles de nuestra economía, como resultante de una visión nueva,
tendente a hacer de nuestra nación una verdadera potencia productiva en el
Caribe y el Mundo, y además, para lograr proveernos de los instrumentos
que nos permitan descontinuar la mala práctica en que nos hemos sumergido, al
habernos convertido en exportadores simples de materias primas que producimos,
para luego ser importadores de los productos terminados con ellas.
Implantar el éxito del turismo en la
agricultura:
Dentro de las recomendaciones que contiene sus
estudios sobre nuestra economía agropecuaria, el CRD recuerda que los años 60
cuando se comenzó a hablar de turismo, eran muchos los escépticos sobre su
posible desarrollo, sin embargo, se logró propulsar el mismo, teniendo por
resultado que hoy somos después de México, el principal destino turístico del
Caribe, con proyecciones muy halagüeñas, a pesar de lo que significa el desafío
de Cuba en su nueva versión.
Insta a comprender, que estos logros son
alcanzables en nuestro sector agropecuario, si asumimos el
comportamiento que hemos tenido en el sector turístico, en el que
la correcta visión que tuvo Angel Miolán sobre el desarrollo del mismo, fue
aceptada y asumida plenamente por un grupo de empresarios
emprendedores y un Gobierno con la voluntad necesaria, para iniciar la
transformación turística del país, además, para crear las infraestructuras
inexistentes e iniciar una promoción sin precedente de su sol permanente,
sus hermosas playas, sus bondades ecoturísticas y de montañas, y así como de sus
lugares históricos, entre otros.
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc.
(CRD), con el turismo hicimos una revolución de la cual hoy cosechamos sus
frutos, haciendo de esta actividad una verdadera industria, siendo esto, lo que
debemos hacer con la Agropecuaria Nacional, como parte fundamental de la ruta
correcta que debemos asumir hacia la conquista de un desarrollo nacional
sustentable y permanente.
El autor es:
Ramón Ureña
Torres,Director Cibao Central del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), Ingeniero
y Empresario, Experto en asuntos medio ambientales y municipales.- Tel. 809-244-5496 y
Correo: crdnordeste@yahoo.es- San Francisco de Macorís, RD.
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