lunes, 27 de julio de 2015

Los diputados de ultramar, la gran incógnita


Por Menegildo Cruz

La lucha por alcanzar una posición de diputado de Ultramar, se ha convertido en un privilegio donde los aspirantes tendrán que hacer una gran inversión económica, tendrán que desarrollar capacidad operativa y tener un liderazgo con sobrada experiencia para lograr su propósito.

Representar la comunidad en el exterior, es cuestión de crear las expectativas a la diáspora Dominicana en materia de iniciativas legislativas y borrar el fracaso de gestión y evaluación casi cero de los 7 diputados actuales.

Las quejas por el abandono de las ofertas incumplidas, las promesas de campaña, la posición social que representan, son algunos de los reclamos que se escuchan en las comunidades.

Lo que se dice, es que los diputados son una gran incógnita, debido a que su liderazgo es simplemente por su capacidad económica, lo hacen para elevar su ego personificado o por colocarse en las altas esferas del poder político burgués.

Las aspiraciones en estos momentos carecen de planes y propuestas, solo le interesa brillar en el ámbito social sin planes reales y basados en aspiraciones personales para bloquear las aspiraciones de candidatos con muchas posibilidades.

Recordemos la experiencia del 2012 donde las aspiraciones desmedidas de candidatos sin posibilidades cerraron paso a posibles triunfadores como sucedió con los compañeros Arsenio Devarés y Neftalí Fuertes.

Soy de los que se adhieren a las quejas de la comunidades se sienten desprotegidas por tener representantes sin méritos ninguno, no merecen tan digna posición y el comentario es de fracaso y engaño total por no cumplir con las ofertas hechas.

En la campaña electoral del 2012, los aspirantes se colocaban en las tarimas ofreciendo reivindicaciones: decían que lucharían por eliminar los elevados costos de los pasajes aéreos, abrirían oficinas de servicios, ayudas en caso de muertes, regulación de las famosas mudanzas, ventanilla única, oficina del Banco de Reservas, becas para jóvenes, en fin promesas, promesas y más promesas.

Este panorama es un indicador de la tradición politiquera y clientelismo social paternalista impregnada en la conciencia de las comunidades donde se lucha por conquistas personales.
Estamos desprotegidos, sin representantes y sin líderes reales, se impone un liderazgo renovador. Un total abandono político, por el solo hecho de elegir representantes que solo les interesa formar parte de un club politiquero busca vida que en la campaña aparecen vendiendo ideas, haciendo promesas y mintiéndole a las bases.

El PRM no puede presentar candidatos para repetir la historia, los militantes apoyaran aquellos compañeros ( a ) con sobrados méritos, aquellos aspirantes a tan digna posición que sean capaces de presentar un programa de consenso y creíble.

El próximo diputado(a) tendrá que garantizar un programa de gestión que sintetice el deseo colectivo de la diáspora, diputados con sobrada hoja de vida y preparación lideril para representar la lucha política del PRM en el exterior.

El deseo de ser diputado de ultramar, se inspira en los privilegios que la sociedad burguesa le oferta: Salario de RD$175.474 por mes, gastos de representación RD$ 35 mil, dietas RD$45 mil, pago de teléfonos RD$22 mil, más otros privilegios como seguridad, choferes, ticket aéreos y más.

La pregunta que se hace las bases, si valió la pena elegir representantes burócratas?

Los cálculos económicos dan señales de que la gran inversión económicas por año le representa al Estado Dominicano la suma de RD$25.247, 712, dinero del pueblo que muy bien resultaría positivo invertirlos en Educación, salud e infraestructuras.

Estos privilegios, son razones suficientes para que surjan cantidades de aspirantes, sin planes, sin programas, sin hoja de vida, y sin historia comunitaria.

Pero surge el pero dominicano. Por suerte existen contados con reducidos número de los dedos de una mano, aspirantes a la diputación en el exterior, que tiene en su aval preparación profesional sin limitaciones, capacidad de planificación, son solidarios, tienen don de gente, no evaden las responsabilidades asumidas, son humildes y por sobre todo, tienen el don de gente. En eses reducido número de candidatos y candidatas, es que debemos pensar.


Por eso debemos deliberar en la gran incógnita del nuevo liderazgo que surgirá de la selección acertada de todos y cada uno de los que podemos incidir en el surgimiento de los diputados y diputadas de ultramar. 

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