Por JUAN T H
El negocio de
Quirino Ernesto Paulino Castillo resultó un éxito mayor del que supusieron los
estrategas, pues todos salieron con grandes beneficios, menos uno.
Veamos: Traer al
país al mayor narcotraficante que ha tenido el país en los últimos años de
acuerdo con los reportes, extraditado y condenado en Estados Unidos donde
pasó años en la cárcel, que se acogió al
programa de testigos, revelando los engranajes del tráfico de drogas en varios
países, incluyendo el suyo, no fue una decisión unilateral ni caprichosa de un
funcionario cualquiera.
La decisión de
traer a Quirino a la República Dominicana subrepticiamente, de madrugada, pero
“filtrando” la información a determinados comunicadores, entre ellos yo, que no
me dejé utilizar de preservativo, fue producto de un plan cuidadosamente
diseñado por las más altas instancias del poder.
Antes de su
llegada al Aeropuerto Peña Gómez, donde no cruzó por el Salón de Embajadores
por prudencia, se montó una campaña mediática con excelentes resultados.
Digamos que una especie de cortina de humo para preparar el terreno.
El objetivo, al
que había que dispararle al corazón político para matarlo y enterrarlo, no era
otro que Leonel Fernández, víctima de un novedoso estilo de sicariato.
Quirino formó parte
de un plan general de cara al proyecto reeleccionista que tenía como un
obstáculo principal a Leonel que pretendía volver al Palacio Nacional si los
vientos soplaban a su favor, como lo dijo en varias ocasiones.
Para los
“consultores” contratados, lo primero
era tomar el control del Comité Político y el Central del PLD ampliando la
matrícula y “ganando” la mayoría
utilizando los recursos del Estado. De
ese modo Leonel se convertiría en un presidente de papel sin poder de decisión
alguna, como en efecto.
El Comité
Político, en manos de Danilo, aprobó la modificación constitucional y ordenó
aprobar la reelección presidencial a la cual siempre estuvo opuesto afirmando
que para ello había que comerse un tiburón podrido sin eructar y echar los
escrúpulos al zafacón, cosa que hizo sin ningún miramiento.
Lo demás es
historia… los que dijeron que “ni muertos” votarían por la reelección, lo
hicieron.
Quirino, los
medios de comunicación y las encuestas, impidieron que los vientos soplaran a
favor del presidente del PLD que en ningún momento supo responder las
acusaciones del ex convicto, dándole visos de veracidad.
Al pueblo le
dieron Quirino en la mañana, al mediodía, en la noche y en la madrugada durante
el tiempo que los estrategas lo consideraron oportuno. Quirino daba entrevistas
complacientes y llamaba a los programas
de radio con absoluta libertad reclamando una deuda de 200 millones y dando
detalles de su relación con Leonel y su entorno. (¿Recuerdan el “consomé de
auyamas” que le ofrecía a Leonel?)
Cumplida la
misión, con Leonel en el piso y los vientos en su contra, Danilo tenía el
camino libre para el hachazo final. ¡Y le dio en la madre!, como dice el pueblo.
Quirino
desapareció. Se esfumó. Hace tiempo nadie lo ve. Hace mucho que no aparece. ¡Misión
cumplida! Como en la película, el hombre desaparece después de cumplir la
encomienda. Ya no reclama el pago de los
200 millones de pesos.
No dudo que los mismos
que lo trajeron una madrugada con la misión expresa de matar políticamente a
Leonel, le hayan pagado con creces la supuesta deuda. ¡Agradecimiento eterno a
Quirino!
Ganó Quirino. Y
mucho. Pero el que más ganó, sin duda,
fue Danilo Medina, hoy dueño absoluto del PLD y del gobierno, para
luego, si logra repostularse, intentar convertirse en
dueño del país mientras viva.
Lo digo de
nuevo: El país está a las puertas de una dictadura constitucionalizada,
militarizada y mediática.
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