Por JUAN T H
Para el Partido
Revolucionario Moderno (PRM) y su candidato presidencial Luís Abinader, el tema
del momento no es una virtual alianza con el muy disminuido Partido
Revolucionario Dominicano (PRD) y su presidente y candidato, Miguel Vargas, el
tema es la consolidación de la unidad interna, los trabajos en torno a la
construcción de la “Convergencia por un mejor país”, que están muy avanzados.
Dejemos que el
PRD y Miguel Vargas sigan desinflándose, que los dirigentes y aspirantes a
cargos congresuales y municipales continúen mudándose de casa política en busca
de sus objetivos personales, a sabiendas de que solo serán posibles sumándose
al PRM.
Nadie afila
cuchillo para su propia garganta. Los diputados y alcaldes que aún le quedan al
PRD, con aspiraciones legítimas de mantenerse en sus cargos, podrán lograrlo en
el PRM. Dudo que el PRD, por sí mismo, pueda lograr más de dos o tres diputados,
y más de cinco o seis alcaldes en todo
el país.
Si conviene o no
sumar a la Convergencia al PRD lo dirán los meses por venir. Ahora, es mi punto
de vista, sería contraproducente hacerlo, haría mucho daño dado el rechazo de
Miguel Vargas, sin dudas el político más repudiado y odiado, con razones de
sobra, en las bases del PRM.
En ese sentido,
lo más aconsejable es no proseguir debatiendo, por ahora, si es bueno o no una
alianza con el PRD de Miguel Vargas y sus socios económicos. De igual modo
considero que él o la compañera de boleta de Luís Abinader es tema de otro
momento. Las circunstancias dirán quién debe ser el o la vicepresidente. No hay
porque apresurarse.
Más importante
que la vicepresidencia y una posible alianza con Miguel Vargas es seguir de
cerca la crisis del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) producto de los
afanes reeleccionistas del sector que encabeza el presidente Danilo Medina que,
utilizando los recursos del Estado, pretende aplastar a los anti reeleccionista
que dirige el ex presidente de la República y presidente del partido, Leonel
Fernández.
Ese si es un
tema trascendente al que el observatorio político del PRM y el candidato deben
darle seguimiento día por día porque nos atañe a todos; al proceso electoral, a
la estabilidad y gobernabilidad de la nación.
Igualmente es
preciso mantener con firmeza posiciones opositoras frente al proyecto de ley de
partidos y organizaciones políticas que el PLD pretende que sea a su medida e
intereses; el tema de la Junta Central Electoral (JCE) y el Tribunal Superior
Electoral (TSE) hay que tratarlo seriamente porque –insisto- no constituyen una
garantía para unas elecciones libres, transparentes, equilibradas y justas. La
mayoría de los jueces que de ambas entidades están parcializados con el partido
oficialista.
El otro punto
que llama mi atención es relativo al programa de gobierno del PRM y la
Convergencia, base imprescindible de la unidad y la integración no solo de los
partidos aliados, sino de sectores empresariales, industriales, comerciantes,
sindicatos, federaciones y confederaciones de trabajadores, incluyendo las
entidades que agrupan a los profesionales del derecho, la salud, construcción,
cultura, etc.
El siguiente
tema es la selección de los candidatos congresuales y municipales. El PRM tiene
que actuar con tacto en ese sentido, pues la boleta tiene que llevar dirigentes
de otros partidos. La Convergencia no es el PRM aunque sea la fuerza principal
o la vanguardia.
Lo primero,
primero. No pongamos los bueyes detrás de la carreta. Así no se hace política,
así no se ganan las elecciones.
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