lunes, 2 de febrero de 2015

Conversando con la Izquierda -La Izquierda de hoy

Por Felipe Lora

Situaciones y calamidades  extremas, como las que existen y ocurren en RD ameritan o  exigen soluciones extraordinarias. Es hora de empoderarnos y cumplir con nuestro compromiso.

Hay quienes creen que, como izquierdistas, no hemos dado muestra de estar a la altura de nuestras responsabilidades.

Algunos nos acusan de que mostramos, con nuestra conducta, no sólo la falta de fe en el movimiento revolucionario, sino también nuestra resignación ante el actual estado de las cosas. Nos acusan de exhibir  conductas y actitudes que se asemejan más a la de un reformista que a la de un revolucionario.

Muchos de nuestros detractores sacan sus conclusiones basados en la versión burguesa del pasado reciente o en las descabelladas acciones de quienes, buscándose una senaduría o una alcaldía, se visten de revolucionarios buscando el reconocimiento de las masas, para luego destaparse como “uno más que usó la política para su propio beneficio”, desprestigiando aún más el movimiento izquierdista.

Quizás esta errónea percepción es el resultado de las innumerables embestidas que la izquierda dominicana ha sufrido, de parte de los que representan a los enemigos del pueblo.

Algunos nos critican, quizás, porque  ignoran los estragos por los cuales ha atravesado la izquierda dominicana desde la época de los cincuenta. Ignoran que  la izquierda actual, la izquierda de hoy, es el resultado  una izquierda que fue perseguida, exilada, encarcelada, torturada, traumatizada y  cruelmente  asesinada.
Quizás, nosotros mismos, nos hemos olvidado de que nuestros mártires vivieron en una época mucho más difícil. Vivieron en una época  donde el simple hecho de pertenecer a la izquierda o de ser abiertamente marxista, se convertía automáticamente en pena de muerte, como ocurrió con aquellos jóvenes que, por demostrar su devoción e incuestionable dedicación a la causa revolucionaria, fueron blanco de las embestidas del capitalismo opresor que se empeñaba en  “evitar” otra Cuba.

Sin embargo, esos acontecimientos no explican la falta de coincidencia  que existe entre los que hoy representamos a esos mártires. Al contrario, esos hechos deberían servirnos de inspiración para trabajar sin descanso por la consolidación del movimiento hasta convertimos en una opción de fuerza capaz de deshacernos de las escorias que nos detienen y, junto al pueblo, capaz de alcanzar el poder.

Debemos abrir el portal de las conversaciones francas y sinceras sobre nuestra realidad histórica. Debemos salir de nuestras guaridas y extenderle la mano a quienes, por sus acciones, se han posicionado a la izquierda del pueblo. 

Camaradas, situaciones y calamidades  extremas, como las que existen y ocurren en RD ameritan o  exigen soluciones extraordinarias. Comencemos la lluvia de ideas, recopilemos las que son innovadoras y factibles y con sangre nueva en la vanguardia, lancémonos a la difícil tarea de conquistar el apoyo del pueblo pues, sólo así, podremos terminar la tarea iniciada por nuestros mártires.


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