Estimados Diputados y Diputadas al Congreso Nacional
Estimados Alcaldes y Alcaldesas, Directores y Directoras
de Distritos
Representantes de Partidos y Organizaciones amigas
Elexido Paula, Presidente del Partido Humanista
Dominicano y directivos del PHD.
Dirección Nacional del Partido Revolucionario Moderno
Comisiones de los proyectos presidenciales del PRM
Coordinadores Nacionales y Delegaciones de
Ultramar de nuestro Proyecto Político.
Compañeros y compañeras
Amigos todos,
Hoy nos reunimos aquí con esperanza, en alegría y con el
justificado optimismo de que un cambio es ya posible en República
Dominicana. Un cambio que permita construir un país más justo,
más solidario y más incluyente para todos y todas.
Este renacer de la esperanza que sentimos hoy se debe en
gran medida a que ya tenemos nuestra nueva casa: El Partido
Revolucionario Moderno (PRM) que nació grande y mayoritario y que iremos
modernizando y perfeccionando para convertirlo en un instrumento
idóneo de acción política de la mayoría de los
dominicanos y dominicanas. Un partido nuevo que hereda los compromisos
históricos de José Francisco Peña Gómez con nuestra patria. Compromisos firmes
e innegociables en la defensa de la democracia, el desarrollo
sostenible y la justicia social.
El compromiso con esa Patria que queremos y con la cual
soñamos, donde la misión principal del Estado sería la de asegurar que la
condición de pobreza, el color de la piel, el ser hombre o mujer, niño o
envejeciente, la religión que se practique, la opinión política que se abrace,
la orientación sexual que se prefiera, las capacidades diferenciadas que nos
particularicen, no sean obstáculo o excusa para que toda persona reciba el
trato digno que por su simple condición humana merece.
Hemos establecido el Partido Revolucionario Moderno, con
la intención de presentar una propuesta que busca establecer una
nueva forma de gobernar el país.
Sin embargo, así como debemos asumir estos nuevos
compromisos, debemos rechazar y no permitir los errores del pasado que nos
alejaron del pueblo y de la mayoría de los votantes.
Nuestro liderazgo en el PRM será garante de la democracia
externa e interna, de la búsqueda de consenso, y de la
convivencia civilizada, y por ello rechazaremos definitivamente las
diatribas y discusiones estériles, las acciones antidemocráticas y
unipersonales que nos han mantenido tanto tiempo en la oposición, sin poder
servir a la nación.
Hoy día, el PRM aglutina prácticamente los
sectores más representativos en las lucha por la democracia de nuestro país y
por dominicanos y dominicanas de todos los estratos sociales que buscan
terminar con las prácticas corruptas que han envilecido la vida nacional.
Nuestros valores se inspiran en los mejores ideales de la
Socialdemocracia que buscan la creación de una nación democrática,
en la cual reine la libertad, la justicia y la solidaridad.
El PRM debe ser y será diferente, y una muestra de eso es
la presencia aquí, de una representación del proyecto presidencial de nuestro
apreciado y distinguido compañero Hipólito Mejía. Para él y su
delegación les pido un fuerte aplauso.
Señoras y señores, estoy plenamente consciente de la
coyuntura histórica y el rol que debo asumir. En el PRM hay y habrá una
competencia ejemplar, pero nunca división. De ésto pueden estar seguros los
Perremeistas y la sociedad dominicana.
Agradezco sinceramente a toda la dirección de nuestro
equipo político y a todos ustedes por confiar en nosotros y por construir este
formidable proyecto. También agradezco especialmente a los que, aun no estando
presente hoy con nosotros, contribuyeron decididamente a formar esta gran
maquinaria política.
Y a ustedes, este gran ejercito voluntario de hombres,
mujeres, jóvenes, trabajadores, empresarios, que conforman nuestra base
política en cada provincia, municipio, distrito, sección y paraje del país, les
pido que sigan actuando con firmeza, dedicación, disciplina pero también con
suma prudencia. Porque ustedes y el pueblo saben lo que han confirmado todas
las encuestas y sondeos: NO HAY DUDAS, MARCHAMOS SEGUROS HACIA EL TRIUNFO.
SE LOS DIRÉ PARA QUE TODO EL PUEBLO LO ENTIENDA. EN ESTA
PRÓXIMA CONVENCIÓN: “HAY QUE CLAVAR EL CLAVO SIN RAJAR LA TABLA”, como
sabiamente predicaba nuestro líder y principal fuente de inspiración, l José Francisco Peña Gómez.
Esa prudencia es necesaria porque no nosotros no solo
queremos lograr la candidatura del PRM y La Convergencia, sino
alcanzar en el 2016 la presencia de la República.
Amigos y amigas, esta candidatura, este proyecto político
no se trata de quitarte tu y ponerme yo, ni de cambiar el PLD por el PRM. Se
trata de hacer las cosas de manera diferente, de un plan de nación con los
mejores hombres y mujeres del país que levanten las anclas que mantienen a la
mayoría de nuestra gente en la pobreza.
Como ustedes sienten todos los días, nuestro país no anda
por buen sendero. La economía y la sociedad dominicana han creado riqueza, pero
negando a la gente del pueblo, a una mayoría de nuestra población la
oportunidad de acceder a una vida digna. Señoras y señores, crecimiento
económico no es desarrollo: por más que la economía haya crecido en nuestro
país, la pobreza, el alto desempleo y las ocupaciones precarias y de bajo
salario no ceden.
El liderazgo político y económico dominicano ha tenido
una enorme responsabilidad por la realidad actual. El liderazgo
fundamental del país le ha fallado a la mayoría porque no han
cumplido con su responsabilidad de hacer lo necesario para que la economía
funcione para la gente. De eso se trata, que la economía y el país funcionen
para las grandes mayorías.
Las cifras oficiales indican que en 2013, la economía
dominicana se duplicó en relación al año 2000. Sin embargo, hoy, más del 40% de
las dominicanas y los dominicanos viven en la pobreza, y ese 40% significa que más
de 4 millones de personas viven en condiciones de pobreza, cuando en el 2000
eran 2.6 millones de personas. Piénsenlo señores y señoras, duplicamos lo que
producimos, pero en vez de bajar, aumentó el número de personas que viven en la
pobreza.
Esto es simplemente inaceptable. Tenemos que cambiar el
rumbo, cambiar sustancialmente el actual modelo económico y
social.
En mi opinión, hay dos razones fundamentales por las
cuales el crecimiento económico no ha generado bienestar para la mayoría.
La primera es que no se están creando suficientes empleos
dignos, y la mayoría de los que se generan son inseguros y con salarios muy
bajos. Esto se debe sobre todo a que históricamente las políticas
gubernamentales han descuidado a los sectores productivos y no han priorizado
el empleo de calidad.
La segunda razón es que tenemos un Estado que no protege
a la gente y que no hace lo suficiente para que las personas desarrollen sus
aptitudes y aprovechen todo su talento y potencial como seres humanos creativos
y productivos.
Un buen estado de salud es indispensable para que, además
de ser productivas, las personas puedan aprender, desarrollar habilidades y
optar por las cosas que valoran ser y hacer en la vida. La salud no es un
asunto individual, nos pertenece e importa a todos y cada uno, y como tal,
debemos asumirlo como un tema de nación, con una intervención y
un liderazgo efectivo por parte del Estado, con una regulación
eficaz de los servicios, con una atención de calidad para la población
desprotegida, y con una verdadera labor de prevención.
En el caso de la educación, existe un amplio consenso en
que las capacidades productivas de las personas dependen en buena medida de lo
que aprendan y ejerciten, de la capacidad de razonamiento crítico y de las habilidades
que adquieran.
Para lograr que todos tengan un acceso igual a las
oportunidades, el esfuerzo del Estado es indispensable, proporcionando una
buena educación nutrición desde la edad más temprana posible -incluyendo las
estancias infantiles- hasta la educación para adultos.
Este objetivo será simplemente inalcanzable si no
contamos con mejores maestros y maestras, motivados, orgullosos de su
profesión, y respetados por todos, con métodos de enseñanza actualizados, con
materiales didácticos y tecnología modernas, y con padres, madres y comunidades
integradas en la formación de sus hijos. El país está todavía lejos de cumplir
estos deseos. El Pacto por la Educación establece los lineamientos generales a
seguir, ahora hay que hacerlos una realidad y trascenderlos.
Por otra parte, vivimos en una sociedad donde las
personas se sienten desprotegidas frente a la enfermedad, la vejez y la
discapacidad porque el sistema de seguridad social no ha sido implementado
adecuadamente, Lograr que nos protejamos unos a otros es un
componente indispensable para lograr una sociedad cohesionada.
Dominicanos y dominicanas, desde hace dos años, la
mayoría de las encuestas coinciden en que, conjuntamente el desempleo, la
criminalidad y la delincuencia representan los principales problemas que
enfrentamos. Los numerosos asaltos, robos y actos de sicariato alarman y
atemorizan a la población dominicana. Y con razón. La mayoría de los
dominicanos no se atreven a caminar solos por las calles de nuestras ciudades
de noche.
Lo que es peor, la gente ve con estupor y desconcierto
una creciente escalada de violencia y hechos delictivos que eran totalmente
desconocidos en nuestro país: asaltos armados a cárceles, sabotaje eléctrico,
atentado terrorista en el metro. Uno tiene el derecho a preguntarse: ¿Qué está
pasando? ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Dónde está el gobierno?
Conozco las medidas que han sido exitosas en otros países
para disminuir radicalmente la delincuencia. Y no les quepa duda alguna: si
llegamos al poder, las implementaré.
Señoras y señores, un tema de vital importancia para el
bienestar de nuestro país se refiere a la inmigración inducida y tolerada que
ha penetrado en nuestro territorio de manera irregular desde Haití. Las cifras
son alarmantes: se habla de cientos de miles de personas que laboran en el
campo y las ciudades sin poseer documentos de trabajo, ofreciendo su mano de
obra en condiciones laborales inferiores que han llevado al desplazamiento de
los dominicanos de importantes áreas de la producción nacional.
A través de los años, las autoridades se han hecho
cómplices de esta migración irregular, permitiendo su entrada masiva y
empleándola en las obras del Estado. Parte del sector privado también ha sido
corresponsable, empleando a los migrantes en la construcción, la recogida del
arroz o el café. Hay que poner un paro definitivo a esta grave situación y para
ello hay que actuar con seriedad y firmeza, pero siempre con estricto apego a
los derechos humanos de los migrantes.
Si llegamos al poder me propongo ordenar de una vez por
todo el tema migratorio: poniendo un paro a la inmigración irregular, mejorando
la seguridad y desarrollando la frontera dominicana, penalizando el empleo de
la mano de obra indocumentada, y negociando con el gobierno haitiano los
acuerdos que coadyuven a su solución.
Señores, nuestras instituciones principales no funcionan
porque el Estado dominicano funciona de manera precaria. Las altas cortes
fueron repartidas como botín político y éstas responden a los intereses
particulares. La corrupción sin castigo es la forma de pagar el clientelismo y
los favores políticos. Los partidos políticos se han convertido en un negocio
privado, buscando apropiarse de lo más precario y preciado: el presupuesto
nacional.
Este es el principal problema señores, un Estado
secuestrado por un pequeño grupo de personas y por tanto incapaz de resolver
los problemas que aquejan a la Nación.
Dominicanas y dominicanos: por un lado, tenemos que
cambiar la forma en que ha crecido nuestra economía y la forma en que se
distribuyen los ingresos para que la creación de riqueza no se quede en pocas
manos. Eso implica que la economía crezca generando muchos empleos de calidad y
con mejores salarios.
Por otro lado, tenemos que crear un Estado solidario, que
proteja a las personas, proveyendo servicios de calidad y garantizando que la
seguridad social funcione para todos.
Para hacer que la economía se expanda y se creen buenos
empleos, sobre todo para las nuevas generaciones, propongo que el desarrollo de
los sectores productivos industrial, agrícola y de servicios lo convirtamos en
una prioridad de Estado. Propongo diseñar e impulsar un nuevo andamiaje de
políticas para el desarrollo productivo, que incentive y promueva
prioritariamente dos cosas: el empleo y el avance tecnológico.
Hay que invertir mucho más recursos en salud de lo que se
invierte en la actualidad para mejorar significativamente la calidad de la
atención.
Resulta crucial asimismo que se reforme el sistema de la
seguridad social. El Estado no puede renunciar, como lo ha hecho, a su rol de
defensa de los y las afiliadas, y de garante de que el sistema funcione para la
gente.
Ninguno de estos propósitos será posible sino convertimos
primero el gobierno en una institución moderna, fuerte, tecnológicamente
competente y eficaz.
Propongo: perseguir tenazmente el enriquecimiento ilícito
de los funcionarios, fortaleciendo con los recursos y el respaldo necesario el
ministerio público y su Procuraduría Especializada de Persecución de la
Corrupción Administrativa (PEPCA); exigir la declaración jurada de patrimonio
de los servidores públicos y darle seguimiento a la veracidad de sus datos,
tanto al entrar al gobierno como al terminar sus funciones; transparentar la
gestión pública, así como los usos del presupuesto; y cumplir con las leyes de
función pública y de la administración pública.
Estoy convencido de que la corrupción no sólo deslegitima
al Estado, sino que además es un factor importante por el cual el crecimiento
económico no ha reducido la pobreza. Unos pocos se han embolsillado lo que el
pueblo produce y paga en impuestos. Si queremos que la gente
crea en el Estado, y si queremos que los recursos de todos sirvan para todos:
¡hay que acabar con eso!
Ésto lo haremos iniciando la transformación del Estado
dominicano, estableciendo un gobierno ágil y moderno que, cumplidor de las
leyes, pueda lidiar eficazmente con las exigencias que confrontamos en el mundo
de hoy.
Dominicanas y dominicanos. Estoy absolutamente convencido
de que es posible lograr un gobierno que distribuya con mayor equidad el
ingreso nacional; que luche sin cesar contra la corrupción, el clientelismo y
la impunidad; y que haga sentir al pueblo que la soberanía fluye de los
ciudadanos, y que ustedes son –simbólica, pero realmente- los propietarios del
Estado, el eje central de la autoridad.
No como ocurre ahora. Hoy la Corporación PLD se ha
adueñado de la política y el ciudadano ha sido reducido a un simple espectador
pasivo de su propia historia.
En los últimos años he recorrido el país palmo a
palmo. Desde Montecristi a Samaná, desde Pedernales a Higuey, desde Puerto
Plata a Santo Domingo, incluyendo nuestra frontera. He tenido la oportunidad de
conocer prácticamente todas las ciudades y parajes del país y de conversar con
dominicanas y dominicanos de todos los estratos y condiciones sociales y les
confieso que –escuchando- he aprendido mucho de ustedes.
Mi esperanza hoy es crear un gran movimiento social,
integrado por todos los ciudadanos y ciudadanas -en particular la juventud de
nuestro país que representa el 50% de la población- estableciendo mecanismos de
participación política y consulta permanentes a través de todo el territorio
nacional, con el objetivo de enfrentar la corrupción, la impunidad,
y los privilegios.
Buscamos, además, concertar con otros partidos y
movimientos sociales y formar una coalición ciudadana cuya visión de país
concuerde con la nuestra en una amplia convergencia, que como ola incontenible
nos lleve al poder para gobernar efectivamente para todo el pueblo
dominicano.
No tenemos, ni existe, una varita mágica, pero sí tenemos
el conocimiento y la decisión de buscar y recibir a los mejores hombres y
mujeres para gobernar juntos nuestra nación. El país puede
confiar que siempre actuaré con ética, honestidad y en
defensa del interés nacional.
A las mujeres que luchan a diario por educar a
sus hijos y colocar un plato de comida frente a ellos; al ciudadano que araña
todos los días para no caer de la clase media de vuelta a la pobreza; a los jóvenes
que no encuentran un trabajo digno por más que buscan; a todos ustedes, les
extiendo mi mano y les pido que me acompañen juntos a partir de hoy para
construir una patria de todos. Convencido estoy que unidos podemos transformar
el país.
Tengo una gran pasión e ilusión por servir a mi país; me
desgarra e indigna observar la pobreza, la delincuencia y la corrupción que nos
arropan. Me siento bendecido por la vida y como dominicano agradezco y amo a
este pueblo.
El futuro es hoy dominicanos y dominicanas. Para
cambiarlo es hoy, ahora.
Acompáñenme!!
¡Que Dios los bendiga a todos y todas! ¡Muchas gracias!
Compañero Abinader, estoy seguro de que las bendiciones del Señor estarán con usted en esa lucha titánica que nos espera para poder desplazar del poder a esa camarilla de cuatreros que tienen secuestradas las instituciones fundamentales para el desarrollo de nuestra nación. Que Dios lo ilumine en ese largo caminar.
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