Por JUAN T H
Los
principales dirigentes del Partido Revolucionario Moderno, Andrés
Bautista, Jesús –Chu- Vásquez, Hipólito
Mejía y Luís Abinader, entre otros, están hablando de un “consenso” para
escoger, mediante la contratación de tres firmas encuestadoras, al candidato
presidencial, algo que, como ya establecí en un artículo anterior, además de
absurdo, inaceptable y ridículo, es inconstitucional.
El
“consenso” de la cúpula viola la Constitución, la ley electoral y los propios
estatutos del PRM. Ese “consenso” es similar al que impuso Miguel Vargas en el
Partido Revolucionario Dominicano y que en gran medida motivó la división de
partido. Ese “consenso” es un salto al vacío, un retroceso impropio para una
organización que apenas acaba de nacer con el nombre de “revolucionario” y
“moderno”.
¿Si
Miguel lo hace está mal, es violatorio a las leyes y los principios, pero si lo
hace la cúpula del PRM está bien? En el
PLD Leonel Fernández y demás dirigentes del Comité Político secuestraron la
democracia interna y al partido. El PRM no puede hacer lo mismo, ni nada
parecido.
El
“consenso” no me ha gustado nunca y mucho menos en un partido político o en los
gobiernos porque suele ser resultado de una imposición de dictadores o de
cúpulas que le niegan el derecho a la gente. El “consenso” es de los de arriba,
no de los de abajo, que son las grandes mayorías.
Ninguno
de los que hablan de “consenso”, ni de “encuestas” tienen autoridad política,
moral, ni legal, para ignorar, de un plumazo, la voluntad popular que debe
expresarse libremente en las urnas en unas primarias democráticas.
Andrés
Bautista, Chu Vásquez, Geanilda Vásquez, Milagros Ortiz Bosch, Hugo Tolentino, César
Cedeño, Héctor Guzmán, Farú Miguel, Tony Peña Guaba, Orlando Jorge Mera,
Hipólito Mejía, Luis Abinader, Emmanuel Esquea,
Ivelisse Prats, Ana María Acevedo, ni ningún otro dirigente o líder,
pueden decidir por las bases del PRM. Ellos son los más llamados a proteger y
salvaguardar la democracia dentro y fuera del partido, como en efecto lo han
hecho muchos de ellos durante décadas a riesgo incluso de sus propias vidas.
No me
imagino a doña Milagros y doña Ivelisse, por ejemplo, respaldando un “consenso”
que viola la Constitución de la República, la Ley Electoral y los propios
estatutos y reglamentos. Tampoco me imagino a otros de los citados más arriba
en esa acción.
Me he
preguntado de quién diablos es la “idea” monstruosa del “consenso” para contratar
tres firmas encuestadoras que “elijan” el candidato a la presidencia de la
República.
No
estoy de acuerdo con el “consenso”, ni con las “encuestas”. Es un disparate de
marca mayor que enterrará, antes de nacer, al PRM. Desde ya estoy en rebeldía, dispuesto a formar un movimiento en contra de
esa barbaridad que viola mi derecho, y el de los demás, a elegir y ser elegido.
Me asociaré con la “sociedad civil”, con las fundaciones que luchan por los
derechos ciudadanos. Iré con ellos donde haya que ir: Al Tribunal
Constitucional, a la Corte Interamericana de los derechos humanos. En fin,
donde sea. Los amantes de la libertad y la democracia tenemos que oponernos con
fuerza a esa locura.
No al
“consenso”. No a las “encuestas” para imponer un candidato, no importa que se
llame Hipólito Mejía, Luís Abinader, Amaury Justo Duarte, Geanilda Vásquez o
cualquier otro. No a la falta de transparencia y democracia en el PRM.
El
“consenso” se logra con la convención. La “encuesta”, el voto universal de las
bases donde recae el poder del PRM para decidir quién será el candidato o la
candidata a la presidencia del país. Es la única manera de garantizar la unidad
y de fortalecer la Convergencia.
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