Por Luis Aníbal Medrano S.
La
economía del planeta está en una crisis donde los países, las llamadas potencias
mundiales están sintiendo en su adentro los efectos nocivos de esa crisis
económica a la que no escapada nadie.
Mucho,
es especial los cristianos y creyentes de profecías, dicen que esa crisis es inducida para la
creación de un sistema de moneda único para todo los países de la tierra, y a
veces cualquiera se convence de que será así por las actuaciones de muchos gobiernos
y de poseedores de fortunas inmensa que sus pasos parecen dirigidos a
concretizar o hacer realidad esa profecía.
Eso
tal vez tenga su parte buena y su parte
mala, pero si es para corregir la distorsión existente en la economía mundial,
bienvenido sea ese sistema, para que así se lleven de cuajo a una serie de
entidades y personalidades que bajo el supuesto amparo de las leyes cometen
atrocidades económicas y se roban con autorización el dinero de los pueblos
succionado por los Estados a través de los sistemas recaudadores de impuestos,
tributos y tazas y otras clases de invento para recaudar dinero.
Siempre
he dicho que las organizaciones no gubernamentales son un fiasco, un robo
disimulado, una gran estafa con autorización legal. Estas aseveraciones tienen
miles de ejemplo en todos los continentes, no se escapa uno a esa triste
realidad, no importa que tan rígido sea el sistema de gobierno, hacen caso
omiso a los procedentes judiciales que castigan los actos incorrectos en esa
línea de acción.
Lo
grave del caso es las llamadas ONG utilizan los estamentos de Estado, todas las
esferas sociales y por consiguientes utilizan a la población sin distinción de
estatus social para cometer su gran estafa encubierta.
Un
claro ejemplo de esto son las iglesias donde un individuo se cansa de ser
pobre, de trabajar, de ser dirigido, y de repente se engancha a pastor de una
secta religiosa, luego se separa de su congregación original para formar su
propia denominación y este señor inicia una carrera ascendente con el dinero
del pueblo, con el dinero del Estado, con el dinero que le quitan a la gente
bajo el alegato de que Dios ordena que hay que entregar el diezmo. Que
barbaridad, que gran estafa.
Otros
claros ejemplos existen en logias, federaciones, asociaciones, clubes, como
también en una larga lista de organizaciones dirigidas por políticos,
militares, policías y civiles que tienen un común denominador, el enriquecerse
por esa vía, vivir del cuento a costilla de una falsa, de robarse el dinero con
autorización.
No
hay dudas, miles y miles de millones se van por las alcantarillas de la
corrupción donde estos personajes son tan avaros, maliciosos, perversos, osados
y truqueros que no obstante estar actuando incorrectamente, ponen a trabajar a
sus servicios a personas y entidades y no cumplen con sus compromisos, alegan
falta de recursos cuando ya le han prestado el servicio. Jesús Santísimo, que
gran estafa.
En
conclusión, si esas grandes estafas
autorizadas no existieran, si esos bandidos con traje y corbata, sin esos
gorilitas con quepis, sin esos autodenominados serio (en todos los casos
masculinos y femeninos), la cosas marcharan mejor en termino económicos y moral
y no hubiera tanta burla a la dignidad humana con gente exhibiendo fortunas y
poder proveniente de una tipificación elitista el robo.
Ya
quisiera yo que El Barbú de allá arriba diera un ejemplo más directo y castigue
de forma ejemplarizadora a esos usurpadores de la riqueza de los pueblos y los
ponga de manera tal que se humillen, tal como ellos viven humillando.
Luis
Aníbal Medrano S.
Comunicador,
municipalista y político.
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