Por Isaac Terreno y Julio Alejo
Desde que asumimos el desafío de observar de
manera crítica el momento actual por el que atraviesa el asociativismo
municipal dominicano y sus actores, caracterizado por la inmersión en procesos
eleccionarios de la entidades asociativas de la municipalidad, lo hicimos
conscientes de que se había iniciado ya el proselitismo electoral, sobre todo,
por parte de las autoridades actuales en procura de reelegirse.
Desde ese momento, todo el accionar de estas
instituciones en la vida pública parecía marchar dentro de lo normal, incluso,
hace unos meses, algunos colegas hasta llegaron a pensar que a raíz de algunos
planteamientos emitidos en esta serie de escritos, que apuntan al
fortalecimiento del asociativismo, la pluralidad asociativa de la municipalidad
venia llevando a cabo procesos de acercamiento más allá de la mera lucha por la
distribución de los recursos. Esto, debido a que se suponía que las
interpretaciones constitucionales del Tribunal Constitucional Dominicano sobre
la administración local les había unificado en el propósito de materializar una
alianza estratégica para impulsar una propuesta de ley, entre otras acciones,
que dé al trates con la reforma integral del sistema de la administración
local.
De hecho, para algunas instituciones
asociativas como la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU) y la Liga
Municipal Dominicana (LMD), este esfuerzo conjunto representaba un gran paso de
avance en la dirección de reencontrarse con su responsabilidad social y hacer
un aporte relevante a toda la administración local, mostrando a la opinión
pública una solida cohesión interinstitucional materializada en la firma de un pacto
por la reforma integral del sistema municipal dominicano con aspectos
convenidos de manera escrita y otros concertados de forma soslayada, los cuales
nos reservamos el derecho de hacer mención para el momento oportuno.
Lamentablemente, el interés desmedido de
algunos directivos de la Federación Dominicana de Distritos Municipales
(FEDODIM) por mantenerse en sus cargos, los llevó a cometer una doble acción
que se concretizó en la promoción de un proyecto de ley de modificación
coyuntural y parcial de varios artículos de la Ley 176-07 del Distrito Nacional
y los Municipios, -que fue aprobado en el Senado la pasada semana- con la fina
intensión de que esto le sirviera como impronta y buque insignia para sostener
y mantener el ya montado proceso reeleccionista en dicha institución.
Es evidente, que quienes así actuaron no se
detuvieron un solo segundo a medir el impacto negativo que esto llevaría al
seno del asociativismo y la opinión pública, ya que para cualquier persona con
un mínimo de sentido común, esta acción constituye una mala jugada, un
despropósito, que aparentemente muestra a FEDOMU y LMD como dos instituciones
sorprendidas en su buena fe y no deberían de sorprenderse. Naturalmente, que
los esfuerzos por mostrar un asociativismo cohesionado detrás del cristal se
han desplomado y ha salido a relucir la verdad que ya había sido advertida en
la entrega número nueve de esta serie de artículos: desintegración del
asociativismo municipal.
De manera que, frente a las instituciones del
Estado y la sociedad en sentido general, el crédito público de estas entidades
pudiera verse afectado, si tomamos en cuenta que la reforma integral de la
municipalidad es el punto neurálgico del pacto que está pendiente por firmarse
con el Poder Ejecutivo, y ahora resulta que estas organizaciones ni siquiera
respetan los acuerdos que entre ellas mismas pactan.
Como en todo, una vez más se demuestra que las
pretensiones reeleccionistas rompen con el esquema democrático y se llevan
todos los avances institucionales alcanzados por delante, hasta la confianza
entre los actores.
Deben esperarse en lo adelante otras acciones,
que ya se están gestando, que sin duda alguna prometen poner en peligro lo poco
queda del asociativismo municipal dominicano y que serán colocadas en la mesa
del debate, a través de nuestros próximos esfuerzos.
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