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sábado, 1 de febrero de 2014

De las palabras a los hechos, Sr. Presidente



Por Elvi Paredes


Sr. Presidente y compañero, comparto la forma enérgica y patriótica, como usted puso en su sitio al  Primer Ministro de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Gonsalves, y cómo aprovechó el escenario, para dar a conocer al mundo, de los costos en que incurre la República Dominicana, al gastar miles de millones de pesos en servicios de salud y educación, para los haitianos, que muy bien pudieran estar siendo invertidos en el fortalecimiento del Poder Judicial, la construcción de centros penitenciarios  o apoyando los programas de reeducación de adictos, las Casas de Acogida, Hogares de Ancianos o microempresarios,  que tanto lo necesitan.

Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted admitiera de manera pasible, que viola nuestras leyes, para favorecer a ciudadanos extranjeros que NUNCA lo agradecerán.

Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que ante un foro de 33 naciones, visto por decenas de millones de personas, usted informara que el 80 por ciento de los empleos en el sector agrícola y la construcción, están ocupados por ilegales haitianos.

Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted informara al mundo como si se tratara de un logro para los dominicanos, que el sector turismo está siendo ocupado cada vez más, por la mano de obra haitiana.

Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que usted informara al mundo, que un gobierno suyo, se hace el desentendido, al momento de aplicar las leyes, y que un millón de haitianos, caminan como perro por su casa, sin cumplir con ninguna de las leyes que se establecen en nuestras normas migratorias, como lo hacen todos los países del mundo que se respetan, incluido Haití, donde ningún dominicano puede andar sin un pasaporte.

Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que  usted tenga una gran retorica de defensa de nuestra soberanía, y por otro lado, no otorgue los recursos que necesitan nuestras Fuerzas Armadas y la Dirección General de Migración, para que aplique la ley y detenga la entrada ilegal de ciudadanos haitianos, que impiden la competitividad del sector productivo, y ponen un freno al incremento del salario real de los dominicanos.
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que mientras usted pronuncia un discurso patriótico ante el mundo, -que valoro como positivo-, haya emitido un decreto que viola nuestras leyes  migratorias y la Constitución, prohibiendo las deportaciones de ilegales haitianos.

Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que funcionarios de su gobierno, negocien la nacionalidad y la soberanía nacional, ofertándolo al mejor postor, como si estuviéramos en venta, y negando los sacrificios del Patricio Juan Pablo Duarte, y de miles de dominicanos que han ofrendado sus vidas y bienes, por nuestra independencia.         
Lo que no comparto Sr. Presidente y compañero, es que siendo usted una persona enterada, astuta e inteligente, permita que el desarrollo de la República Dominicana, sea afectado, por el ingreso descontrolado de extranjeros, que ponen en peligro los objetivos de desarrollo que usted prometió para el beneficio de los dominicanos, no de unos cuantos empresarios agrícolas y de la construcción.

Sr. Presidente y compañero, su deber, su obligación como mandatario de todos los dominicanos, es trabajar para engrandecer la Patria, para que cada dominicano tenga un trabajo digno, una vivienda, servicios de salud de calidad, y un medio ambiente sano y protegido.

Sr. Presidente y compañero, el deber y la obligación del Estado y el gobierno que ostenta, es proteger nuestra frontera, para impedir el ingreso de ilegales, de drogas, de armas y de enfermedades que puedan afectar la salud de los y las dominicanas.

Esos aspectos de su discurso no los comparto Sr. Presidente y compañero, y se lo dijo por este medio, porque siempre he hablado claro y de frente. No como algunos que se dicen sus amigos, que  le pelan el diente hoy porque usted es el primer mandatario de la nación, y que cuando salga del gobierno, no le darán la mano.

Yo  luché por su candidatura, como peledeista, y también trabaje en el año dos mil, en la oficina de campaña que estaba ubicada en el sector de La Esperilla,  y seguiré siendo su compañero  cuando no sea presidente.

Sr. Presidente y compañero, su obligación como primer mandatario de la nación, es cumplir y hacer cumplir las leyes y nuestra constitución, Ni más Ni menos.
  

Y todas las medidas y acciones que tome su gobierno, deben estar dirigidas a promover el bienestar y la felicidad de los dominicanos, primero, ante todo, y por encima de todo. 

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