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sábado, 4 de enero de 2014

Tumban en Santiago casa declarada Patrimonio Nacional

Réquiem por la casa de Teodoro Gómez

Por Edwin Espinal 

Entre el 26 y el 27 de diciembre de 2013, a poco más de quince días de haberse celebrado el Día Nacional del Patrimonio Cultural, fue destruida la casa que fuera propiedad del restaurador Teodoro Gómez, ubicada en la esquina de las calles Dr. Eldon y Cuba del sector Los Pepines en Santiago. Esquinera, con techo de zinc a cuatro aguas y mampostería de ladrillo, sobre los vanos rectangulares de sus puertas, distintivos huecos circulares permitían la ventilación y la iluminación interna. Por decreto No.172-91, del 29 de abril de 1991, el Poder Ejecutivo la había declarado Patrimonio Nacional. Exponente arquitectónico importantísimo, era una de las dos únicas sobrevivientes al incendio de la ciudad durante la Guerra de la Restauración en 1863. Tenía pues más de 150 años. Su demolición, en teoría, era impensable. Pero no fue así. 

En sustitución de la misma, el ayuntamiento del municipio construirá un multiuso y facilidades para el club de baloncesto de la barriada, el CUPES. Si bien la Constitución de la República establece el derecho al deporte, la recreación y la educación física como un derecho fundamental de toda persona, ese mismo texto consagra igualmente con el mismo rango el derecho a la cultura y reconoce que el patrimonio cultural de la nación será salvaguardado por el Estado, que garantizará su protección, conservación, restauración y puesta en valor. La Ley No.176-07 sobre el Distrito Nacional y los municipios, siguiendo la orientación del legislador constitucional, señala que dentro de las competencias que los ayuntamientos podrán ejercer en forma compartida o coordinada - aquellas en las que, en su ejercicio, a los diferentes entes de la administración pública le corresponden fases sucesivas o concurrentes - están las correspondientes, en específico, a la promoción de la cultura, el deporte y la recreación (Art.19, párrafo I, literal f). Si la cultura y el deporte aparecen como derechos que en forma hermanada deben auspiciar los ayuntamientos con otras instancias del Estado - en este caso el Ministerio de Cultura - y si estos tienen a la vez como competencia propia y exclusiva la preservación del patrimonio histórico y cultural de sus municipios (Art.19, literal h), es inaudito que el cabildo de Santiago haya favorecido la desaparición de un inmueble patrimonial de factura única y restara a Santiago otra pieza fundamental de su memoria construida, justo en uno de sus enclaves barriales más antiguos y tradicionales. 

Y máxime cuando la sala capitular creó en 2006 un Consejo para el Desarrollo del Centro Histórico de Santiago, del que forman parte, como vicepresidente y miembro, respectivamente, el alcalde y el presidente del concejo de regidores, y que tiene entre sus objetivos implementar acciones en pro de la mejoría de ese perímetro (Artículo Cuarto resolución No.2760-2006). ¿No podía preservarse el inmueble y ser integrado al multiuso deportivo? ¿No había otro espacio para este último dentro del mismo barrio? ¿Por qué no se pensó en reubicar el multiuso y consolidar lo que podía conservarse de la edificación y dedicarla a un proyecto igualmente de beneficio comunitario y de este modo preservar la escala urbana de la zona? ¿Se desconocía su valor histórico-arquitectónico? ¿Qué costaba consultar previamente a la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental del Ministerio de Cultura?

Ni los propietarios del inmueble, ni ninguna administración municipal ni el Ministerio de Cultura se interesaron en preservarlo, pese a ser un mandato fijado en las leyes 318 de 1968, 492 de 1969 y 41-00 de 2000. Aquel conjunto pintoresco que remataba la perspectiva sur de la calle Cuba, junto a la sombra de un frondoso flamboyán, que fue motivo de inspiración para pintores y poetas y que bien pudo haber formado parte de una ruta histórico-arquitectónica de un Santiago que pretende ser destino turístico, ya no existe, por el auspicio, nada más y nada menos, que de la instancia que debió haberlo potenciado como valor cultural. Esta acción perfila aún más el carácter caricaturesco del Centro "Histórico" de Santiago, que puede exhibir, puestas en valor, escasas muestras de su patrimonio construido, y que ha sido afectado, especialmente en las dos últimas décadas, por un acelerado proceso de deterioro, intervenciones desafortunadas, modificaciones sin control ni sanción y salida masiva de residentes.

Las edificaciones patrimoniales forman parte de toda oferta turística que tenga entre sus fundamentos la explotación de activos culturales, pero al parecer, la rehabilitación de los valores arquitectónicos del pasado santiagués no forma parte de la visión de ese Santiago que desea atraer visitantes que, a través del conocimiento de su historia, activen su vida económica y favorezcan consecuentemente la calidad de vida de sus habitantes. Parece olvidarse que la Ley No.1-12, que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo, tiene entre sus líneas de acción la recuperación, protección y proyección del patrimonio cultural tangible de la nación; propiciar su valoración como parte de la identidad nacional y el potencial productivo del país, así como desarrollar una oferta cultural que aporte atractivos para la actividad turística.
Este último ejemplo y el camino trillado hasta ahora nos dejan como únicas opciones tomar fotografías de lo que poco que va quedando y comprar aldabas y transoms, para lucirlas como únicos testimonios de épocas respecto de las que se ha decidido no dejar rastro alguno en pie.

Ordenan reconstruir casa de general

La Dirección Nacional de Patrimonio Monumental ordenó al cabildo local la reconstrucción de la casa del general restaurador Teodoro Gómez. En una carta enviada al alcalde de Santiago, Gilberto Serulle, Patrimonio Monumental indica que deben cesar los trabajos que realiza el ayuntamiento desde el 26 de diciembre en el solar donde estaba la vivienda.

"Esta casa pertenecía al general Teodoro Gómez, sobreviviente al incendio de Santiago durante la Guerra de la Restauración en 1863 y declarada patrimonio Nacional mediante decreto número 172-91 del 29 de abril de 1991", expresa la carta.

La misiva indica que la destrucción de ese inmueble se realizó sin el consentimiento de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental. "Vista su categoría de patrimonio nacional y dado que fue derribado de forma clandestina, corresponde que sea reedificado bajo la orientación de la Dirección Nacional de Patrimonio Nacional".


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