Por JUAN T H
La división del
PRD es un hecho.
El punto es
quien se queda con el nombre.
Es más que
evidente el apoyo económico, político y
judicial del gobierno al sector minoritario que encabeza Miguel Vargas.
Es una cuestión
de carácter estratégico que tiene que ver con la gobernabilidad y la
permanencia en el poder del PLD, hoy con Danilo Medina, mañana de nuevo con
Leonel o con cualquier otro.
El PLD no se
imagina fuera del gobierno porque una parte importante de sus dirigentes
terminaría con sus huesos en la cárcel por corrupción. Bastaría con que un
gobierno decente le aplicara el artículo 146 de la Constitución que obliga a
los funcionarios, entrantes y salientes, “probar el origen de sus bienes, antes
y después de haber finalizado sus funciones o a requerimiento de la autoridad
correspondiente”, cosa que nadie hará.
Durante la
campaña electoral el ex presidente Leonel Fernández gastó cientos de miles de
millones de pesos para impedir el triunfo de
Hipólito Mejía porque se negó, una y otra vez, a negociar impunidad.
(¡Yo fui testigo de excepción!
De Hipólito
haber ganado, tanto Leonel como sus colaboradores más cercanos, sindicados como
corruptos, estarían la justicia explicando la procedencia de sus bienes. Con Hipólito
se acabaría el “borrón y cuenta nueva”. Los corruptos irían a la cárcel. ¡Sin
dudas!
Hipólito no era
“el cambio seguro” para los corruptos. Al contrario, era el camino hacia la
cárcel y la expropiación de bienes para ser devueltos al Estado, de donde
salieron, incluyendo los de la Fundación Global, “cuerpo del delito”,
patrimonio del pueblo dominicano porque salió de sus entrañas empobrecidas.
Leonel le envió
a Hipólito varios emisarios durante la campaña electoral. Pero no vacilaba en
negarse a negociar valores y principios éticos. Decía con frecuencia, que
prefería no volver a la presidente si tenía que hacerse el loco y cerrar los
ojos ante el tsunami de corrupción que devastó las riquezas nacionales.
Es dentro de ese
contexto de honestidad política del candidato del PRD, que entra Miguel Vargas
y su grupo al escenario de la traición contra su propio partido haciéndole un
daño terrible a la lucha contra la corrupción, al sistema político y a la democracia, porque ahora estamos a la
puerta de una dictadura de partido único.
Miguel es hoy un
sirviente de Leonel, su lacayo favorito. Su socio. Ya no puede dar marcha atrás
porque entró en una centrifuga irreversible. El pueblo y la historia lo
juzgarán por su traición.
El PRD,
verdadero, el que cuenta con la mayoría
de sus militantes, viejos y jóvenes, no es el que encabezan Miguel, Leonel y
Danilo. Ese es el PRD de los esquiroles, de los traidores, de los que merecen
el repudio absoluto de la gente honesta y decente de este país que hoy pagan la
consecuencia de la traición con más impuestos, más miseria y más corrupción.
El PRD está
dividido. Lo dividieron Leonel, Danilo y Miguel. No hay marcha atrás. Es como dijera el padre
Rosario, “que cada cual escoja su camino”. Que Miguel se inscriba en el PLD y
en la Fundación Global y deje al PRD
tranquilo, que más daño no puede hacerle.
PD: Mientras no
se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos
dominicanos seremos siempre víctima de sus maquinaciones. Juan Pablo Duarte.
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