Algunas consideraciones sobre la nueva
medición de pobreza y la política social
Por Miguel
Ceara-Hatton
Inicio estas
consideraciones sobre la política social y la nueva medición de la pobreza, felicitando
el trabajo realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) al coordinar
y poner a disposición de la población un nuevo instrumento oficial de medición
de la pobreza. Felicito también al Ministerio de Economía y al Sr. Antonio
Morillo por el esfuerzo en sistematizar los indicadores sociales, los cuales
son de mucha utilidad y proporcionan una batería de indicadores ordenados que
permiten comprender mejor la realidad social y económica del país.
El nuevo instrumento
calculado es la línea de pobreza Oficial, la cual sirve para determinar la
pobreza monetaria. Esta se define como la insuficiencia de recursos monetarios
para adquirir una determinada canasta de consumo mínimo socialmente
satisfactoria. A junio del 2012, el ingreso promedio de pobreza era de RD$4,324
por persona y el ingreso de extrema pobreza, aquel que solamente cubre los
alimentos era de RD$1,915. Como el tamaño promedio de los hogares dominicanos
es 3.7 miembros, entonces el ingreso de un hogar que esté por debajo de
RD$16,000 se considera pobre y si está por debajo de RD$7,086 está en extrema
pobreza.
Obviamente si
una familia tiene 5 miembros, que es el tamaño promedio de los hogares más
pobres (el 20% de los hogares más pobre), requerirá RD$21,622 y el ingreso de
extrema pobreza será de RD$9,576.
¿Cómo se calculó
el costo de la canasta?
A partir de la
Encuesta de Ingresos y Gastos realizada en 2007 por la ONE, la cual determinó que
las familias compran un total de 2,638 bienes y servicios diferentes de los
cuales 902 son alimentos y a partir de una serie de técnicas estadísticas se
seleccionan aquellos bienes que reflejan los hábitos de consumo y que tienen
más representatividad en los gastos, lo cual se asocia a las normas de consumo
calórica de la población por edad, hasta calcular un valor medio.
El concepto de
ingreso de pobreza no puede confundirse con el publicado por el Banco Central
del “Costo de la Canasta Familiar por Quintiles”. Este se refiere al gasto
promedio de un hogar clasificado por quintiles. Los bienes se seleccionan en
función de su representatividad en el gasto y el costo se presenta por los
quintiles de hogares. Es decir, el total de hogares se dividió en cinco grupos
de igual tamaño ordenados por el valor del gasto, así el quintil 1 es el 20% de
los hogares más pobres y tiene un costo de la canasta familiar de RD$11,315, el
20% siguiente de los hogares tiene un costo de RD$16,314 y así sucesivamente.
El costo de la canasta media es RD$25,439 a junio de 2012.
Es de notar que
hasta tanto no vuelva hacerse una nueva Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos
de los Hogares (ENIGH) los movimientos en el ingreso de pobreza monetaria
general y extrema así como en el costo de la canasta familiar reflejan
exclusivamente la variación del nivel de precios. Si la inflación sube o baja
así mismo se moverán estos valores.
De los datos
recién publicados de la “línea oficial de pobreza” en el país se pueden sacar
algunas conclusiones:
1) En 2011, hay 4 millones de personas en condiciones de
pobreza, el 40.8% de la población y no el 31.6% como el propio Gobierno había
calculado previamente con la anterior metodología.
2) Hay 1 millones de persona en pobreza extrema en 2011 es
decir el 10.4% y no 8.8% como se había calculado previamente con la metodología
anterior.
3) Entre el 2000 y 2011 se distinguen 3 momentos:
a.
La situación pre-crisis
(2000-2002) cuando la pobreza estuvo en 32.5% según el nuevo indicador.
b.
La crisis del
fraude bancario (2003-2005) cuando la pobreza sube 46.3% con un pico en 2004 de
49.8%.
c.
La situación
post crisis hasta la actualidad, llegando en los dos últimos años a alrededor
de 41% de población pobre.
Creo conveniente hacer algunas consideraciones sobre
el impacto de la crisis bancaria sobre la pobreza y entender su carácter
episódico y no permanente como la “cháchara política” ha argumentado. El impacto de la crisis bancaria sobre la
pobreza era muy difícil evitarla por la misma naturaleza de la crisis: un
fraude bancario del sector privado del orden del 20% del PIB en menos de un año.
Es la única crisis de la economía dominicana en donde están identificados los
responsables a través de la sentencia de un juez y están en la cárcel a pesar
del esfuerzo de algunos estamentos del gobierno por liberarlos.
La arquitectura de ese fraude bancario empezó a
gestarse 12 años antes de que estallara la crisis. La crisis iba reventar el
día que lo hizo, antes o después porque no era posible sostener al banco más
grande (por mucho) del sistema con unos activos sobrevaluados y cuyos
compromisos se pagaban con nuevos depósitos.
El origen de esa crisis estuvo en la falta de
supervisión bancaria de las autoridades monetarias y financiera de la década
anterior a la crisis, lo que refleja la debilidad de las instituciones del
Estado y los niveles de complicidad del sistema político. El fraude de Baninter
y de los otros bancos tiene mucha similitud con la “crisis del salami”: ambas crisis reflejan
la debilidad institucional del Estado Dominicano. Instituciones que no
cumplieron con sus funciones, reguladores que no regularon, empresarios deshonestos
y un sistema político indolente, complaciente, cómplice y que promueve la impunidad frente a las necesidades de la
población. Afortunadamente hay sus excepciones como Pro-Consumidor en el caso
del salami.
La salida de la
crisis bancaria ofrecía esencialmente tres alternativas:
a) No hacer nada y dejar que todo el sistema bancario
quebrara. La consecuencia de esta opción ni la considero pues sería la pérdida
total del ahorro y del sistema de crédito del país.
b) Hacer un “corralito” devolviendo los depósitos de más
de RD$500 mil con papeles y redimibles a largo plazo. Confieso que era
partidario de esa opción, el riesgo era que se produjera un retiro masivo en
los otros bancos por el miedo de los depositantes y se quebrara el sistema
bancario. Del tema del “corralito” se habló mucho en la época, más como amenaza
que como opción para salir de la crisis.
c) Lo que se hizo, pagar a los depositantes la totalidad de
los depósitos en cuyo caso se creó una expansión monetaria que generó
devaluación, inflación y pobreza.
En definitiva
cualquier salida era mala en términos de pobreza, ya que la pérdida era un 20%
del PIB y fue una pérdida generada en menos de un año. Afortunadamente no era
una crisis causada en el aparato productivo y que se podía corregir fundamentalmente
con política monetaria (para incidir sobre la inflación y devaluación) y
reorganizando al sector financiero. Tan pronto se corrigió la expansión
monetaria, la pobreza cayó porque se estabilizó la inflación y mejoraron otros
indicadores de depresión y recesión económica.
De manera que la
crisis del 2003-2004 es un episodio aislado que se corrigió fundamentalmente
con la política monetaria y con crecimiento del PIB y por lo tanto no refleja
las fuerzas reales que crean pobreza en RD. Para buscar esas fuerzas reales hay
que aislar el fenómeno de la crisis comparando la situación pre-crisis con la
situación post-crisis, en particular después de haber transcurrido 7 años haber
registrado un crecimiento de 7% promedio anual y una inflación de 6.4% anual.
¿Que ha pasado?
Tomando como
referencia el comportamiento de la población intercensal, aplicándoles las
nuevas tasas de incidencia de la pobreza y comparando los promedios pre-crisis
2000-2002 y la situación actual (2010-2011) se observa que:
a)
La incidencia de
la pobreza general se multiplicó por 1.27 veces y la pobreza extrema por 1.31,
entre los años pre-crisis y la situación actual.
b)
La población en
pobreza general aumento en 1.2 millones de personas entre el período pre-crisis
y la actualidad, la pobreza extrema en 338 mil y la población total en 1.1
millones, esto significa dos cosas:
·
La política
social ha sido ineficaz o nula, reduciendo la pobreza general cuando se compara
la situación pre-crisis y la situación actual, ya que no la redujo y ni
siquiera la pudo contener en el crecimiento vegetativo de la población. En
efecto, la tasa de crecimiento acumulativa anual de la población fue de 1.5% entre
el período pre-crisis (2000-02) y la situación actual (2010-11), lo que implica
que si la política social hubiese limitado a la pobreza general al crecimiento
de la población, al final del período debió haber una incidencia de la pobreza
general de 34% y no de 41.2% como efectivamente se registró con un crecimiento
acumulativo anual de 4.6%, es decir debió haber casi 800 mil personas menos.
·
No solamente no
se pudo reducir y contener la pobreza, sino que la cantidad de personas en esa
condición aumentó en 100 mil más cuando se le compara con el aumento total de
la población.
En síntesis, la pobreza monetaria lo que mide es
fundamentalmente el efecto de la inflación y del crecimiento económico sobre la
situación de pobreza y la evidencia lo que indica es que en el período
inmediatamente post crisis actuó la política monetaria bajando la inflación lo
cual se combinó con el crecimiento del PIB. Es decir, tan pronto la política
montería actuó para recoger la emisión monetaria postcrisis se extinguía este
motor de creación de pobreza. Superado el episodio de crisis bancaria, manteniendo
bajo control la inflación y con un acelerado de crecimiento económico por 7
años, la situación de pobreza no mejoró comparada con el periodo pre-crisis,
por el contrario empeoró, haciendo que las personas en condiciones de pobreza
aumentaran más que la población total creando un crecimiento sin inclusión
social y haciendo evidente la ineficacia de la política social que se convirtió
básicamente en un instrumento de clientelismo político. Esa es una herencia
lamentable.
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