Por Miguel Ángel Cid Cid
Sin embargo,
esa prodigiosa capacidad viene de lejos. Ramón María de las Mercedes de
Campoamor, poeta español, lo dijo a mediados del siglo XIX, en el poema: “Las
dos linternas”.
— Y es que
en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color /
del cristal con que se mira.
Veamos varias
anécdotas sobre el particular acontecidas en el país en épocas diferentes.
Corría el año
1994, se desarrollaba la campaña electoral para elegir síndicos (ahora
alcaldes), regidores, diputados, senadores y el presidente y vicepresidente de
la República. El PRD llevaba a cabo un mitin en la Av. Las Carreras, a la
altura del Monumento a los Héroes de la Restauración.
Tony Raful
animaba en la tarima, hacia magia para encender las emociones de los presentes.
Él tenía que arrancarles los aplausos para los líderes que iba llamando a subir
al escenario uno por uno.
Uno de los
invitados a subir aprovechó para acercarse a Raful con el propósito aparente de
saludarlo. En verdad el dirigente quería decirle que cientos de prerredeístas
venían en camino para integrarse a la multitud.
Pero Tony
Raful, un veterano animador, vio en la información una oportunidad de oro para
enardecer los ánimos de la concurrencia. Él se quedó tieso, en silencio rotundo
por varios segundos. La multitud estaba en suspenso. Luego, de manera
repentina, el poeta levantó su mano derecha, señaló con el dedo índice hacia
abajo, en dirección al rio Yaque. El gentío lo seguía con la mirada. Entonces
dijo:
— Mírenlos allá donde vienen, parecen un mar
de gente, como si el Yaque Dormilón hubiera despertado para inundar la ciudad
pueblo arriba. Allá vienen los compañeros de la Otra Banda, Baracoa y la Joya
encabezados por nuestros líderes locales. Vienen por la Av. Hermanas Mirabal,
cruzando la calle General López (hoy Av. Antonio Guzmán Fernández).
Cipriano
Martínez, el afamado Ciprimar, locutor y abogado santiaguero, observaba la
actividad con discreción. Pero cuando escuchó la arenga de Raful se quedó
espantado, luego de recuperar el aliento dijo:
— ¡El
dianche! Parece que el poeta Tony Raful, además de vista veinte-veinte también tiene
lengua treinta-treinta.
Quienes
conocen el área comprendida entre la tarima del mitin y la Av. Antonio Guzmán,
saben cuan imposible es ver lo que pasa de un extremo al otro. Pero la
agitación bloquea la razón.
Francisco
Domínguez Brito —años después— denuncio lo que se conoce como el fraude del
palito. Entonces candidato a senador por el PLD. Él vio clarito como los
perredeístas de Santiago le ponían un palito alante al total de votos ganados por
ellos. Es decir, si en el acta “X” el PRD tenía 67 votos, con el palito alante
se leía 167 votos.
Se reunieron
delegaciones de los dos partidos con los mejores especialistas de la JCE y
observadores internacionales, pero nadie más pudo ver el dichoso palito.
La Operación
13, el supuesto fraude de más de 500 millones de pesos en la Lotería Nacional
se destapó en 2021. Entre los primeros implicados había unos ciegos que parece,
no les hacen falta los ojos para ver. Se dice que veían más de la cuenta.
Pero el récord
en emplear la agudeza de miras lo ostenta el Dr. Leonel Fernández Reyna,
expresidente de la República Dominicana y líder de la Fuerza del Pueblo. Por
ejemplo, en el 2019 divisó un algoritmo en las primarias del PLD que solo
afectaba su precandidatura. Ni tan siquiera los técnicos más duchos lograron
detectar el supuesto fraude.
En las
elecciones municipales de febrero pasado el exmandatario detectó el método
utilizado por el PRM para inducir la abstención electoral. El mismo algoritmo,
pero menos tecnológico.
Ahora él se
apresta a denunciar el fraude que se hará en las elecciones del próximo mayo
19. Lo vio antes de que sucediera.
Fernández es
capaz de distinguir el más mínimo acto de corrupción cometido por los
funcionarios del actual gobierno.
Pero hay algo
que el León desvencijado nunca ha logrado ver. Por mucho esfuerzo que haga, a
él le ha sido imposible divisar los actos de corrupción cometidos por los
funcionarios durante los doce años en que él fue presidente.
Para que la
resaca sea menos traumática, en resumen, a los ciudadanos solo les queda estar
chivos con lo que se dice en campaña electoral. Porque “fueran mentira o
verdad” todo es relativo.
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