Por Miguel Espaillat Grullón
Simple y llanamente, la presente
publicación es para informar a mis lectores y al mundo, que haciendo uso de mis
derechos ciudadanos universales, consagrados en “La Declaración Universal de Derechos
Humanos”, le he enviado una carta a António Guterres, secretario general de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), y al papa Francisco para
solicitarles encarecidamente declarar como crímenes de lesa humanidad varias
acciones de los poderes fácticos mundiales, que por lo destructivo y atroces
que resultan para el género humano y su hábitat, también deben de ser incluidos
en el listado de crímenes contra la
humanidad. El texto de esta carta es el
siguiente:
Su Santidad Papa Francisco
Señor Antonio Guterres, secretario
general de la ONU
Distinguidos ungidos de Dios y de los
hombres para ocupar tan altas posiciones.
Quien suscribe, Miguel Espaillat
Grullón, se dirige a ustedes haciendo uso de mis derechos humanos universales,
consagrados en “La Declaración Universal de los Derechos Humanos” proclamados
por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 10 de diciembre de 1948.
Acudo a ustedes con este recurso escrito
para solicitarles encarecidamente hacer todo lo de lugar, para que sea aprobado
oficialmente en el seno de la ONU todo lo planteado en los acápites A, B, C, D,
E, F, G, H e I, de esta misiva.
Estimado Papa Francisco y Antonio
Guterres, Secretario General de la ONU.
Como ustedes muy bien saben, se consideran crímenes de lesa humanidad o
contra la humanidad todas las atrocidades y delitos de carácter inhumano que
forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población
civil, cometido para aplicar las políticas de un Estado o una organización.
El Estatuto de Roma de 1998, hasta la
fecha, ha tipificado en 11 los crímenes de lesa humanidad, a saber estos son:
El asesinato por homicidio intencional, el exterminio total o parcial de una
población, la esclavitud, la violación y demás actos de violencia sexual grave,
el traslado forzoso de población, la tortura, las detenciones arbitrarias, la
desaparición forzada, la persecución de determinados grupos de la población, el
apartheid o segregación racial, y en general todos aquellos actos cometidos con
la intención de causar grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la
integridad física o la salud mental o física de las víctimas.
Si se revisan esas once declaraciones,
llegamos a la conclusión, de que el guarismo de ese listado de crímenes de lesa
humanidad hay que aumentarlo para ponerlo acorde con los tiempos que estamos
viviendo, principalmente modificar el capítulo concerniente a la guerra, pues
después de estudiar el Estatuto de Roma vigente nos damos cuenta que dicho
estatuto sólo norman los principios y conductas a regir en una guerra, pero que
no las prohíbe, por ende, no la cataloga como un crimen de lesa humanidad. Y se da el caso, que ya los seres humanos
hemos llegado a un punto en que reconocemos que las guerras, por sus
atrocidades, tienen que ser declaradas como un crimen contra la humanidad.
Para lograr este objetivo, que de
cumplirse evitaría tantos sufrimientos a la humanidad, como también destrozos
al planeta, me dirijo por medio de esta carta a usted Papa Francisco y a usted
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, para solicitarles emplearse a
fondo para que sean reconocidos oficialmente como crímenes de guerra los actos
y acciones que produzcan atrocidades al género humano y al planeta, como las
que ocasionan las guerras y otras acciones perversas del hombre. Por eso es urgente las declaratorias
siguientes:
A - Declarar como crimen de lesa humanidad
las guerras y la fabricación y acumulación de armas de destrucción masiva y de
armas convencionales con capacidad destructiva semejantes a las que producen
las anteriores.
B - Declarar como crimen de lesa
humanidad los imperialismos de cualquier tendencia.
C – Declarar como crimen de lesa
humanidad los golpes de estado a los gobiernos legítimamente constituidos por
sus nacionales.
D – Declarar como crimen de lesa
humanidad los embargos, los bloqueos económicos y financieros, las
incautaciones de bienes (dineros y propiedades) que los imperialismos ejercen
sobre las naciones más débiles, como si fuera un derecho adquirido por mandato
divino.
E – Declarar como crimen de lesa
humanidad el saqueo de los recursos naturales de una nación poderosa a otra
nación ostensiblemente más débil.
F – Declarar como crimen de lesa
humanidad el narcotráfico.
G – Declarar como crimen de lesa
humanidad el robo de fondos y bienes públicos por parte de los gobernantes y
funcionarios públicos de las naciones.
H – Declarar como crimen de lesa
humanidad la explotación laboral y el enriquecimiento ilícito.
I – Declarar como crimen de lesa
humanidad toda acción u omisión que contribuya al calentamiento global.
Todas estas acciones perversas les
causan a los pueblos hambre, pobreza, desolación, enfermedades, muertes,
destrucción de las infraestructuras físicas y de su medioambiente. Esto deviene en provocar sufrimientos
extremos, paralización del desarrollo de las naciones e impedir su progreso
material y espiritual, lo que corta de cuajo la posibilidad de que la felicidad
sea un bien a disfrutar por el género humano.
Las aludidas declaraciones, para que no
sean letras muertas, deben ser vinculantes y de cumplimiento obligatorio por
parte de las naciones miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
so pena de que el país infractor se haga reo de un conjunto de sanciones
previamente establecidas para tales fines.
Sus eminencias papa Francisco y António
Guterres: estas peticiones las hago en nombre de toda la humanidad cansada de
las tantas guerras y de los tantos desmanes de los imperios y otras
dictaduras. En consecuencia, todas las naciones
del globo terráqueo esperan de ustedes, que desde sus altas jerarquías asuman
como suyas esta causa de los hombres y mujeres que rechazan con vehemencia las
guerras y toda clase de dictaduras,
principalmente las de los imperios, por los saqueadores que son; y que al
efecto, procedan con las diligencias de lugar, para que se erradique de sobre
la faz de la tierra, estas plagas apocalípticas, que sólo traen consigo,
derramamiento de sangre, llantos y lágrimas, hambrunas, millones de refugiados,
pestes y plagas, siembra de odio, sufrimientos indecibles, desolación,
destrucción recurrente e infinita, y muertes sin fronteras, lo que adjunto al
desastre ecológico en aumento, hará imposible la vida sobre nuestra
tierra.
Sin más, vuestro servidor
Miguel Espaillat Grullón
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